Volverá... y los que la hicieron sufrir lloraran
Estoy corrigiendo los errores de los capítulos de a poco. Si encuentran algún fallo, me avisan, por favor. Gracias por la paciencia.
Te invito a pasar por mi perfil y leer mis otros escritos. Esos ya están terminados.
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22 - MOSQUITA MUERTA
Eran las dos de la mañana. El DJ animaba exitosamente la noche con una mezcla perfecta. Los chicos y las chicas rebotaban en la pista como resortes. El ambiente general era de alegría desenfrenada.
Desde la cabina privada podía verse la zona de baile. Un ventanal polarizado impedía que ellos fueran vistos a su vez. La música y las esporádicas intervenciones del DJ se escuchaban atenuados, pero claramente a través de unos parlantes disimulados en las paredes.
Ramiro se había quedado dormido. Aburrido, Eduardo echaba un vistazo de vez en cuando a lo que pasaba abajo. Una fanfarria sonó de improviso, cortando la música y llamando la atención de todos. La voz del animador resonó por los altavoces:
- ¡Al fin llegó, la Única, Genial e Irrepetibleeeee…! ¡Micaelaaaaa! ¡La Diosa de la Noche!
La multitud estalló en vítores de inmediato. Los reflectores mostraron la entrada enfocando a una mujer vestida infernalmente sexi, con un vestido blanco y dorado ceñido a su talle como un guante. Esta se internó inmediatamente en la pista y comenzó a bailar tan desenfrenadamente como el resto de la multitud. Varios hombres se pegaron inmediatamente y comenzó a perrear con cada uno de ellos.
Desde la cabina, Eduardo miraba con desagrado el espectáculo. Se rió socarronamente pensando en cómo la chica se presentaba de día como un ángel que no mataría una mosca y de noche como un demonio salido del infierno para tentar a los hombres. No podía comprender cómo lograba engañar tan completamente a su madre.
Se puso de pie y agarró su saco que estaba tirado de cualquier manera sobre uno de los sillones. Tomó el último resto de bebida de su vaso y se marchó. No se preocupó por su compañero. Sabía que era amigo del dueño de la discoteca y que este se encargaría de hacerlo llegar a su casa a salvo.
Salió del locl con un mal humor épico. La noche estaba fresca, pero agradable, lo que le alivió un poco su mal genio. Subió a su auto arrepentido de haberle dicho al chofer que se marchará. Tomó su móvil dispuesto a despertarlo para que venga a llevarlo, pero se dio cuenta de que tardaría una eternidad en llegar. Pensó en sus opciones y recordó que su departamento estaba a solo cinco minutos del lugar y decidió que lo más seguro era ir hasta allí.
Dudó un momento respecto a enviarle un mensaje a Katrina para avisarle, pero decidió que era muy tarde para eso.
Puso en marcha el motor y salió despacio hacia el lugar.
En la pista de baile, una mujer se movía desordenadamente. Sentía la excitación de los hombres que perreaban con ella. Más de uno le pasaba las manos por otras partes del cuerpo tratando de llevarla hacia un lugar más privado.
Ella se reía en su interior, pero los rechazaba a todos. Disfrutaba enormemente de provocar a los hombres. Volverlos locos de deseo. Su vestuario, su maquillaje y cada uno de sus movimientos estaban pensados para lograr ese objetivo. Pero no estaba dispuesta a llegar más allá. Debía llegar pura a su matrimonio con Eduardo Gómez. Luego ya tendría tiempo de desahogar sus deseos. Por ahora, con enloquecerlos, se conformaba.
La noche siguió de fiesta hasta que el sol estuvo alto en el cielo.
Como era domingo, Katrina se levantó tarde. Salió de su habitación hacia el baño para higienizarse, cuando notó algo raro sobre los sillones: Un saco de hombre. Supuso acertadamente que el dueño de casa se había quedado a dormir esa noche.
Se acercó a la prenda y, desde lejos, pudo sentir el olor a humo y a alcohol. Arrugó la nariz por el disgusto y, sin pensarlo demasiado, la tomó, le vació los bolsillos y la llevó al lavadero.
No tenía ni idea de cómo lavar ese tipo de ropa, así que buscó información en Google para no arruinarla.
- Paso 1: Llená un balde grande o la bañera con agua tibia y colocá jabón líquido.
Se puso a revolver el mueble de almacenamiento buscando el jabón líquido. Cuando lo encontró, llenó la pileta del lavadero y lo agregó.
- Paso 2: Remové el agua para que el jabón forme espuma.
Metió las manos en el agua y las agitó vigorosamente para formar la espuma.
- Paso 3: Sumergí el saco en el agua…
- ¿Qué está haciendo?
Estaba tan concentrada en la tarea que no escuchó que Eduardo se había levantado.
- ¡AAAAAAAAA!
El grito que pegó por la sorpresa fue estridente. Lo peor fue que soltó el celular y este cayó al suelo. Se agachó, rogándoles a todas las divinidades que no se haya roto.
- Perdone, Katrina. No quise asustarla.
La mujer agarró el celular del piso y lo revisó: la pantalla encendió correctamente, por lo que lanzó un sus piro de alivio. Se puso de pie y se dio vuelta. Recién ahí miró al hombre parado en la puerta. Casi queda ciega por la imagen que se presentó a sus ojos: Una camiseta ajustada y sudada marcaba unos pectorales perfectamente definidos.
Le costó un par de segundos cerrar la boca y responder.
- Está bien, Eduardo. Es que estaba muy metida en mis pensamientos y no lo escuché entrar.
- Le repito la pregunta: ¿Qué está haciendo con mi saco?
La chica miró la prenda en sus manos y la acercó al rostro del hombre.
- Apesta. Iba a lavarlo. Saqué todo de los bolsillos y lo dejé sobre la mesita ratona del living.
El hombre apartó la cara. En verdad la prenda apestaba.
- Déjelo ahí. La mucama lo lavará mañana.
- Ya estoy a mitad de camino. Lo lavo en un periquete. Usted vaya a ducharse mientras. ¿Salió a correr?
- Si. Lo hago todas las mañanas, Llueva o truene. ¿Usted no se ejercita?
Katrina sonrió divertida.
- Míreme: ¿Qué voy a ejercitar? No tengo ni carne.
Eduardo la miró: Aunque había ganado algo de peso en esta semana comiendo bien, seguía siendo realmente muy delgada. Sintió en su pecho una sensación extraña. Quería abrazar a la chica y protegerla de todos los males de la tierra.
- ¿Eduardo? ¿Está bien?
Tardó un segundo en darse cuenta en que se había quedado mirándola fijamente. Sacudió la cabeza para despejarse y respondió:
- Si. Estoy bien. Voy a ducharme.
Luego salió huyendo del lavadero, dejando a Katrina confundida.
por fin una historia diferente!!
felicitaciones..
me siento muy identificado