Llévate a Mi Esposo

Bima conducía su coche a una velocidad moderada. La culpa seguía carcomiéndole el corazón. "¿Desi habrá llegado ya a casa? ¿Y si no? ¿Y si me necesita ahora?", pensó. Pero antes de llegar a casa, su teléfono volvió a sonar. El nombre de Maya apareció en la pantalla.

Bima dejó escapar un largo suspiro. "¿Qué querrá ahora?", pensó mientras contestaba la llamada. Pero esta vez, una vocecita familiar le saludó directamente.

"Papá, ¿dónde estás? Abas echa de menos a papá..." La voz de Abas sonaba ronca, como si acabara de llorar.

Bima se quedó callado un momento, controlando su respiración. "Abas... Papá está en camino. ¿Por qué lloras? ¿No te dije que vendría más tarde?".

"¡Pero papá tarda mucho! Abas quiere abrazar a papá ahora..." Se escuchó otro pequeño llanto al otro lado.

Bima cerró los ojos un momento, intentando contener sus emociones. "No puedo ahora... pero es un niño. No lo entiende".

"Abas, papá está ocupado, hijo. Papá tiene que ir a casa primero. Después, cuando termine, prometo ir allí, ¿sí?", dijo Bima con un tono suave, intentando convencerle.

"Pero papá nunca miente, ¿verdad?" La voz de Abas sonaba llena de esperanza.

"Sí, papá no miente. Lo prometo".

"Si papá lo promete, ¿por qué no viene ahora? Papá ya no quiere a Abas, ¿verdad?" Su voz se convirtió en pequeños sollozos.

Bima se frotó la cara con la mano izquierda, intentando controlar su frustración. "¿Por qué tiene que pasar todo a la vez?", pensó.

"¿Querer? Papá quiere mucho a Abas", respondió Bima suavemente, intentando calmarle.

"Si me quieres, ¿por qué no quieres venir aquí? Abas solo quiere abrazar a papá, que papá juegue con Abas... por favor, papá," dijo Abas, su voz cada vez más débil.

Bima se quedó callado. Miró fijamente a la carretera, su cerebro daba vueltas rápidamente. "Tengo que ir a casa primero... pero Abas..."

"Abas, escucha a papá, ¿sí? Papá realmente tiene que hacer algo primero, es muy importante", dijo Bima, aunque su voz sonaba dudosa.

"¡No es importante! ¡Papá es importante para Abas! ¡Abas solo tiene a papá!" Su llanto se hizo más fuerte.

Esas palabras hirieron el corazón de Bima como un cuchillo afilado. Agarró el volante con fuerza, intentando contener los sentimientos encontrados.

"Abas, por favor, ten paciencia, ¿sí? Papá seguro que va allí, pero Abas tiene que entender que papá está ocupado..."

"¡No quiero! ¡No quiero! ¡Abas quiere a papá ahora!" Su llanto resonaba cada vez más en el teléfono.

Desde atrás, la voz de Maya se escuchó intentando calmarle. "Abas, no llores, papá seguro que viene..."

Pero Abas seguía llorando a gritos, sin querer escuchar a nadie.

Finalmente, Bima suspiró largamente y dijo: "Vale, vale... Papá va allí ahora. Abas, no llores más, ¿sí?".

"¿De verdad? ¿Papá lo promete?" La voz de Abas sonó un poco más tranquila.

"Sí, papá lo promete", respondió Bima, aunque su corazón aún estaba pesado.

"Vale, papá. Abas espera aquí, ¿sí," dijo Abas con una voz que empezaba a sonar alegre.

Después de que terminara la llamada, Bima giró el volante de su coche. Suspiró largamente de nuevo, sintiéndose mal por dejar a Desi así.

"Desi, lo siento... tengo que asegurarme de que Abas esté tranquilo primero. Iré a casa en cuanto termine. Por favor, espérame..." murmuró en su corazón, antes de conducir su coche a casa de Maya.

Mientras tanto, Desi, alias Gendis, había llegado a su residencia. Desi entró en la casa con paso ligero. Su mirada recorrió cada rincón de su lujosa residencia. Todavía estaba impresionada por el lujo de la casa de Desi que acababa de heredar tras la muerte de la Desi original.

Aunque no era tan grande como su antigua casa como Gendis, esta casa aún la asombraba. "Hmm, no está mal. No es tan grande como mi antigua casa, pero es muy acogedora. Con razón le gusta a su amiga esta casa." murmuró mientras observaba los ornamentos y muebles que parecían elegantes.

Entró más y empezó a llamar a alguien familiar en su memoria. "Bi Inah... ¡Bibi Inah!" gritó Desi con un tono relajado.

Al poco tiempo, una mujer de mediana edad salió de la cocina a toda prisa. Bi Inah miró a Desi con una expresión de alivio. "Sí, señora. Alhamdulillah, la señora ha vuelto a casa. ¿Dónde ha estado, señora? Bibi pensó que le había pasado algo malo".

Desi se limitó a mirar a Bi Inah con una leve sonrisa. "Ah, solo estaba refrescándome, Bibi. Tranquila".

Bi Inah miró el vientre de Desi, que no parecía abultado como de costumbre. Frunció el ceño y se atrevió a preguntar: "Señora... lo siento, pero su vientre... ¿ya ha dado a luz? ¿No tenía solo siete meses de embarazo?".

Desi, o más bien Gendis, se giró con una expresión inexpresiva. "Oh, murió".

Bi Inah abrió mucho los ojos, sorprendida. "¿Qué? ¿Murió? ¿Cómo es posible? ¿Qué ha pasado, señora?".

"Huh, Bibi pregunta mucho. Acabo de llegar, estoy cansada, no he comido. Prepara la comida primero, ¿no?", respondió Desi con un tono perezoso, mientras caminaba hacia el comedor y se sentaba allí.

Bi Inah frunció el ceño, confundida por la actitud de su ama, que le resultaba diferente. Normalmente, Desi siempre era amable y atenta, incluso en situaciones difíciles. Pero esta vez...

"Bien, señora. Bibi preparará la comida primero", respondió Bi Inah, intentando ocultar su asombro. Caminó hacia la cocina, pero su mente estaba llena de interrogantes. "¿Qué le pasa a la señora? ¿Cómo puede hablar tan tranquila de la muerte de su bebé? Normalmente, la señora es muy protectora... aquí hay algo que no cuadra".

En el salón, Desi apoyó su cuerpo en la silla, cogió su teléfono y empezó a usar las redes sociales con tranquilidad.

Al poco tiempo, Bi Inah llegó con una bandeja que contenía arroz caliente, guarniciones y un vaso de té dulce. "Aquí está la comida, señora".

Desi echó un vistazo y cogió una cuchara. "Oh, por fin. Tenía mucha hambre. Gracias, Bi".

Bi Inah asintió con la cabeza, observando a su ama comer con avidez. Intentó calmar su asombro, pero la curiosidad seguía apremiando. Finalmente, intentó preguntar de nuevo, con cuidado.

"Señora, perdóneme si soy impertinente. Pero... ¿qué ha pasado en realidad? ¿Cómo es posible que el bebé de la señora...?"

Desi dejó la cuchara, mirando a Bi Inah con una mirada penetrante. "Ya te he dicho que no preguntes eso. Eso ya es pasado, Bi".

"Lo siento, señora... solo estoy preocupada", respondió Bi Inah con voz apagada.

"Si Bibi está preocupada, prepara comida deliciosa todos los días. Eso me ayudará a recuperarme", añadió Desi en tono de broma.

Bi Inah asintió levemente y retrocedió unos pasos, pero su mente se confundió aún más. "¿Por qué ha cambiado la señora así? Normalmente es muy amable. ¿La pérdida de su hijo la ha traumatizado? Pero, ¿por qué murió el hijo de la señora? O... hay algo más."

Después de terminar de comer, Desi se apoyó en su silla con una sensación de satisfacción. Miró a Bi Inah, que seguía de pie cerca de la puerta de la cocina. "Bi, ven aquí un momento, por favor".

"Sí, señora. ¿Necesita que Bibi le ayude en algo?" Bi Inah se acercó con vacilación.

"Quiero que me lleves un poco de leche caliente a mi habitación en un rato. También, diles a los demás que no me molesten hoy. Sea quien sea, quiero descansar", dijo Desi con un tono relajado.

"Bien, señora".

"Oh, sí, Bi. Si hay alguna llamada o visita, di que estoy durmiendo. No me molesten hasta mañana", añadió Desi antes de entrar en su habitación.

Bi Inah se quedó de pie junto a la mesa del comedor, mirando la espalda de Desi que caminaba tranquilamente hacia la sala principal. No podía creer el cambio de actitud de su ama. La señora Desi que conocía antes siempre era atenta, especialmente con su marido.

"¿Por qué la señora no pregunta por el señor? ¿Han discutido? Pero... se siente raro. Normalmente, la señora siempre se preocupa si el señor llega tarde a casa, especialmente después de estos 4 días, la señora ha desaparecido".

Bi Inah miró la espalda de su ama que desaparecía lentamente.