En un reino gobernado por una familia real que ha reinado durante siglos, Lilith, una joven de extraordinaria belleza y poderes mágicos, nace destinada a ser la villana del cuento. Desde niña, Lilith ha sido marginada y temida por los habitantes del reino, quienes creen que su sola existencia traerá la ruina a todo lo que ama.Cuando el rey y la reina mueren en extrañas circunstancias, Lilith se ve obligada a huir del palacio y a esconderse en las sombras, mientras que su hermano Azrael asciende al trono, convirtiéndose en un gobernante tiránico y despiadado.Decidida a reclamar su derecho al trono y a demostrar que no es el monstruo que todos creen, Lilith se embarca en una peligrosa aventura, enfrentándose a criaturas mitológicas, aliados inesperados y a su propio destino. A lo largo de su viaje, Lilith deberá aprender a abrazar su naturaleza oscura y a utilizarla para liberar a su reino de las garras de su hermano.¿Logrará Lilith superar los prejuicios y convertirse en la heroína de su propia historia? Descúbrelo en esta épica novela de fantasía, llena de magia, intriga y un giro inesperado que te dejará sin aliento.
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Capitulo 15
Capítulo 15 - Luz en la Oscuridad
Observé, impotente, cómo la criatura demoníaca se acercaba a mí, su mirada ardiendo con una malicia abrumadora. En mi mente, todo parecía girar en torno a la trágica imagen de Endymion yaciendo sin vida a mis pies, y un profundo dolor me consumía por dentro.
Pero en medio de esa desesperación, una pequeña llama de esperanza comenzó a brillar en mi corazón. Recordé las palabras de Selene, Zahra y los demás, quienes me habían enseñado que el amor y la fortaleza interior son las armas más poderosas contra la oscuridad.
Tomando una profunda respiración, me puse de pie, enfrentando a la bestia con determinación.
—Aún no has ganado —le espeté, sintiendo cómo mi poder mágico empezaba a fluir con renovada fuerza—. Mientras quede aliento en mi cuerpo, lucharé para proteger a este reino y a las personas que amo.
La criatura soltó una carcajada burlona.
—¿Crees que puedes detenerme? —bramó—. ¡Soy invencible, y nada podrá evitar que me apodere de todo lo que alguna vez fue tuyo!
Extendió sus garras hacia mí, pero en un rápido movimiento, alcé mi mano y creé un campo de energía que detuvo su ataque. Pude ver la sorpresa y la ira reflejadas en sus ojos.
—No lo entiendes, ¿verdad? —dije, con voz serena—. El amor y la determinación que llevo en mi corazón son más poderosos que cualquier oscuridad que tú puedas generar.
Concentrando todo mi poder, invoqué un hechizo antiguo y poderoso, uno que Selene me había enseñado en caso de enfrentar una amenaza de tal magnitud. Una cálida y brillante energía comenzó a emanar de mí, envolviéndome en una aura de luz.
La criatura retrocedió, aullando de dolor ante el resplandor que la hería. Comprendí que finalmente había encontrado la fuerza necesaria para enfrentarla.
Mientras la bestia se retorcía, alcé la voz, llamando a mis aliados.
—¡Damien, Esmeralda, Theron! ¡Ahora! —grité.
En un movimiento coordinado, mis compañeros se unieron a mí, canalizando sus propias energías para fortalecer el hechizo. Juntos, formamos una barrera de luz que comenzó a empujar a la criatura, alejándola poco a poco del reino.
La bestia lanzaba alaridos de agonía, incapaz de soportar el poder de nuestra magia unificada. Finalmente, con un último esfuerzo, logramos expulsarla de nuestras tierras, encerrándola en una prisión de luz.
Un silencio tenso y cargado de emoción llenó el campo de batalla. Recorrí con la mirada a mis compañeros, viendo en sus rostros el orgullo y la determinación. Pero mi corazón se encogió al volver a posar mis ojos sobre el cuerpo inerte de Endymion.
Lentamente, me acerqué a él y me arrodillé a su lado, tomando su mano con suavidad. Las lágrimas brotaron de mis ojos mientras recordaba todo lo que habíamos vivido juntos, y el sacrificio que había hecho para salvarme.
—Endymion... —susurré, con la voz rota por el dolor—. Gracias por creer en mí, por amarme a pesar de todo. Nunca olvidaré lo que has hecho por mí y por este reino.
Selene se acercó y puso una mano reconfortante sobre mi hombro.
—Lilith, sé que es difícil, pero debemos seguir adelante —dijo, con voz grave—. Endymion dio su vida para protegernos a todos, y honraremos su memoria luchando por construir el futuro que él soñaba para este reino.
Asentí lentamente, secando mis lágrimas. Sabía que ella tenía razón. Endymion había muerto como un héroe, y no iba a permitir que su sacrificio fuera en vano.
—Tienes razón —respondí, con determinación—. Vamos a reconstruir nuestro hogar, a sanar las heridas de esta guerra y a crear un mundo mejor, donde la luz siempre triunfe sobre la oscuridad.
Juntos, nos pusimos manos a la obra, guiados por la inspiración que Endymion nos había dejado. Poco a poco, el reino comenzó a resurgir de sus cenizas, y la esperanza volvió a brillar en los ojos de nuestro pueblo.
Aunque el camino no sería fácil, sabía que enfrentaríamos los desafíos venideros con valentía y determinación. Endymion viviría por siempre en nuestros corazones, y su legado nos guiaría hacia un futuro lleno de luz y prosperidad.
Esa es mi humilde opinión.