Lena, una joven que siempre ha sentido que es diferente, sin saber por qué. En la noche de su vigésimo primer cumpleaños, su vida da un giro inesperado cuando descubre que es la Luna destinada del alfa de la manada más poderosa de la región, un hombre llamado Aiden, conocido por su ferocidad y liderazgo implacable.Aiden, marcado por una profecía ancestral, ha esperado años para encontrar a su Luna, la única persona capaz de calmar la bestia dentro de él y traer equilibrio a su vida. Sin embargo, Lena no está dispuesta a aceptar su destino fácilmente. Mientras lucha por comprender y aceptar el vínculo que la une a Aiden, descubre que su conexión va mucho más allá del amor: está vinculada a un oscuro secreto que podría destruirlos a ambos.En medio de luchas internas, conflictos con otras manadas, y una amenaza que podría desencadenar una guerra, Lena debe decidir si está dispuesta a aceptar la marca del Alfa y el destino que le ha sido impuesto, o seguir su propio destino
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Capítulo 15 Sombras del Pasado
La luz del amanecer se filtraba a través de las cortinas de la cabaña, iluminando suavemente el rostro de Lena.
Despertó envuelta en los brazos de Aidan, el alfa de la manada y ahora su esposo. La calidez de su cuerpo la reconfortaba, pero una inquietud latente la mantenía alerta.
Había algo en el aire, algo que no podía definir pero que sabía que cambiaría todo. Aidan se removió a su lado, despertando con un suave gruñido.
Sus ojos dorados la miraron con ternura antes de depositar un beso en su frente.
—Buenos días, mi luna —murmuró Aiden, atrayéndola más hacia él.
—Buenos días —respondió Lena, intentando devolverle la sonrisa, aunque la preocupación seguía presente en su mente.
Aidan la observó por un momento, su mirada se volvió seria. Él siempre podía sentir cuando algo la perturbaba. Pero antes de que pudiera preguntar, Lena desvió la conversación.
—Deberíamos regresar a la casa —dijo ella, sentándose y estirándose.
El anillo en su dedo brillaba con la luz de la mañana, un recordatorio de la vida que ahora compartían.
Aidan asintió, aunque la preocupación persistía en su rostro.
Sabía que Lena aún tenía dudas, y aunque había hecho todo lo posible para mostrarle que su vínculo era inquebrantable, había algo en su pasado que él temía revelar.
Algo que podría destruir todo lo que habían construido juntos.
Lena decidió salir a caminar después de que Aidan se fue a ocuparse de los asuntos de la manada.
Necesitaba despejar su mente, organizar sus pensamientos. Sin embargo, mientras caminaba por el sendero que bordeaba el bosque, una figura familiar se cruzó en su camino. Serena.
La chica tenía los ojos rojos, evidentemente había estado llorando, pero en su mirada había una determinación fría, casi aterradora.
—Tú —dijo Serena con una voz que cortó el aire como un cuchillo—, necesito hablar contigo.
Lena se detuvo, su corazón comenzó a latir con fuerza.
Había evitado a Serena desde la boda, sabiendo que la rivalidad entre ellas solo empeoraría con el tiempo.
Pero ahora, enfrentarse a ella parecía inevitable.
—¿Qué quieres, Serena? —preguntó Lena, intentando mantener la calma.
Serena sonrió, pero era una sonrisa amarga, sin alegría alguna.
Dio un paso hacia Lena, reduciendo la distancia entre ellas.
—Solo quiero decirte que no deberías estar tan segura de ti misma —comenzó Serena, con una frialdad en su tono que hizo que Lena se pusiera en guardia—.
Aidan y yo tenemos un pasado, Lena. Un pasado que no puedes simplemente borrar con un matrimonio apresurado bajo la luna.
Lena frunció el ceño, pero no respondió. Sabía que Serena y Aidan habían estado cerca antes de que ella llegara, pero Aidan nunca le había hablado de una relación íntima.
—Él y yo estábamos destinados a estar juntos —continuó Serena, su voz cargada de resentimiento y odio—.
Hubo un tiempo en el que yo era todo para él. Nos entregamos el uno al otro en cuerpo y alma.
La declaración de Serena cayó sobre Lena como un balde de agua fría.
Aunque trató de mantenerse firme, la idea de Aidan y Serena juntos la perturbaba profundamente.
¿Por qué Aidan no le había contado esto? ¿Qué más le estaba ocultando?
—Eso fue antes de que tú aparecieras —Serena se acercó aún más, con una amenaza latente en sus ojos—.
Pero eso no significa que haya terminado. Él es mío, Lena. Siempre lo ha sido, y siempre lo será.
Y haré todo lo posible para recuperarlo.
Lena sintió que el mundo a su alrededor se desmoronaba. La seguridad que había empezado a construir con Aidan se tambaleó bajo el peso de las palabras de Serena.
¿Podría ser cierto? ¿Podría Aidan seguir sintiendo algo por Serena?
Pero Serena no había terminado. Se inclinó hacia Lena, su voz un susurro venenoso.
—Aidan no es quien tú crees que es —le dijo—.
Hay cosas de su pasado que te dejarían helada. Cosas que te harían dudar de cada palabra que te ha dicho.
Lena se tensó. No quería escuchar más, pero algo en su interior la obligaba a seguir prestando atención.
—¿Qué estás diciendo? —preguntó Lena, su voz apenas un murmullo.
Serena sonrió triunfalmente, sabiendo que había plantado la semilla de la duda en el corazón de Lena.
—Solo te diré esto —dijo Serena—. Aidan ha hecho cosas... cosas oscuras para llegar a donde está. Y si supieras lo que yo sé, te lo pensarías dos veces antes de confiar en él.
Serena, siguió su camino después de plantar duchas en Lena.
Lena regresó a la cabaña inmediatamente que compartía con Aidan, pero esta vez, todo se sentía diferente.
Las palabras de Serena resonaban en su mente, una y otra vez.
Se sentó en la cama, apretando el anillo en su dedo, buscando consuelo en su unión con Aidan, pero la duda la carcomía.
Cuando Aidan regresó esa noche, Lena no pudo ocultar su inquietud. Él la miró con preocupación, y sin perder tiempo, se acercó a ella, tomando sus manos entre las suyas.
—¿Qué ocurre, Lena? —preguntó suavemente—. Puedo sentir que algo no está bien.
Lena lo miró a los ojos, y en ese momento supo que no podía seguir así.
Necesitaba respuestas.—Hoy hablé con Serena —comenzó Lena, su voz temblando ligeramente—.
Ella me dijo que ustedes dos tenían una historia... y que me estabas ocultando algo. Algo oscuro de tu pasado.
Aidan cerró los ojos por un momento, como si estuviera reuniendo el valor para enfrentar lo que sabía que vendría.
Luego, abrió los ojos y su mirada se encontró con la de Lena.
—Serena y yo... sí, tuvimos una relación en el pasado —admitió Aidan—. Pero eso fue antes de que supiera que tú eras mi verdadera Luna.
Nunca pensé en ella de esa manera, Lena. Lo que sentí por ella no se compara en absoluto con lo que siento por ti.
Lena asintió, pero la duda persistía.
—¿Y lo que ella dijo sobre un oscuro secreto? —preguntó Lena, su voz más firme ahora—.
¿Es cierto, Aidan? ¿Hay algo que me estás ocultando?
Aidan soltó sus manos y se alejó, sus ojos se oscurecieron con una mezcla de dolor y culpa.
Lena sintió un nudo formarse en su estómago al ver la expresión en su rostro.
—Hay algo... algo que no quería que supieras —dijo Aidan en voz baja—.
Algo que he intentado dejar en el pasado, pero que nunca he podido olvidar.
Lena esperó, su corazón latiendo con fuerza.
—Cuando era joven, antes de asumir el liderazgo de la manada, hice cosas de las que no estoy orgulloso —confesó Aidan, su voz llena de amargura—.
Tomé decisiones impulsadas por la rabia y la venganza. Hubo un ataque a una manada vecina, y aunque fue justificado por las amenazas que enfrentábamos, mi sed de venganza me llevó a hacer cosas que todavía me persiguen.
Lena se quedó sin aliento. Sabía que los alfas debían tomar decisiones difíciles, pero nunca había imaginado que Aidan pudiera cargar con un pasado tan oscuro.
—¿Qué... qué hiciste, Aidan? —preguntó, su voz apenas audible.
—Serena tenía un hermano —continuó Aidan—.
Un joven que era considerado una amenaza para nuestra manada. Yo lo capturé y... en un acto de furia, lo maté.
No sabía que era hermano de serena
Lena sintió que el suelo se desmoronaba bajo sus pies. La revelación la golpeó como un mazazo, dejándola sin palabras.
Q—Nunca quise que supieras esto, Lena —dijo Aidan, su voz quebrándose—.
Pero ahora sabes la verdad. Sabes quién soy realmente.
Lena retrocedió, luchando por procesar lo que acababa de escuchar.
La imagen que tenía de Aidan, su alfa, su esposo, se había fracturado. Había conocido al hombre fuerte y protector, pero ahora veía un lado oscuro de él, un lado que nunca habría imaginado.
—No sé qué decir —susurró Lena, sintiendo las lágrimas quemar en sus ojos—.
Esto es... demasiado.Aidan se acercó a ella, pero Lena levantó una mano, teniéndolo.
Necesitaba espacio, necesitaba tiempo para pensar.
—Entiendo —dijo Aidan, con una tristeza que Lena nunca había visto en él—.
Te daré todo el tiempo que necesites, Lena.
te felicito x tu historia con Lena estuvo increíble q tengas muchos éxitos y sigue así ojalá nos mande la notificación de la historia de sienna a los q no nos aparece