Atrapados

Con un gesto de enfado, Blonde abrió de golpe las puertas del gimnasio, que se balancearon sobre sus goznes. Lo que se encontró ante sus ojos no era el típico lugar donde hacer ejercicio, sino una especie de cancha multifuncional. Había una mesa de ping pong junto a una pared, una zona con pesas y mancuernas en un rincón, otra con caminadoras y máquinas de cardio en el centro y un tatami con un muñeco de plástico para practicar artes marciales al fondo. Todo estaba ordenado y limpio, como si nadie lo hubiera usado nunca.

-¿Dónde diablos está la comida? -se quejó Sol.

La voz de la chica resonó en el amplio espacio, que estaba iluminado por unas luces fluorescentes que parpadeaban de vez en cuando. El aire acondicionado soplaba con fuerza, creando un contraste con la temperatura que hacía fuera de la estancia.

Sin previo aviso, dos televisores se iluminaron en el gimnasio. Uno estaba colgado en la pared sobre las máquinas de cardio y el otro estaba frente a la mesa de ping pong. En las pantallas apareció la cabeza de un ciervo con una máscara hiperrealista y unos ojos rojos que parecían brillar. La voz que salió de los altavoces era la de un hombre, pero tenía un timbre agudo y Neo sintió que era demasiado molesta.

-¡Vaya, vaya! Llegan tarde. Al menos hacía cinco horas que debían estar aquí. ¿Por qué demoraron tanto?

Los dieciséis jóvenes que habían entrado al gimnasio se quedaron paralizados ante la aparición del extraño personaje. Algunos lo miraban con curiosidad, otros con miedo y otros con rabia.

-¡Eres un maldito! -gritó Sol- ¡Un desgraciado!

La ira de la chica era evidente en su rostro y en su voz. Sus manos se cerraron en puños y sus ojos lanzaron chispas. Parecía dispuesta a enfrentarse al ciervo, aunque no supiera cómo.

-No seas grosera, ESFP -replicó el ciervo con sorna-. Eso ya lo sé, pero no es el punto. Por lo que veo, llegaron todos sanos y salvos. Aunque es normal, esas pruebas no eran más que un entrenamiento para lo que les viene.

Blonde se dirigió como un energúmeno hacia uno de los televisores.

-¡¿En dónde estás?! ¡¿Por qué no das la cara?! -bufó Blonde.

El ciervo se burló de su reacción.

-Estoy aquí, en la pantalla. ¿Eres ciego?

Blonde señaló el suelo con el dedo, indicando que no se refería a eso.

-Aquí -dijo Blonde- dentro de este lugar, ¡escoria!

El ciervo suspiró con impaciencia.

-Porque no es necesario, tan simple como ello. Solo tienen que estar ustedes dieciséis, para eso se armó todo este proyecto.

Neo frunció el ceño al escuchar esa palabra. ¿Qué proyecto? ¿Qué tenía que ver con ellos? ¿Qué quería el ciervo de ellos?

-¿Proyecto? -inquirió Neo- ¿Qué clase de proyecto?

-¡Qué bueno que preguntes!, INFP -dijo el ciervo con entusiasmo-. Pero antes déjenme presentarme: soy el señor Cornamenta, el anfitrión del juego mortal de las personalidades.

El ciervo hizo una pausa dramática, como si esperara algún tipo de reacción por parte de los jóvenes. Pero estos solo lo miraban con incredulidad y confusión.

-¿Señor Cornamenta? ¿Juego mortal de las personalidades? -se burló Sol-. Ya decía yo que solo un nerd podría haber iniciado todo esto. ¿Te crees gracioso? No lo eres, imbécil.

El ciervo soltó una carcajada estridente que hizo eco en el gimnasio.

-¿No te enseñaron tus padres a esperar hasta que la otra persona termine de hablar, ESFP? ¿No son esas normas del buen hablante y del buen oyente? Te recomiendo escuchar mejor lo que las demás personas tienen que decir, niñita. Así no te pierdes de nada importante. No querrás morir por no prestarle atención a las palabras de este nerd, ¿verdad? ¿Por qué mejor no utilizas la ventiúnica neurona que te queda en ese cerebro frito por la secadora y aprendes a cerrar tu bocota?

La cara de Sol se puso tan roja como un tomate y se le salieron las lágrimas de la rabia. Neo sintió un nudo en el estómago, las cosas se estaban poniendo muy feas bastante rápido.

_¡Maldito pedazo de mierda!

-Como sea -prosiguió el ciervo-. Bienvenidos a su nuevo hogar. Posiblemente el último lugar que verán antes de morir.

-¿Qué quieres decir con eso? ¿Nos vas a matar? -preguntó Sky enfurecida.

Una de las chicas de morado, a quién Neo no conocía, se le puso la cara blanca del pánico.

-¡Por favor, no! ¡No le hemos hecho nada, señor! -suplicó.

-¡Calma!, ¡calma, muchachos! -dijo el ciervo-. Yo no les voy a hacer nada ¡No, señor! Lo harán entre ustedes mismos.

Esas palabras cayeron como un balde de agua fría sobre los jóvenes. No podían creer lo que acababan de escuchar. ¿Quería que se mataran entre ellos?

El pánico cundió entre los 16 integrantes. Algunos rompieron a llorar, con lágrimas que resbalaban por sus mejillas. Otros temblaban como hojas al viento, incapaces de controlar sus nervios. Otros palidecieron como fantasmas, sin poder articular palabra. Otros se dejaron llevar por la ira y lanzaron insultos al cabeza de ciervo, que los miraba con desdén desde las pantallas. Pero nada de eso sirvió. De pronto, un destello rojo inundó la sala, como si una llamarada hubiera estallado en su interior. Un sonido estridente y agudo les taladró los oídos, haciéndoles sentir un dolor insoportable. Todos se llevaron las manos a la cabeza, intentando bloquear el ruido infernal. Pero solo duró unos segundos. Luego todo volvió a la normalidad. O al menos, a lo que podía considerarse normal en ese lugar. El ciervo retomó su discurso.

-Si siguen gritando de la forma en cómo lo hacen, no voy a poder terminar mi explicación. ¿No están cansados y con hambre? Presten atención, por favor. Esto es el juego mortal de las personalidades, eso significa que para ganarlo, tienen que matar a alguno de sus compañeros. Las reglas son sencillas: asesinen a uno de los suyos sin ser descubiertos por los demás y ganarán el juego. Si son hallados culpables, serán ejecutados, pero si logran engañar al resto de personalidades, saldrán de aquí ilesos. Eso sí, esto es un juego de ganar y perder, y los perdedores siempre serán ejecutados.

¿Cómo demonios se supone que vamos a hallar a un culpable? -preguntó Sol con indignación- si señalamos a alguien al azar y resulta que no era a quién buscábamos al final, ¿Qué nos va a pasar? -gritó mientras se llevaba las manos a la cabeza.

Úrsula se encogió de hombros y miró al ciervo con escepticismo.

-Supongo que será por medio de un juicio -aventuró-. Tal cual la trama de Danganron…

El ciervo la interrumpió con una risa burlona.

-¡Vaya, vaya! Tenemos a una fan de corazón. No me sorprende de nuestra INTP. ¡Cien puntos para Gryffindor! Aunque no estamos en una historia de Harry Potter… claro está.

Germán frunció el ceño, sin entender nada.

-¿Qué es Danganron lo-que-sea? -preguntó.

Úrsula abrió la boca para explicarle, pero el ciervo volvió a cortarla.

-Sí, sí. No es momento para poner a relucir tu obsesión por el animé -se mofó-. Necesito terminar mi explicación.

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Neo consideró que todo aquello era un gran sin sentido ¿Poner a prueba a las 16 personalidades? ¡Ellos no eran avatares de un videojuego, eran personas! A Neo se le erizó los vellos del cuello cuando Úrsula soltó una carcajada aguda, tal cual la risa de una bruja.

_¡Vaya forma de poner a prueba a la gente! -decía mientras recobraba el aire- muy apropiado. Supongo que es muy importante para gente como nosotros demostrar quién es el mejor, tanto como para matar, sí -soltó ese <> agarrándose el estómago.

Aquel destello que había vomitado luz roja por todas partes volvió a aparecer, pero esta vez no hubo sonido alguno. Más de uno se había llevado las manos a los oídos esperando a ser torturados de nuevo con aquel ruido penetrante, pero lo que recibieron a cambio fue otra risa más. Una que tenía un tinte diabólico, sádico. Neo sintió genuino terror al escucharla.

_Podrás burlarte todo lo que quieras, INTP -pronunció el ciervo esta vez con una voz profunda y varonil, diferente a la que había usado antes- pero soy yo quién tiene el mando aquí. Y te digo, a menos de que asesines a alguien, no podrás salir. No hay más formas.

Fue como si el tiempo se hubiese detenido. Nadie se atrevió a decir nada. Neo sintió un frío inexplicable en la boca del estómago. No se había dado cuenta hasta ese momento de que estaba temblando y como si fuera un reflejo, la mayoría del resto de sus compañeros se veían tan nerviosos como él. Las luces regresaron a ser blancas y la voz del ciervo volvió a la normalidad.

_Bueno, existe otra opción, claro está.

Lilith se acercó al frente y alzó la voz.

_¿A qué te refieres? -inquirió Lilith.

Algunos retrocedieron. Neo podía percibir el temor de los demás. Esta persona ya les estaba dando a entender con tan poco que podía manejarlos a su antojo. Cualquier palabra podía ser una provocación. Si Lilith, que tenía incluso menos reparo en decir cualquier cosa afilada con su lengua que Úrsula le hacía enojar, quién sabe qué cosa atroz sería capaz de hacer. Pero Neo intentó mantenerse firme, reconfortándose en la idea de que el mismo cabeza de ciervo había advertido que no les haría nada grave como para matarlos.

_Si llegan a demostrar en cada caso quién es el verdadero culpable -empezó el señor cornamenta- detendré los juegos por siempre cuando queden sólo 5 personas -aumentó el brillo en sus ojos.

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Para Neo, todo aquello parecía el juego de un niño caprichoso. Uno al que le habían cedido una generosa cantidad de dinero para crear todas esas trampas. El hotel y el secuestro en sí mismos eran prueba de que había una fuerte inversión en el juego mortal. Neo observó preocupado que Sol se acercaba de nuevo a la pantalla del televisor.

_¿Eres un maldito psicópata o qué? -Expresó asqueada.

_No se crean, yo también tengo mi corazoncito -levantó los dedos haciendo el símbolo de la paz, llevaba guantes negros- pero eso no es relevante por ahora.

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_Sabes que confundiste las personalidades de cada uno, ¿verdad? ¿Eres consciente de ello? -preguntó Lilith desafiante.

Neo pensó que el señor Cornamenta volvería a activar algún truco para infligirles miedo, pero no sucedió. Simplemente le respondió con un tono seco a la chica INTJ.

_Yo jamás me equivoco, ISTP.

Lilith apretó los puños.

_No soy ISTP.

Neo se imaginó que hubiese podido ver a través de la máscara del señor Cornamenta, se habría asustado por la sonrisa sádica que le estaba dedicando a Lilith.

_Y yo digo que tú eres ISTP, por lo que para mí eres ISTP. Yo jamás me equivoco.

_Actúas como un niño -Le dijo Lilith con desprecio- no puedes pretender que un tipo tan hueco como ese -señaló a Germán- sea un INFJ.

Neo pudo notar como Germán alzaba las cejas en señal de disgusto.

_¿Te crees que sabes más que yo? Quizás por eso piensas que eres otra cosa más. No te preocupes, yo mismo te daré una clase de MBTI, en cualquier momento.

_No, gracias -musitó Lilith con una expresión de asco.

–cómo sea -se aclaró la garganta el ciervo- pueden explorar cualquier sitio de estas instalaciones. Habrá todo tipo de armas en cada habitación y cada sala para facilitarles el trabajo. También siempre pueden preguntarme a mí cualquier duda, aunque no puedo intervenir como tal en los asesinatos. Ya he dispuesto comida en el restaurante. Es importante que se mantengan bien alimentados y descansados para que den lo mejor de sí. Los veo luego.