León es un reconocido diseñador de modas, famoso por su elegancia y su estilo impecable, un hombre dandi que vive rodeado de lujo y sofisticación. Su reputación como un hombre delicado y perfeccionista lo ha llevado a ser considerado gay .
Todo cambia cuando Sophia, una joven asistente recién llegada, entra en su vida , que cautiva a León de una manera que jamás había experimentado. Aunque ella parece un "bombón " su encanto va más allá de lo físico, y su aura de frescura e ingenuidad pone a León al borde de la desesperación.
A medida que trabajan juntos, la tensión entre ambos crece, una mezcla de deseo reprimido y una conexión que desafía las expectativas de ambos.
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Capítulo 15: La Sombra del Coronel
Sophia no pudo evitar reírse mientras se acomodaba en el sofá, mirando a León, quien parecía aún un poco incómodo después de la visita de su madre.
—Tu mamá es todo un personaje, ¿eh? —dijo Sophia, sonriendo.
León soltó un suspiro, pero no pudo evitar sonreír también.
—Sí, lo sé. Pero eso no es nada. Aún te falta conocer a mi padre, el gran coronel.
Sophia levantó una ceja, sorprendida.
—¿El gran coronel? ¿Qué clase de hombre es él?
León se encogió de hombros, como si la idea de su padre fuera un tema recurrente en su vida.
—El tipo de hombre que espera que todos sigan sus reglas. Es un militar retirado, muy estricto. Pero ya verás, es todo un personaje también.
Sophia se rió, imaginando lo que debía ser tener a esos dos en la misma casa.
—¡Vaya! Si tu mamá es así, no me quiero imaginar a tu padre. —dijo, todavía riendo.
León la miró fijamente, su expresión cambiando un poco.
—No te preocupes, lo peor ya pasó. —dijo, en tono más serio. Luego se quedó pensativo un momento, antes de añadir—: Aunque, si te soy sincero, mi madre tiene razón en algo.
Sophia lo miró, confundida.
—¿En qué sentido?
León suspiró, acariciando a Emperatriz, que se había subido a su regazo.
—Ella quiere que "siente cabeza", que me establezca, pero... no sé. Las mujeres hoy en día son todas tan... básicas. Nadie llama mi atención. Me da pereza.
Sophia lo miró, sorprendida por la sinceridad en su voz.
—¿Eso es lo que piensas de las mujeres?
León la miró fijamente y, por un momento, sus ojos mostraron una vulnerabilidad que rara vez dejaba ver.
—Me gustan las mujeres, Sophia. Pero no me interesa lo que el mundo espera de mí. Ya estoy bien así, con mis gatos y contigo.
Sophia no pudo evitar sentirse tocada por sus palabras. Por alguna razón, su presencia en su vida, aunque fuera como asistente, parecía haber marcado una diferencia para él.
—¿Y no te gustaría encontrar a alguien que te llame la atención? Alguien que no sea... básica, como dices.
León sonrió, su mirada volviendo a su tono habitual de indiferencia.
—No lo sé. Quizás algún día, pero por ahora, no necesito nada más. Estoy bien como estoy.
Sophia no dijo nada más. Había algo en la forma en que León hablaba que la hacía pensar que no todo estaba tan resuelto en su vida como él quería hacer creer. Pero, por ahora, eso era todo lo que él estaba dispuesto a compartir. Y, por alguna razón, eso le parecía suficiente.
Ambos se quedaron en silencio, disfrutando de la compañía de los gatos y la calma de la noche, sabiendo que, de alguna manera, las palabras no siempre eran necesarias.
- Sophia , Sophia , Sophia , eres reconfortante - dijo León .- nunca he disfrutado de la compañía de una mujer de esta manera , creo que me entiendes y yo te entiendo , y eso me agrada . - que León la mire con una sonrisa . - eres la mejor asistente hasta ahora y compañera de casa .