Extraños

Nit

Día de la apuesta, nervios eso es lo que tengo.

¿Por qué?

Supongo que lo sé, pero no quiero admitirlo. El esta por llegar y estoy parada frente al edificio que le dije donde vivía. Otra mentira que aun no quiero revelar. Veo su carro justo en la esquina y pongo mi mejor sonrisa.

Se baja del carro con una sonrisa que me hace enamorar cada vez más.

-Hola preciosa, ¿estas listas? - se acerca a mi y me da un beso en la mejilla.

-Hola, claro que sí, lista para ganar, hasta llevo mi ingrediente secreto- señale mi mochila.

-No importa lo que lleves te ganare- dice confiando, esa seguridad me hace dudar un poco.

-Ya lo veremos- aunque dude un poco, no se lo demostrare.

Nos subimos al carro y llegamos a un edificio bastante elegante a pesar de que esta zona de la cuidad no es tan cara.

-Llegamos- dice mientras se estaciona. Ambos bajamos del carro y me guio hasta la entrada del edificio, saludo a los vigilantes muy cordial. Dice mucho de él hacer tal cosa. Llegamos al ascensor, bromea durante el trayecto hasta su departamento que es el último piso, piso 12 del departamento 1212.

-Bienvenida a mi hogar- me hace pasar y noto lo hermoso y pulcro de su departamento, veo una sala bastante amplia, una decoración entre gris y blanco, es bellísimo. Al otro lado veo una cocina que es mas grande que la sala, la decoración hace juego con la sala y eso que las encimeras son de color negros, pero de verdad es preciosa esta cocina.

-Es hermosa, de verdad que es preciosa tu cocina- dije sin dejar de admirar, escuché una pequeña risa de su parte.

-Te dije que me encanta cocinar, preferí una cocina así que una sala gigante- me dice, mientras se va a la nevera y saca una botella de champán. – Hay que celebrar que estas aquí- me señala la botella.

Asiento

Sirve en una copa y me la da, espero que se sirva y cuando lo hace chocamos las copas.

-Bienvenida- toma un sorbo al igual que yo.

-Gracias- le regale una sonrisa.

Alessandro tenía todo preparado, todos los ingredientes para los dos y hasta de sobra, cada uno tenia un molde para preparar y cada uno tenia una olla donde podíamos hacer las cosas sin molestar al otro. Note como picas los ingredientes y de verdad que lo hace como un profesional, pero no me desanimo, mi experiencia culinaria me enorgullece y no me importa que su corte sea de un profesional.

Mientras hacíamos las lasañas jugamos un poco, se mostraba un poco extrañado por mi manera de hacer la lasaña, ya que para nada es como la esta haciendo, aunque su manera de hacerlo tampoco es muy convencional, pero no niego que huele demasiado rico. Un poco de nervios entro en mí.

Dejamos las lasañas en el horno invadiendo un divino olor en toda la casa, nos sentamos mientras las lasañas se están cocinando, y ya la botella de champán va por la mitad.

-Debo confesar que ahora tengo un poco de nervios, estaba segura de mi lasaña, pero al ver como la preparabas, estoy algo nerviosa- confesé, mientras le di un sorbo a la bebida. No suelo tomar y creo que el efecto de esto esta causando en mi ser sincera.

-La verdad, yo también lo estoy, cocinas muy peculiar y eso hasta nervioso me puso- ambos nos reímos – Nit, ¿Puedo preguntar que paso con tu ex? - se notó nervioso al preguntar.

-Me engaño- dije sin más- con mi mejor amiga- hice unas comillas con mis dedos. El levanto sus dos cejas bastante sorprendido- seguimos siendo amigos- Levante mis hombros. Él se notó confundido a mis respuestas.

-No entiendo, te engaño con tu mejor amiga y ¿son amigos?

Asentí

-Cuando me enteré de la infidelidad de Luciano, fue un golpe muy duro, me sentí traicionada, no solo por él sino por mi supuesta mejor amiga, por un tiempo no les hable, creo que no pude ni siquiera tener mi vida en orden, mi hermana y mi cuñado estuvieron ahí cuidándome todo ese tiempo- note como sus cejas se intenta juntar al estar concentrado en mi historia. – Un día llega mi amiga- volví hacer las comillas- me pidió perdón, me dijo que sabia que estaba mal, pero que se habían enamorado sin querer, y que por más que intentaron detener lo que sentían, no pudieron, ella no quería lastimarme, ni él- voltee los ojos – pero no pudieron y se salió de control- subí mis hombros.

-¿La perdonaste?- me pregunto asombrado.

Negue

-No, pero un día fui al mercado y los vi, eran como una pareja de recién casados haciendo compras, al verlos sentí asco y rabia, pero luego vi como él la miraba- sus cejas ya no se intenta juntar, noto compasión en su mirada. – esa mirada de amor, esa que solo he visto tres veces, en orgullo y perjuicio, en una pareja que vi hace años y en ellos. El asco y la rabia se fueron, tampoco me sentí triste, era una sensación nueva. Ellos habían encontrado su amor, ahora yo quería lo mismo, y era obvio que no lo iba a tener con él – en mi rostro salió una pequeña sonrisa y en él también. – Ellos se dieron cuenta de mi presencia y ambos se soltaron como si hubieran visto un fantasma, pero lejos de reclamarle, les regalé una sonrisa, una sincera, me correspondieron y me fui de ahí. Al pasar unos meses me los volví a encontrar y esa vez hablamos como gente adulta. Ya no somos amigos como antes, ni nos escribimos como antes, pero si los veo puedo saludarlos sin rencor.

- Debo decirte que eso es muy maduro de tu parte, yo le hubiera partido la cara- me hizo reír.

-No lo dudo- tome un poco del champán.

-Hablando en serio, es increíble que no sientas rencor en ellos a pesar de lo sucedido- toma mi mano y me mira fijamente.

-No, prefiero centrarme en mí, y no tener ese sentimiento- sonreí al igual que él.

Un silencio se presentó en nosotros, pero no es incomodo para nada, nuestras miradas decían mas que miles palabras juntas, y sus ojos pedían permiso para besarme y los míos le dan el permiso.

Cerca

Más cerca

Un pequeño paso para volver a unir nuestros labios, pero suena la alarma del horno indicando que ya esta listo. No pude evitar reír mientras nos separamos, abrimos el horno y saco las lasaña, el olor de ambos se mezclaron, pero es sumamente exquisito lo que se huele. Dejamos que repose un rato y después de unos minutos de nervios, servimos un poco de ambos en cada plato.

-Hay que ser muy honesto en esto, no quiero trampas- le advertí.

-Si el tuyo es mejor lo diré, pero espero lo mismo de ti- me señala- se que las mujeres odian perder- volteo los ojos con burla.

-No lo niego, pero esta vez será imparcial- levante mi mano derecha.

Empecé probando el mío, quería saber si había quedado bien y al probarlo me di cuenta que es el mejor que he hecho, de verdad me confió bastante en hacerlo, al parecer él pensó lo mismo y probo el suyo, por su cara puedo notar que si quedo satisfecho.

Un suspiro salió de mí y él se burló, pero con todo los nervios que tengo y de no querer perder, probe lentamente el suyo al mismo tiempo que él lo hacía, al probar su lasaña, saboreo un sabor increíble es algo que jamás he probado, los sabores están muy bien concentrado puedo saborear cada uno de ellos, es un orgasmo en mi boca definitivo el suyo ha ganado, su lasaña es la mejor que he probado.

-GANASTE – dije rendida, de verdad que está buenísimo. Comí otro pedazo, es que es inevitable porque es demasiado rico.

-El tuyo esta muy bueno, pero el mío gana- de nuevo su ego, pero no importa la verdad tiene razón.

-Lo admito, esta bueno- comí otro poco. Tome un poco de champán para pasar la comida.

Veo que me mira fijamente y de un momento a otro sin darme cuenta sus labios están contra los míos, me besa con fuerza y yo me dejo, sus manos sostienen mi cara para profundizar este beso que sin duda es mejor que el primero, mis manos suben hasta rodear su cuello y su cuerpo se pega a mí, su lengua entra en mi y disfruto como lo hace, nos separamos por falta de aire, pero no duro mucho para que volviera a besarme, entre besos nos reíamos, no sé el porqué, pero creo tener una idea, y es que de verdad lo estamos disfrutando.

El beso se volvió más fuerte tanto que me hizo levantar, pero sin dejar de besarme y me pego con fuerza a la pared.

Excitante.

Sus manos me revolvían el cabello y yo con ganas de más, mucho más, debo de besar mi boca para bajar hasta mi cuello, es cada vez más excitante y si seguimos no podre detenerlo, sus labios dejan rastros de besos por todo mi cuello mientras yo juego con su cabello y lo jalo más hacia mí, como si eso fuera posible. Sus besos siguieron bajando hasta encontrarse con mi escote. Mi piel se empezó a erizar y supe que no me podría detener si daba otro beso más. Así que lo detuve.

Nos miramos fijamente con la respiración agitada, el seguía sosteniéndome, pero sus labios ya no están en mi cuerpo.

-Creo que es muy apresurado- dije mientras me alejé un poco de él.

-Lo siento, no me pude resistir- note como se acomodo su amigo. No pude evitar reír.

-No te disculpes, a mi me gusto mucho, solo que es muy pronto, es nuestra segunda cita- hable muy rápido, el me miró con confusión- ¿Lo es, cierto? - mis nervios empezaron a atacar, ¿si para el no fue una cita?, ¿si solo estaba cumpliendo con la apuesta?.

Vergüenza.

Se acercó a mi con una sonrisa, pero ni esa hermosa sonrisa me quita el nerviosismo que tengo. – Claro que lo es, es nuestra segunda cita- sujeta mi cara para que lo mire a los ojos. No había notado lo hermoso que son sus ojos, bueno creo que sí, pero esta vez los puedo ver de cerca. -Y no será la última, vendrán muchas más.

Emoción.

Excitación.

Fascinación.

Me beso, esta vez es tierno y con dulzura, me gusta, pero no niego que me gusto más cuando me pego a la pared.

Después de otra tanda de besos, nos pusimos a conversar de cosas triviales, como de fotografía y sobre su don para la cocina. Le llegó una llamada y aunque no quería contestar fueron bastantes insistentes así que la tomo, pero se fue a otra habitación.

-Lo siento, era mi hermano- dice mientras se sienta en el sofá.

-¿Todo bien?- pregunté.

-Si, y gracias a su llamada recordé la apuesta- lo miré con confusión. – En una semana tengo que ir a una fiesta de disfraces y tu querida extraña iras conmigo- abrí mis ojos como platos de asombro.

Negué

-Gane la apuesta, tienes que ir- dice seguro, baje mi mirada en resignación.

-Bien- dije sin ánimos- ¿De qué será la fiesta de disfraces? – pregunté.

-Oh querida extraña, te va a encantar lo que podrás ponerte para esa fiesta- su risa malévola me hace pensar lo peor de esta fiesta. ¿Tanto sufriré?.

¿Por qué tuve que perder?.