La vida de Alana era perfecta: un esposo amoroso, un hijo, y su carrera como psicóloga iba en ascenso. Hasta que una llamada cambió todo, su esposo había hecho cambios en su testamento, ya que poseía una gran fortuna heredada por sus padres. Lo que nunca imagino es que esto solo el inicio de su sufrimiento.
Y es que la tragedia toca a su puerta cuando su hijo y esposo son atropellados, perdiendo la vida. Tras las muertes, Alana se entera de toda la verdad: su esposo le había quitado la herencia y ahora, quien lo heredaba todo era la amante, la cual resultó ser su supuesta mejor amiga, Kiara. Ante esto, Alana no está dispuesta a permitir que quien la traicionó disponga de lo que le pertenece, y luchara para recuperarlo, encontrando en su camino, todos los secretos sucios de su difunto esposo y su ex amiga. ¿Podrá Alana recuperar lo suyo y obtener justicia?
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Capitulo 14
Siara:
Formé todos los reportes financieros, cada uno con su reporte y no me salga mi jefe que no lo entendía. La puerta de su oficina se abrió, apagué el portátil bajando la tapa, ya pasaban de las 9:00 pm, seguro que Alana ya me estaba esperando. Aunque estaba con Javier al pedirme la llave de la bodega de la parte de atrás de la casa, sabía que había llevado las cosas de su hijo para buscar a quien regalarla. Reposé mis codos en la mesa pensando en lo que fuerte que es Alana, la manera tan descarada que ese par de desgraciados habían jugado con cada uno, con ella más que nadie, con Javier.
Siara: Hay Javier, si nunca hubieras puesto los ojos en Kiara, tu vida sería otra, quizá no conmigo pero… ayy ya ni llorar es bueno.
Weston: Ahora hablas sola.
Tragué saliva tomando mi bolso, me puse de pie mirando a mi jefe, no por nada, es un hombre bastante guapo y de buen ver, sus amistades siempre andaban a la par de él, un hombre con mucho dinero y poder que cualquier mujer desearía estar con él, pero siempre estuvo junto con su esposa que formaban un gran equipo en esta compañía.
Weston: Puedes dejar los informes en mi escritorio.
Siara: Estos son solo los borradores, lo que lleve a la conferencia serán una vez que usted los apruebe.
Dio unas palmaditas en la pared caminando hacia el ascensor, tomé las carpetas haciendo lo que me dijo antes de irme, así si por una o por otra razón se me hacía tarde nuevamente, él podría revisarlos con tranquilidad. Abrí la puerta abanicando mi mano del olor al cigarrillo que minaba por todo el lugar, pasé del lado donde él se sentaba, en su escritorio estaba la foto de la señora Amanda, una mujer muy hermosa con un futuro demasiado prometedor, su hermosa hija con esos ojos que de verdad no tenían nombre, entre el color de los ojos de él y su madre, nació una hermosa jovencita.
Siara: Usted igual está pasando por algo similar que mi amiga, pero usted se quedó con el consuelo de su hija, en cambio Alana ni de eso.
Acomodé las carpetas por el orden de departamentos. Los miré riendo, ya era demasiado tarde y tenía que pasar a comprar algo para la cena, si Alana supiera que no tengo más que fruta, tenía que apresurarme, cerré la puerta caminando directo hacia los ascensores, las puertas se abrieron, entré acomodando mi bolso, buscaba mi móvil. Lo sostuve viendo el numero de Alana, el ascensor se detuvo salí escribiendo un mensaje para ella. El de seguridad abrió la puerta, agradecí…
Seguridad: Hasta mañana.
Levanté la mano en forma de adiós, metí mi mano en la bolsa buscando las llaves de mi auto… mi móvil empezó a sonar viendo la llamada de Alana…
Oficial: Señorita Siara Quiin…
Miré frente de mi a tres oficiales que estaban obstruyendo mi paso hacia mi auto. Le sonreí no entendiendo que hacían tres oficiales en un lugar siendo propiedad privada.
Siara: Si… soy yo.
Uno de los oficiales me tomó de la mano con fuerza llevando hacia atrás, golpeó mi cuerpo y cara en el capirote del auto con mucha fuerza.
Siara: ¿Qué sucede?
Otro de los oficiales sostuvo mi bolso levantando el móvil, que había caído en el piso al jalarme.
Oficial 2: Que detenida por agresión física a una mujer embarazada.
Rodé los ojos negando con la cabeza, miraba a los oficiales que otro se puso a revisarme sintiendo sus asquerosas manos tocando mi cuerpo.
Siara: Oiga no me esté tocando de esa manera… Oficial… Oficial… puedo explicarlo.
Seguridad: Señorita Siara… ahora mismo habla al señor Weston.
Siara: No, no… esto es un mal entendido. Aaayyyy…
Me estaba esposando el tipo, no podía creer la fuerza que estaban usando estos tres hombres. El de seguridad tomó su móvil empezando a llamar quien sabe a quien, esperaba que no fuera al señor Weston, la vergüenza que esto me causaría.
Siara: Es un mal entendido,… esa mujer miente.
Oficial: Tiene derecho a guardar silencio o todo lo que se diga será usado en su contra.
Me jaló de mala manera, el otro abrió la puerta teniendo mi bolso en mano, seguía sonando mi móvil, pero ni pude contestar la llamada. Me jaloneaban de un lado y del otro haciendo que entre de mala manera en la parte de atrás… pero si estos con razón se decía que usaban exceso de fuerza. Cerraron la puerta, trataba de acomodarme en el asiento.
- Comandante… comandante… ¿Me copia?
- Adelante oficiales…
- Hemos detenido a la señorita Siara Quiin por agresión física a una mujer embarazada que levantó cargos.
- Dieron veracidad de los golpes.
- Si, señor.
- A la comandancia y directo a los separos.
Siara: Estan equivocados, ella también me agredió, no lo ven. Tengo golpes, moretones.
Levanté una de mis piernas pateando el asiento del oficial de copiloto.
Oficial: Calmese señorita, estamos cumpliendo con nuestro trabajo.
Siara: Pues lo hacen muy mal, ella es la verdadera culpable de todo lo malo que le pasa a todas las personas.
Ellos como siempre en su postura de superioridad no escuchan, tampoco entendían nada de lo que les estaba diciendo, hasta parecía que estaban sordos. Dejé caer mi cuerpo de lo agotada de pelear por algo que Kiara se podría salir con la suya.
(…)
El auto de los oficiales se detuvo en la comisaría, nunca había pisado un lugar como este, durante todo mi tiempo no había tenido la oportunidad de meterme en tantos problemas como el día de hoy. Abrió la puerta jalando mi brazo.
Siara: Oiga con cuidado… me está lastimando.
Oficial: Se da cuenta, con un simple agarre de abrazo le duele, ¿Qué sería de esa muejr si pierde su hijo? No habría nada que lo aliviara.
Siara: Ahh… si, pues dígaselo a ella, que se acostó con el esposo de nuestra amiga y ¿Dónde está?
Oficial: Andando.
Me subía a base de empujones no tan fuertes, pero si seguía así en una de esas podía tropezarme y caer, entré a la comisaría, viendo a un hombre rubio alto, levanté una ceja al ver que me miraba pasando de largo, estaba firmando algo.
Siara: Esto es injusto… MUY INJUSTO… ELLA TAMBIEN DEBERÍA ESTAR AQUÍ.
Oficial: Haga silencio que el comandante no está de muy buen humor…
Siara: ME IMPORTA UNA MIERDA…
Negué con la cabeza al ver que abrieron una celda donde habían otros hombres pero del otro lado, al menos eran celdas separadas.
Siara: Lo van a pagar muy caro… voy a saber el número de placa y sus nombres…
Gerard: ¿Qué sucede oficial?
Rodé los ojos, me estaban quitando las esposas haciendo que entrara a la celda.
Siara: Tienen al a persona equivocada.
Oficial: Es la chica que golpeó a una mujer embarazada, sus golpes eran demasiados.
Siara: Ella igual me golpeó.
El oficial me empujó tanto que casi caía al ingresar a la celda.
Gerard: OFICIAAAALLL!!! NO LA TOQUE DE ESA MANERA…
Sobé mis manos mirando hacia el hombre que estaba leyendo el reporte o lo que sea, me miró pasando la mirada hacia el oficial, negué con la cabeza, sacó su lapicero de su uniforme empezando a firmar….
Gerard: Pasarás aquí 48 hrs detenida o pagas una multa de 1000 euros…
Siara: Tengo trabajo, no puedo quedarme aquí… tengo que llegar a casa… tengo que …
Mordí mi labio inferior sintiendo mis ojos humedecerse, el comandante levantó una ceja, solo negué con la cabeza…
Siara: quiero hacer una llamada.
Gerard: ¿Abogado?
Siara: Tengo derecho a una llamada ¿no?
Gerard: que haga su llamada después de una hora.
Siara: Nooo… ahora… quiero hacerla ahora.
Sonrió en forma de burla, contenía las lagrimas, no quería darle el gusto a esta manera tan injusta que estaba siendo tratada. Se acercó a la reja abriendo. Hizo seña que cedía el paso. Lo miré de reojo saliendo, el oficial venía detrás de mío y este comandante a un lado.
Gerard: Golpear a una mujer embarazada es un fuerte delito. Así que aprovecha bien tu llamada.
Rodé los ojos, abrió al puerta de una cabina cerrando, estaba ese hombre en el móvil, levanté el auricular, estaba nerviosa, ahora que podía pensar de mi en tener que llamarlo. Marcaba el número. Esperaba, en verdad que rogaba que tomara la llamada y no me vaya a salir con una grosería o que no tenía por que atender mi llamada.
Llamada:
- Diga.
- Soy… ammm, Siara.
- ¿Qué hiciste Siara? Fuiste a golpear a Kiara…
- Si… no… mira… no tenía a quien acudir.
- No tengo tiempo para resolver tus problemas… Buenas noches.
- No, no, no, no, no, no no me cuelgues solo tengo derecho a una llamada.
- ¿Qué dices? ¿Dónde estas?
- Ammm, tu esposa, levantó cargos…. Bueno… Javier… Javier…
Mordí mi labio inferior, colgué el auricular mirando hacia el comandante que no apartaba la mirada de mi. Abrió la puerta.
Siara: Esperaré las 48 hrs.
Gerard: Vamos a los separos.
Bajé la mirada, como pude ser tan tonta pensar que Javier pudiera llamarme, no quería preocupar a Alana, ella era la que tendría que saberlo, pero al saber que me piden dinero haría hasta lo imposible por conseguirlo sin importarle nada lo que menos quería era seguir preocupando, abrió la celda haciendo que entrara.
Gerard: La señora tengo entendido que se está realizando unos estudios, pidió que se la agresora se hiciera cargo de los gastos.
Negué con la cabeza, bajé la mirada dejando caer mis lagrimas…
Gerard: A veces, hacer cosas como agredir trae muchas consecuencias, ahora antes de volver hacerlo lo pensarás dos veces.
Siara: No es posible…
Miré al hombre que se detuvo dando media vuelta…
Siara: Por eso se les acusa por muchas cosas que hasta usted ha hecho mal, lo he visto en noticias, en todo lo que se ha dicho, y nadie les hace nada, igual que a esa mujer, daña, traiciona, hace sufrir a otras personas y nadie le hace nada. Así es la ley, los buenos pagan por los malos.
Me di la media vuelta sentándome en ese colchón, él me miraba sin decir nada, pero tampoco esperaba que hiciera, ellos con el poder que tienen pueden hacer hasta que me extiendan los días aquí en este lugar.
Abracé mi cuerpo recostándome dando la espalda, me solté a llorar sin que nadie lo escuchara, solo quería salir de este lugar. Cubrí mi rostro, al menos espero que Don tito logre comunicarse con Weston. Tendría que esperar demasiado 2 días, y había perdido mi llamada.
Siara: Que tonta.
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