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Sin Reglas

Sin Reglas

Status: En proceso
Genre:Amor-odio / Diferencia de edad
Popularitas:6.7k
Nilai: 5
nombre de autor: F10r

"Sin Reglas"
París Miller, hija de padres ausentes, ha pasado su vida rompiendo reglas para llamar su atención. Después de ser expulsada de todas las escuelas, sus padres la envían a una escuela militar dirigida por su abuelo. París se niega, pero no tiene opción.

Allí conocerá a Maximiliano, un joven oficial obsesionado con las reglas. El choque entre ellos será inevitable, pero mientras París desafía todo, Maximiliano deberá decidir si seguir el orden... o aprender a romper las reglas por ella.

Una comedia romántica sobre rebeldes, reglas rotas y segundas oportunidades.

NovelToon tiene autorización de F10r para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

capitulo 15

París caminaba justo detrás de su abuelo, manteniendo una expresión de aparente calma mientras en su interior saltaba de alegría. El señor Miller, imponente como siempre, avanzaba con pasos firmes hasta detenerse frente a Bianca y su grupo de amigas. Su mirada severa dejó a las tres chicas completamente paralizadas.

—Bianca —dijo con voz grave, sin necesidad de alzarla para imponer autoridad—. En mi internado, no voy a tolerar comportamientos impropios como los tuyos. Aquí todos deben respetarse, y más aún, seguir las reglas. Lo que hiciste con mi nieta no solo es inaceptable, sino que es un acto que pone en duda tu lugar aquí.

Bianca trató de abrir la boca para justificarse, pero el señor Miller alzó una mano para silenciarla.

—No quiero escuchar excusas. En este lugar, yo impongo las normas, y nadie, absolutamente nadie, tiene el derecho de agredir a otra persona, física o verbalmente. Has tocado un lazo fino y una tecla que jamás debiste tocar.

París, parada justo detrás de su abuelo, no pudo evitar que una pequeña sonrisa se asomara en sus labios. Era la primera vez que sentía que alguien realmente la defendía, y aunque no quería admitirlo, le daba un extraño alivio.

El señor Miller continuó:

—Tu castigo será limpiar todos los baños del internado, sin excepción, durante los próximos dos meses. Y no solo eso, te aseguro que estaré supervisando personalmente que cumplas con tu tarea.

Bianca se quedó sin palabras, claramente afectada por la humillación pública, mientras el resto de los estudiantes presentes cuchicheaban al fondo.

Cuando el señor Miller se dio la vuelta para marcharse, París no pudo evitar sonreír aún más, encantada con el desenlace. Sin embargo, Bianca, con el rostro encendido de furia, la interceptó antes de que pudiera irse.

—Eres una niña, ¿sabes? —le espetó con veneno en la voz—. Todo lo corres a contarle a tu "abuelito". ¿No te da vergüenza depender de él para todo?

París la miró con calma, pero con una chispa peligrosa en los ojos. Dio un paso hacia Bianca, que parecía confundida por la falta de reacción.

—¿Vergüenza? —repitió París, ladeando la cabeza—. Para nada. Si hay algo que aprendí aquí es que tienes que usar las cartas que tienes, y mi abuelo es mi mejor carta. Así que, si no quieres volver a verte en esta situación, piensa bien antes de hacerme daño otra vez.

Bianca frunció el ceño, pero antes de que pudiera responder, París le lanzó una última mirada desafiante.

—Ah, y por cierto, espero que disfrutes mucho limpiando los baños. Tal vez te ayude a sacar toda esa suciedad que tienes por dentro.

Con esas palabras, París se dio media vuelta y se alejó, dejando a Bianca furiosa y derrotada, mientras los murmullos de los demás cadetes aumentaban a su alrededor. Aunque París sabía que el conflicto con Bianca no había terminado, al menos esta vez, ella había ganado.

[...]

Caminaba por los pasillos del internado, frotándome el brazo adolorido. Cada paso me recordaba los golpes de Bianca y sus amigas, y cada recuerdo aumentaba mi furia. No iba a dejar que esto quedara así. Bianca y su séquito iban a pagar. Tal vez no hoy, pero pronto.

Mis pensamientos de venganza fueron interrumpidos por una voz conocida que pronunció mi nombre.

—París.

Me giré bruscamente, todavía con el ceño fruncido. Ahí estaba Maximiliano, con su postura siempre recta y esa mirada que parecía escudriñar cada movimiento.

—Si vienes a reclamarme por lo que le hice a tu noviecita, mejor ni lo intentes —le espeté, cruzándome de brazos con actitud desafiante.

Maximiliano arqueó una ceja, claramente divertido por mi reacción.

—No, no vine a reclamar nada —respondió con calma—. De hecho, me parece bien lo que hiciste. Fue inteligente acudir a tu abuelo en lugar de intentar resolver las cosas por tus propios medios.

Su respuesta me descolocó. No esperaba que estuviera de mi lado.

—¿En serio? —pregunté, tratando de ocultar mi sorpresa.

—Sí. Y, para que quede claro, Bianca no es mi novia.

Esa última frase me hizo mirarlo con escepticismo.

—Pues parece que ella no está al tanto —murmuré, más para mí que para él.

Maximiliano dejó escapar una leve risa, lo cual era inusual en él.

—Créeme, estoy perfectamente al tanto de lo que Bianca piensa, pero no significa que sea verdad.

Eso me sacó una sonrisa burlona.

—Bueno, entonces me alegra saber que no tengo que soportar más amenazas absurdas de "alejarme de ti".

Maximiliano ladeó la cabeza, observándome con una mezcla de curiosidad y diversión.

—¿Y qué harás ahora? —preguntó.

—Ahora, nada. Estoy pensando en cómo hacer que Bianca y sus amigas aprendan la lección sin que me expulsen —respondí con sinceridad.

Él negó con la cabeza, aunque su expresión no era de reproche.

—Eres increíble, París. No importa lo que pase, siempre estás lista para luchar contra el mundo.

Su comentario me dejó sin palabras por un momento. Nadie me había dicho algo así antes. Siempre me habían tachado de problemática, rebelde o exagerada, pero nunca alguien había reconocido mi espíritu combativo como algo bueno.

—¿Eso es un cumplido? —pregunté, alzando una ceja.

—Tal vez —contestó, y esta vez su sonrisa fue más amplia.

—Pues gracias, supongo —dije, sintiendo un extraño calor en el pecho.

Seguimos caminando juntos, y la conversación, para mi sorpresa, se volvió más ligera. Hablamos de cosas triviales, como el entrenamiento, las clases y los demás cadetes. Maximiliano incluso me contó una historia graciosa de cuando él era nuevo en el internado y se cayó en medio de un desfile.

—¿Tú? ¿Caerte? —dije entre risas—. No me lo creo.

—Fue hace años —respondió, llevándose una mano a la nuca, algo avergonzado—. Pero sí, yo también tuve mis momentos torpes.

La conversación fluía con una naturalidad que no esperaba, y por primera vez desde que había llegado al internado, sentí que no estaba tan sola. Maximiliano no era tan serio ni distante como aparentaba; tenía un lado humano que comenzaba a mostrarse poco a poco.

Cuando nos despedimos, no pude evitar sonreír. Quizá, solo quizá, las cosas en este lugar no eran tan malas después de todo.

1
Ambar Morales
me encanta,cada dia se enamoran mas
Sandra Robles
otra enemiga para París.
Sandra Robles
y ahora que va a pasar.
Sandra Robles
con maximiliano, ya están cayendo los muros. cada día más cerca maxi y París.
jorge sisiruca
me encanta y lo q más me gusta es q actualizas rápido
rissel doriannys aguilar aguilar
Normal
Mel yang
Me encantó
Ambar Morales
me gusto
pero quisiera que terminase de otra forma
Graciela Martinez
Excelente
Lucero Lopez
Excelente x favor más capítulos
Favy Salto
la historia es realista, creible y muy romantica ... ATRAPANTE ... QUEREMOS MAS POR FAVOR
Ana Gonzalez
más capitulos 🙏
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