Beatriz Salinas, conocida como Bea, asume con entusiasmo la vida; sin embargo, pronto su vida cambiará de un momento a otro y una vorágine de emociones, sentimientos y acontecimientos la podrían llevar a conocer al verdadero amor.
Bea desconoce que tras ella existe una persona obsesionada con acabar con su existencia; y que la vida perfecta que creía tener se puede desmoronar en cualquier momento.
¿Podrá Bea liberarse de quien quiere lastimarla?
¿Podrá Bea reconocer el amor de su vida en medio del caos que se avecina?
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14. Horrible experiencia
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Bea trata de sacar su gas pimienta, pero en la calle solitaria, Roberto Calle le da un golpe en la cara que la deja confundida, y otro en el abdomen que le causa mucho dolor, para luego tratar de arrastrarla hasta uno de los callejones; aún en ese estado, la joven abogada grita pidiendo ayuda e intenta soltarse del agarre del impresentable sujeto, que está haciendo más presión en los brazos de Bea para obligarla a hacer lo que su mente degenerada ha concebido.
Bea quiere darle un rodillazo en la entrepierna en un último intento por liberarse, pero Roberto le da otro golpe que la deja casi inconsciente y con el rostro inflamado; dejándola a merced de ese sujeto que la lleva hacía el callejón y la recuesta en un gran cartón que hay en el piso, rasgando su ropa.
- "Esto hubiese ocurrido en un lugar más bonito, pero quisiste hacer el papel de digna, y ese encopetado abogado pretendió que me alejara, seguro no te quiere compartir, pero todas las perras son iguales, solo quieren una cosa y te lo voy a dar", manifestó Roberto, mientras se bajaba la bragueta.
Una lágrima recorre la mejilla de Bea, que intenta reincorporarse sin mucho éxito; dando un último grito desesperado, pidiendo ayuda.
Roberto se le iba a ir encima, cuando sintió que alguien lo jaló de atrás y empezó a golpearlo, hasta que le brotará sangre.
Desde el otro extremo de la calle, Edward había visto la imagen de un hombre jalando a una mujer hacia el callejón, estacionó el vehículo y fue corriendo hacia el lugar, seguido de su hermano, quien llamaba por el móvil a la policía.
Mientras Roberto se retorcía de dolor, Edward fue a revisar a la muchacha, aún en ese estado la pudo reconocer, de aquel día en el centro comercial y después cuando descubrió el engaño de Linda. Edward se sacó su chaqueta y la cubrió. Mark rápidamente tenía sujeto a Roberto, detestaba profundamente que existiera ese tipo de seres.
- "Tranquila, la policía ya viene; ya pasó, no te va hacer daño", dijo Edward mientras la ayudaba a reincorporarse.
Aunque Bea trataba de ser fuerte, le era imposible, todo su cuerpo le temblaba, trataba de cubrirse con la chaqueta de Edward, su ropa estaba rasgada y se sentía muy adolorida, si el hombre de ojos azules que tiene a su lado no la hubiese rescatado, esta horrible experiencia hubiese sido muchísimo peor; había estado esperando el hombre perfecto para su primera vez y por poco, iba a ser violentada por esa bestia; ese solo pensamiento la tenía angustiada.
- "Tal vez necesites llamar a alguien para que te acompañe, tienen que atenderte por las lesiones", dijo Edward.
Bea aún confundida buscaba su cartera, sus manos temblaban, aunque pudo desbloquear el móvil, se le complicaba buscar los contactos.
- "Te ayudo a buscar", manifestó Edward mientras se escuchaban las sirenas de la ambulancia y de la policía, pronto llegarían al lugar.
- "Willy, no logro encontrar a Willy", comentó Bea, apretando aún más la chaqueta.
Edward buscó el contacto Willy y empezó a timbrar, Bea tomó el teléfono, y tratando de obtener calma de donde no había, al escuchar la voz de su hermano.
- "Hermanito, ven por mi por favor", fue lo que dijo Bea.
- "Bea, ¿qué ocurre?, ¿dónde te encuentras?, ¿sigues en el trabajo?", preguntó William preocupado.
- "Me atacaron, por favor, ven por mí, la policía ya llegó, pero tengo miedo, no me podía defender", respondió Bea, aún con la voz nerviosa.
Edward y Mike explicaron a la policía lo que había sucedido, mientras los paramédicos atendían a Bea, sin que ella soltara el móvil. William logró convencerla de que se calmara para que le explique; a medida que entendió le pidió que le diera el móvil a uno de los oficiales; a quien le explicó que él era detective, le dio el número de su placa, le explicaron a William al hospital que la llevarían; él salió rápidamente, y emprendió al hospital que precisamente había ido esa mañana.
Cuando la ambulancia llegó, Edward la siguió en su vehículo, no entendía porque necesitaba saber si esa muchacha estaba bien, tal vez por el hecho de haberla conocido antes, o porque pudo ver el estado en que esa muchacha se encontraba, pero muy en el fondo sabía que ella no le era indiferente, y no entendía la razón, porque realmente apenas la había visto unas contadas ocasiones.
Entre las sombras, en un vehículo, están Bruno y Katherine, quien a propósito había enviado mal la dirección de la cafetería y luego editó el mensaje para que Bea pensara que había sido un error suyo.
- "¿Quiénes son esos imbéciles que la ayudaron?, si se supone que debía ser yo", comentó Bruno bastante molesto.
Bruno había ideado ese plan para convertirse en su héroe, y luego seguir siendo novios, hasta que pudiera estar íntimamente con ella; y unos completos extraños le habían arruinado todo lo orquestado, hervía de rabia.