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Caoba

Caoba

Status: Terminada
Genre:Completas / Malentendidos / Reencuentro / Matrimonio arreglado / Juego del gato y el ratón / Amor-odio / Viaje a un mundo de fantasía
Popularitas:176.5k
Nilai: 4.9
nombre de autor: thailyng nazaret bernal rangel

Cuarto libro de la saga colores.

Edward debe decidirse entre su libertad o su título de duque, mientras Daila enfrentará un destino impuesto por sus padres. Ambos se odian por un accidente del pasado, pero el destino los unirá de una manera inesperada ¿Podrán aceptar sus diferencias y asumir sus nuevos roles? Descúbrelo en esta apasionante saga.

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MI NUEVO HOGAR

...DAILA:...

Mi nuevo hogar era un lugar de extenso follaje verde profundo y hermosas plantas floreadas que daban la ilusión de un paraíso terrenal, de un sueño. Me quedé atónita cuando bajé del carruaje, observando todo a mi alrededor, rodando mis ojos por las hermosas fuentes y las esculturas de piedra.

Al frente había una maravillosa estructura parecida a un castillos, pero más pequeño, con dos torres a los extremos, ventanas grandes y gárgolas, también tenía tres pisos, grandes y amplias escaleras donde había un personal esperando y observando hacia nosotros.

Observé al duque.

Se encogió de hombros ante mi pregunta silenciosa.

— A mi familia le encantaba el lujo y alardear de su gusto por la buena arquitectura.

El mozo cargó las valijas y empezamos avanzar hacia las escaleras.

El duque me presentó al personal.

Todos hicieron una reverencia y me llamaron por mi nuevo título.

Llegué a la última persona, en la gran entrada. Una mujer mayor, delgada, con vestido negro y el cabello atado lleno de canas.

— Ella es la ama de llaves, Lidia — Dijo el Señor Edward, señalando hacia la dama — Lidia, ella es mi esposa, Daila Jed, la nueva duquesa y señora de ésta casa.

La mujer hizo una reverencia — Bienvenida Su Excelencia, estoy aquí para servirle — Su rostro permaneció serio y a juzgar por sus arrugas siempre tenía esa misma expresión.

— Un gusto, Señora Lidia.

— Lidia ¿Sabes si el abogado ya llegó?

Pasé a un segundo plano cuando la mujer desvió sus ojos hacia mi esposo.

— Si, como usted ordenó, el abogado está esperando en el salón, llegó un poco temprano y le tuve que entretenerlo con té y galletas, no es muy paciente — Gruñó la mujer.

— Iré de inmediato. Lleven el equipaje de mi mujer a la habitación que está junto a la de mi hermano, a la mía — Corrigió rápidamente y la mujer asintió con la cabeza, el duque me observó — Iremos al salón a ver el abogado.

— Estoy muy agotada, no creo que sea necesario que lo acompañe.

— Debemos ir juntos con el abogado, después podrá descansar — Fue autoritario, como si no le gustara que lo desafiara frente al personal — Lidia se encargará de ultimar los detalles de su habitación, de preparar su baño.

La mujer me observó y asintió con la cabeza.

El duque me tomó de la mano y me tensé, sintiendo una ola caótica de sensaciones.

Me llevó adentro, hacia el amplio vestíbulo.

El suelo era de mármol blanco, con mosaicos y paredes color crema. Había una escalera al frente, que se extendía hacia arriba y luego se dividía en dos tramos.

No me llevo por ahí, sino por un pasillo de la izquierda.

Había mucha claridad gracias a los ventanales.

Ese lugar era hermoso.

Me solté del agarre del duque cuando no hubo nadie y él se detuvo en seco.

— ¿Qué le sucede? — Me observó de reojo y tragué con fuerza.

— No es necesario que me tome de la mano — Dije y elevó una comisura.

— ¿Hasta con un roce de mi mano se enciende?

Su mirada depredadora volvió y resoplé.

— No sea arrogante. Eso no es así.

— ¿Entonces por qué siempre está huyendo? — Se acercó abruptamente y retrocedí — ¿Por qué se sonroja y se pone a temblar?

— ¡Cierre la boca!

Dí un paso al frente, para tratar de hacerle entender que se equivocaba y me observó desde su altura.

— ¿Quiere jugar?

— No le temo.

— No, no me teme, pero se teme a usted misma, tiene miedo de esto que siente — Volvió a tomar mi mano, frotando la palma, me quedé quieta, sintiendo el cosquilleo en todo mi ser, entre mis piernas — Esto no le hará, yo no le haré daño ¿Pero si cree qué resistiéndose puede disipar las ganas? Está muy equivocada — Esos ojos me hipnotizaban, el acento seductor de su voz era tan atrayente — Aumentarán tanto que me terminará suplicando para que acabe con su dolor, porque esto se convierte en una molestia sino se alivia.

No le solté la mano, en cambio me acerqué tanto hasta rozar mi pecho con el suyo.

— Jamás me oirá suplicar — Gruñí, con todo el odio que pude — Y menos por usted — Enseñé mis dientes.

— No diga cosas de la que pueda arrepentirse — Apretó su agarre cuando intenté retroceder — Usted me necesita.

— Yo no lo necesito.

— Estaba húmeda — Dijo, reparando todo mi rostro, mi corazón ya no sabía como latir normal — Y más cuando empecé a tocarla, cuando probé su elixir sentí el sabor de su necesidad ¿Cómo puede mentirse a sí misma?

— Yo lo odio — Me zafé, retrocediendo, con el rostro tan caliente que seguramente parecía un tomate.

— Me odia, pero me desea.

— El deseo es momentáneo y esto pasará.

— Tiene todo el mes para entregarse a mí y como van las cosas, usted no podrá resistirse por más tiempo — Se lamió los labios.

Ese maldito bigote me distraía.

— Eso ya lo veremos. Al contrario de usted, yo no tengo urgencias por desahogarme...

— Tenía, desde que la toqué eso cambió y dado que no sabe como satisfacerse a si misma, será a mí a quien acudirá.

— ¿Satisfacerme? — Arqueé mis cejas.

— ¿Su tía no le habló de eso?

Mi tía solo habló de las relaciones entre dos, de los encuentros en pareja, no de algo así.

Fuera lo que fuese, yo no quería saber más.

— Sí, si me habló — Mentí, acomodando mi postura, por la expresión que me dió no se esperaba que respondiera de tal forma — Mejor sigamos, estoy demasiado agotada, quiero dormir.

Apretó su mandíbula y emprendió su marcha.

Debía poner en práctica todo lo que me había enseñado Estela en cuanto a manipular a un hombre para dejar las cosas a mi favor, usar mis dones de belleza y usar ese deseo en su contra. No podía seguir siendo tan débil frente a ese hombre tan experto, él tenía sus armas, pero yo también tenía las mías.

Lo seguí hacia un umbral al final del salón.

Entramos en un salón amplio, con sillones blancos, pareces celestes y una chimenea al frente.

Un hombre se levantó de su asiento.

Edward saludó al hombre, estrechando su mano con la de él, mediando palabras.

— Lord Edward, por los rumores que vuelan, usted ha cumplido con lo que estipulaba el testamento — Dijo el hombre, observándome detenidamente — ¿Ella es su esposa?

— Así es, señor, ella es Lady Daila Delacroix — Dijo, fingiendo orgullo cuando posó una mano en mi espalda.

Delacroix, tenía su apellido.

Maldito ¿Por qué tenía que tocarme así? Su mala intención de tentarme no cedería. Con un mínimo roce yo ya estaba temblando, era tan débil, tan estúpida para sentir atracción por un ser como él.

Un mujeriego, un calculador, un vengativo, rastrero, seductor, bien parecido...

¡Ya basta!

— Encantada, su excelencia, ella es muy hermosa.

— Lo es — Dijo él, tensando su cuerpo, como si no le gustara en absoluto la mirada que me estaba dando el abogado.

Le sonreí — También es un gusto, señor.

— Es hija de los condes de Hilaria.

— Oh, me alegra, parece ser una señorita de buena familia — El abogado volvió a observarme y el duque apretó su mandíbula, sacando un papel doblado del interior de su chaqueta.

— Éste es el acta de matrimonio, puede verificarla.

El abogado la tomó — Claro, mi lord, pero me gustaría que fuese en el estudio, así aprovechamos de hablar de lo que nos falta.

— De acuerdo, vayamos — Ondeó su mano hacia el pasillo, me observó a mí — Vaya al vestíbulo, llame a Lidia, ella la guiará a sus aposentos.

Salió del lugar junto al abogado, quien se despidió amablemente de mí.

Me quedé un rato en el salón, suspirando pesadamente.

Ese palacio era demasiado grande y como yo era la señora de la casa tendría que ocuparme de mantenerla bien y preparar todo lo relacionado con ella.

Era una duquesa, algo que ni en mis sueños más profundos imaginé.

Salí del salón, admirando los adornos.

Volví al vestíbulo, pero todo estaba tan espacioso y vacío que me quedé allí de pie, sin saber a donde ir.

Había un enorme retrato en la pared.

Un hombre muy parecido, a su lado había una mujer de cabellos claros y dos pequeños sentados en un blanco adelante de ellos.

Observé al más pequeño, tierno, con un trajecito azul y las manos apoyadas de su regazo, era regordete y sonreía con timidez.

Era Edward. Hasta de niño era lindo.

También había otro cuadro al lado, de un hombre joven, con el cabello oscuro como el de Edward, pero con rasgos más maduros y expresión seria.

Guillermo, el hermano de Edward.

— Mi señora ¿Qué hace aquí tan sola? — La ama de llaves venía bajando las escaleras.

— Lord Edward está ocupado con el abogado y como no conozco la casa.

— Venga conmigo, le mostraré su habitación y toda la casa — Dijo, sin dejar la seriedad.

— ¿El tour puede separar? Es que estoy agotada, quiero descansar.

— Es usted la duquesa, así que no debe preguntarme a mí, puede hacer lo que desee ¿Y si desea descansar? Está bien, mañana le mostraré los espacios.

Se giró y la seguí.

Subiendo hasta el tercer piso.

Todo tan lujoso y pulcro que hasta yo me sentía como una simple sirvienta pisando todo con cuidado.

— Ésta es el ala este.

Entramos en una de las torres.

— Es preciosa.

Todo era fino y de buen gusto. Más impresionada no podía estar.

Me llevó hacia la segunda puerta del pasillo y la abrió.

— Aquí está su habitación — Extendió su mano en bienvenida.

Entré y casi suelto un silbido inapropiado.

Era de paredes color melón, con una cama amplia de postes y cortinas doradas. Había un lindo sillón y una mesa para el té, también un armario grande y una cómoda.

La pared de frente estaba ocupada por una gran ventana que daba a un balcón con plantas floreadas en macetas de piedra.

Caminó hacia las puertas abiertas del frente.

— Éste es el baño y ya está listo para su uso.

La seguí, la bañera de bronce ocupaba el centro de la cámara y había un espejo enorme en la pared.

— ¿Esto perteneció a la duquesa? — Pregunté, oliendo las esencias ya puestas en el agua.

— ¿A quién se refiere?

— A la madre del duque, tengo entendido que su hermano...

— Que el Creador lo tenga en la gloria, a él y a toda la familia Delacroix — Me interrumpió para hacer esa plegaria — Si, ésta habitación era de la madre de Lord Edward, pero ahora le pertenece a usted. Disfrute su baño, estaré aquí afuera por si se le ofrece algo.

— Gracias.

Se marchó, cerrando las puertas del baño.

Me quité la ropa y me rendí a la sensación del agua fresca, tomándome mi tiempo para disfrutar de los lujos que hace tanto no podía gozar.

— Edward — Suspiré en alto mientras apoyaba la nuca del borde, me dí cuenta de lo que dije y cubrí mi boca.

¿Qué me estaba ocurriendo? Era increíble cuanta insensatez me provocaba.

Me quedé pensativa ¿Y sí cedía? ¿Si le dejaba hacerme todo lo que él quisiera? Sentí el calor dentro de mi cuerpo.

Si con solo sus dedos me había hecho delirar, no quería imaginarme lo que sería...

Sacudí la cabeza con brusquedad y me di palmadas suaves en las mejillas.

Decidí salir del baño, enrollando una toalla alrededor de mi cuerpo.

La ama de llaves estaba de pie junto a la cama.

— Como dijo que quería descansar, saqué un camisón del armario — Dijo, señalando hacia el colchón.

— Muchas gracias, mi lady.

Al parecer mientras estaba en el salón, ella había colocado todas mis pertenencias dentro del armario.

— Estoy a su servicio ¿Quiere que la ayude a peinarse?

— No gracias, yo lo haré, ya puede retirarse — Le sonreí débilmente, pero la mujer no cambió de expresión.

— Descanse, su excelencia.

Hizo una reverencia y se marchó a la puerta.

Me quedé sola, así que me quité la toalla y sequé mi cuerpo. Me vestí y fui a la cómoda, busqué un peine, encontrando uno de plata muy fino. Seguramente pertenecía a la madre de Edward.

Pasé el cepillo por mi cabello, luego me dirigí a la cama, pero divisé una puerta discreta en la esquina.

No pude evitar la curiosidad y me acerqué.

La abrí, encontrando una habitación similar a la mía, pero con paredes verde claro y cama con sábanas color vino.

Me percaté de que era la habitación del duque.

Me paseé por el lugar, sintiendo el terciopelo en las plantas de mis pies, tenía una alfombra de color cobalto, con hilos dorados, un poco excéntrico para mi gusto.

Había licor en una vitrina y un espejo ovalado apoyado cerca de la ventana.

Fuí hacia el armario y lo abrí.

La ropa de Edward, tan formal y elegante como su dueño, usada para completar su seducción.

La manilla de la entrada se sacudió y me espanté.

Estaba muy lejos de la puerta que conducía a mi habitación.

Corrí hacia la más próxima y entré rápidamente. Hallando un baño similar al mío, ya listo preparado para su uso.

Noté los pasos que se apresuraban y observé a todas partes, buscando un escondite.

"Por favor que no sea él" Recé para que fuese un sirviente y corrí hacia la cortina de la ventana, me escondí tras ella cuando la puerta se abrió.

Observé por el borde, con el corazón en la boca y me tensé cuando noté a Edward quitándose la chaqueta.

"Era una estúpida, ¿Cómo se me ocurría entrar a su habitación? Si me descubría no iba a dejarme ir sin tomar lo que le correspondía como esposo"

Me quedé quieta y silenciosa, observando como aventaba la chaqueta a la cesta que estaba en el suelo.

Se sentó en un banco para quitarse las botas, con movimientos ágiles y rápidos terminaron en el suelo.

Se sacó los calcetines, revelando dos pies muy masculinos y de buen tamaño.

Se levantó y tragué con fuerza cuando se quitó los tirantes para desabotonar su camisa.

Un pecho bien marcado con músculos se reveló ante mí y sentí mi boca seca cuando viaje mi mirada por su abdomen tallado con hileras de cuadros, un ombligo pequeño y más abajo había vello, de hecho sus pectorales también tenían, lo que aumentaba su masculinidad.

Los brazos también estaban marcados con músculos y venas marcadas.

Solo lo había visto una vez sin camisa, cuando estaba delirando por el dolor, pero no me había detenido a admirar todo su ser.

Sus manos fueron al botón de su pantalón y mi cuerpo empezó a acelerarse, a despertar por la expectativa.

Los deslizó junto con sus calzones.

Traté de no moverme por la impresión.

Más abajo de esas sexy líneas que marcaban sus caderas estrechas, estaba su sable. Jamás había visto uno, pero el suyo era de buen tamaño y no quería imaginar cuando estuviera altivo.

Las piernas largas y tonificadas se giraron para entrar en la bañera.

Revelando que su parte trasera también estaba bien dotada.

Entró en el agua y suspiró.

Empezó a bañarse.

"¿Ahora cómo iba a hacer para salir de allí?

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Mariela De Los Angeles Serrano
Es estresante cuando se hacen las dignas. El orgullo muchas veces no es bueno, porque al final terminas tragándose las palabras y mordiendo tu lengua
Eleonor Baker
Ella está bien, ella salvo a Lean y a su esposo...¿🤔Porqué no aceptar tantito que ella tiene razón?
Ness_Newt
Gracias por otra de tus historias. Recomendable toda la saga
Eleonor Baker
Que hermoso diálogo
Eleonor Baker
¡Esoooo carajo bien ahí! mínimo ya están parejos
Eleonor Baker
Uhhhh... Yo ahí, aviento la espada al suelo y le grito:Yo sola me desarmo ahí está, perdí porque quise y le quitas 1° El que el sea el que mande y establezca condiciones 2° Que no aceptas que no aclare y ojo eso aplica para todo
Eleonor Baker
¡Esoooo bien ahí! El ser rudo no quita que reconozca, esos son hombres
Eleonor Baker
Y la blusa que color era?
Gloria San Martin
pero si es la mamá de Edward y el viejo Delacroix la amaba,por qué al hijo lo odiaba? seguramente la esposa lo descubrió y tuvo que echarla y culpó al bebé.Cosas que a uno se le ocurren!!!
Gloria San Martin
que metáfora más linda !
laura valentina segura rueda
Excelente historia autora gracias
sandra martin
Autora no te olvides de la historia de los hijos por favor /Pray//Pray//Pray//Pray//Pray//Pray/
Dyjhons
jajajjajajajajajjajajaja muero
Stella Santabaya
Me encantó, me encantó,me encantó 😊💕🇦🇷
Noemi Alvarez
realmente la felicito autora, cada historia de la saga estuvieron maravillosas
Marleny Rodriguez
Normal
Marleny Rodriguez
Malo
SARITA carrasco ramos
tus cuatros historias lo máximo me mantuvo prendida /Kiss/
Blue 👻
Sinceramente ame todos los libros de esta saga, felicidades por tus historias✨❤️...sería genial ver una historia de los hijos de ellos djdjjdjd😂❤️✨
Blue 👻
buuu pensé que buscaba prometida para sus bebés sujddnjdd
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