Un rey lucha por permanecer en el trono dorado, mientras a su alrededor se libra una batalla por quien deberia ser el verdadero rey.
En la edad media se cree mucho en criaturas fantásticas y mitos de elfos, brujas e incluso dragones, pero aqui lo haremos realidad.
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Violeta y Verde
Sentí cómo el aire del coche de la Bestia golpeaba mi cuerpo con firmeza. Al abrir mis ojos, vi a la bestia ser arrastrada hacia atrás con brutalidad y fuerza. Una nube de tierra creció de su pelea; chillidos y llantos se escuchaban, retumbaban en el silencioso bosque, causando un eco ensordecedor.
Silencio total, la nube se disipó, dejando ver a la bestia muerta. Di un paso alejándome de la pared de roca, pero me detuve al ver el lobo negro que se erguía victorioso sobre la bestia. Parado en sus cuatro patas, podría jurar que llegaba hasta la copa de los árboles de pino que nos rodeaban.
Mis ojos se abrieron de par en par. Jamás había visto un lobo tan grande en mi vida. Mientras el lobo seguía mordiendo el cuello de la bestia para asegurarse de que estuviera muerta, comencé a caminar hacia el sendero de donde había venido lentamente. Me alejé de él, seguí caminando hasta que choqué con mi padre en un descampado sin árboles.
—Adaria, estás bien— mi padre me abrazó feliz de encontrarme con vida. De su cabeza salía sangre que caía por su frente.
Al liberarme, el gran lobo hizo aparición detrás de mí, llamando la atención de mi padre. Seguí su mirada hacia el gran lobo que nos miraba fijamente con sus enormes orbes amarillos a mi padre y a mí mientras arrastraba la bestia en sus mandíbulas.
Abrió sus fauces, dejando que callera la bestia frente a nosotros. Mi padre comenzó a reírse a carcajadas y a saltar de alegría. Mi ceño se frunció por su reacción. Mis hermanos llegaron seguidos por Roan y sus hijos y también comenzaron a abrazarse y a festejar.
—Alguien podría decirme qué está sucediendo — dije fuerte. Todos pararon de festejar, dándose cuenta de que aún seguía ahí.
Un crujido llamó mi atención volví a ver al lobo que desgarraba su piel y rompía sus huesos reacomodándolos retrocedí, pero Félix me detuvo de los hombros para que mirara después de unos momentos Maximus aparece de detrás de la bestia donde el lobo había roto sus huesos llevaba puesto solo unos pantalones
Me miro fijamente y yo a él tratando de entender qué diablos ocurría. Miré a todos, pero eran ellos los que ahora estaban esperando una reacción de mi parte, pero no podía moverme ni hablar. Mi boca abrió y cerró varias veces, pero no salía nada de mí, haciendo que Maximus se impacientara.
—Princesa— dijo mientras daba unos pasos hacia mí. Inmediatamente, retrocedí volviendo a poner distancia entre nosotros. Él se detuvo en seco, volteé mi rostro y miré a Reniro
— Buscaré leña y armaré una fogata. Está oscureciendo y Félix y Tirón morirán congelados aquí— me alejé de todos sin mirar atrás. Nadie me detuvo, solo me alejé de ellos, pero no podía quitarme la sensación de que me vigilaban en la oscuridad de entre los árboles.
Caminé de regreso al claro donde los muchachos habían hecho un círculo de piedra grande para poder sentarse, dejé la leña en medio donde haríamos la fogata.
—Iré por el chispero — dijo Asher
—No hace falta. Adaria— Tiron me señaló con la cabeza los troncos apilados en la hoguera, asentí y me acerqué. Todos estaban atentos a lo que haría: levanté mi mano con la palma apuntando hacia los leños
—Tionndaidh air —(enciende)
El fuego se encendió en los leños debajo de mi mano tan alto que me tocaron la mano. El asustado Jack corrió hacia mí y me tomó del brazo, alejándome del fuego.
—¿Qué diablos haces, podrías quemarte?— asustado, miró mi mano, pero no vio nada.
—El fuego no puede lastimar a un Cinaed nosotros nacemos del fuego — el rey George se acercó y puso su mano en el fuego demostrando que a él tampoco le hacía nada.
Me liberé de Jack y me acerqué a mi padre y también puse la mano en el fuego. Mi padre y yo nos miramos y luego a Reniro. Él miraba el fuego, pero no se acercaba. Mi padre lo obligó a poner la mano, pero cuando lo hizo se quemó. Se alejó metiéndose en el bosque.
Mi padre frunció el ceño y fue detrás de Reniro. Tiron era el más chico de los primeros varones, él dio unos pasos y metió la mano al fuego demostrando que él no ardía. Corriendo hacia él, lo abracé, él también lo hizo.
—mo bràthair teine—(mi hermano de fuego)
Él solo me sonrió. Sabía que él no entendía el Calimera, pero ahora debería enseñarle. Era su derecho saber hablar a ese idioma con lágrimas en los ojos, me alejé de el, sentándome cerca del fuego
—¿Podrías mostrarme tu arco, hermana?— Félix se sentó junto a mí, mientras Roan y sus hijos se sentaban también con nosotros, esperando ver qué más podíamos hacer.
Cerré mis ojos, haciéndolos brillar. Levanté mi mano izquierda como si lo sostenía una llama violeta, recorrió mi brazo hasta donde se supone que estaba el arco ardiendo en mi mano.
—guau—, una palabra que salió de la boca de los Black, al mismo tiempo me hizo soltar una risa, pero la mirada de Maximus aún me ponía incómoda. Miré a mi hermano, quien al tomar el arco hizo que las llamas se volvieran verdes y se transformaran en un arco verdadero de madera tallada.
Nos miramos sorprendidos en eso. Mi padre y Reniro volvían abrazados, Tomé el arco con mi mano y lo incineré de inmediato, Miré a mis hermanos, quienes disimularon de inmediato, incluso yo, pero los Black aún seguían asombrados.
—¿Qué sucede?— Mi padre miró a todos, pero no encontró respuesta todos evitamos el mirarlo Remiro tomó asiento y solo miraba al fuego como si quisiera poder intentarlo con la esperanza de poder meter su mano
—Prepararé algunas de las alimañas para comer —Maximus se puso de pie y se alejó de nosotros.
Todos estábamos disfrutando del calor de la hoguera hasta que el cansancio y el sueño se empezaron a apoderarse de mí .