Como un hombre responsable, Abas decidió casarse con su novia, quien quedó embarazada antes del matrimonio. Se unieron siendo jóvenes y tuvieron que abandonar la escuela. Lamentablemente, la familia de su esposa nunca aceptó a Abas como yerno. Puede decirse que nunca fue tratado con respeto, siendo constantemente humillado y menospreciado.
Hasta que, un día, influenciada por su propia familia, Tari tuvo el coraje de traicionar a Abas e incluso abandonar a su propio hijo.
Abas fue dejado solo y tuvo que cuidar de su hijo por sí mismo. A pesar de todo, no se rindió. Confiando en sus habilidades manuales, tanto para cortar cabello como para dar masajes, Abas siempre soñó con tener un negocio exitoso de peluquería y masajes terapéuticos. Durante su camino hacia el éxito, muchas mujeres entraron y salieron de su vida. Para su sorpresa, incluso su exesposa volvió a mostrar interés en él.
¿Cómo será la lucha de Abas tras ser abandonado por su esposa y sus suegros? ¿Logrará construir el negocio exitoso con el que siempre soñó?
NovelToon tiene autorización de Desau para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo 15
Mila tragó saliva repetidamente. Un sudor frío comenzó a correr por sus sienes.
"Bas, creo que ya es suficiente", dijo Mila. Era reacia a mirar a Abas porque estaba avergonzada. Especialmente porque su cara estaba tan roja como un cangrejo cocido.
"Espera un minuto. El moretón aún no ha desaparecido", respondió Abas.
"¿Vas a masajear hasta que el moretón desaparezca?", preguntó Mila.
"Sí", respondió Abas.
Mila se vio obligada a dejar que Abas continuara con el masaje. Ella, que sentía que su pasión se despertaba, trató de contenerse. Mila incluso tuvo que apretar el cojín del sofá.
"Listo, ¡terminé!", dijo Abas mientras cubría la espalda de Mila con su camisa.
Mila se levantó de inmediato. Pero ahora podía sentir el dolor en el codo. Su lindo rostro se torció de nuevo.
"¿Qué más te duele?", preguntó Abas.
"Mi codo derecho", respondió Mila.
Abas inmediatamente examinó el codo de Mila. Vio un rasguño bastante grande allí.
"Creo que esto no se puede tratar con un masaje. ¿Tienes un botiquín de primeros auxilios?", preguntó Abas.
"Sí. En ese armario. En el segundo cajón", respondió Mila, señalando el armario en cuestión.
Abas inmediatamente tomó el botiquín de primeros auxilios y trató la herida en el codo de Mila. Fue entonces cuando notó el tatuaje en el brazo de la chica.
"¿Cómo puede una chica que conozco como tan educada y obediente tener eso?", preguntó Abas.
Mila sonrió levemente. "¿Crees que todas las personas tatuadas son traviesas?", respondió.
"No lo sé. Pero esa es la etiqueta que la sociedad le da en este país", respondió Abas.
"Sí, exactamente como piensa mi familia. Me odian mucho, Bas. Por eso me fui y ahora vivo sola", dijo Mila, bajando la cabeza.
"¿En serio?", Abas estaba bastante sorprendido. "Lo siento. No quise ponerte triste", se disculpó.
"Bueno, entonces tienes que aceptarme como tu empleada", respondió Mila.
"Sigues siendo testaruda. ¡Ya te dije que no puedo pagarte!"
"¡Bas! No espero un salario. Sólo intento encontrar un compañero de lucha. Puedo ayudarte a tener éxito. Sabes que yo era la mejor de la clase en la escuela. Soy una chica inteligente. Así que creo que me necesitarás en tu negocio". Mila intentó con todas sus fuerzas convencer a Abas.
Abas se quedó en silencio. Pero, por mucho que lo pensara, sentía que aún no podía aceptar a Mila como empleada. Sobre todo porque su barbería ya no estaba tan concurrida como antes.
"¡Bas! Sé que tu barbería está vacía. Déjame llenarla de clientes. Al menos dame la oportunidad de trabajar unos días", dijo Mila.
"Puedes leer mi mente. Está bien, ¡ven a la barbería cuando te mejores!" Abas finalmente cedió. La última declaración de Mila fue bastante convincente para él.
Después de la conversación, Abas se despidió. Mila suspiró de alivio cuando se fue.
"Dejó mis bragas mojadas", murmuró Mila mientras se tocaba su zona íntima con la cara roja.
...***...
Abas llegó a casa. Acababa de recoger a Denis. Los dos habían pasado el día como de costumbre.
Ya eran las nueve y media de la noche. Abas salió de la habitación después de acostar a Denis. Fue a la cocina porque tenía sed.
De repente, oyó que llamaban a la puerta. Abas corrió inmediatamente a abrir la puerta. Vio a una hermosa mujer. La mujer no estaba sola, había un adolescente con ella. El adolescente parecía estar ocupado jugando con su teléfono móvil.
"¿Sí?", preguntó Abas.
"¿Está la señora Asih?", respondió la mujer con otra pregunta.
"Lo siento. ¿No se ha enterado de lo de la señora Asih?", respondió Abas.
La mujer negó con la cabeza, frunciendo el ceño. "¿Qué pasó con la señora Asih?", preguntó.
"La señora Asih falleció hace unos días. Soy su nieto y ahora vivo aquí", dijo Abas.
"¿En serio?", la mujer pareció entristecerse. "Mis condolencias...", dijo en voz baja, con lágrimas corriendo por su rostro. Parecía que había sido cercana a la abuela de Abas.
"Entre, por favor. Esta noticia debe haber sido un shock para usted", ofreció Abas, abriendo la puerta más ampliamente.
La mujer asintió. Llamó al adolescente que la acompañaba para que entrara en la casa.
Abas y la mujer conversaron. Su nombre era Shinta. Era viuda y tenía un hijo que, de hecho, era cliente habitual de la señora Asih. Shinta solía ir una vez al mes.
"No sé adónde ir para un masaje ahora. Mi cuerpo suele dolerme si voy con alguien que no es compatible", dijo Shinta.
"En realidad, la señora Asih me transmitió sus habilidades de masaje. Pero soy un hombre. No me parece apropiado hacerlo con usted", dijo Abas.
