Yo Soy La Madre Del Heredero.

Mientras Jenkins se encargaba de coordinar con unos soldados del castillo para la inspección de las propiedades del Barón, se topó con el investigador, el Marqués Jonathan, quien intrigado por el movimiento que había en el castillo se acercó con su típica sonrisa.

"Mayordomo, he escuchado que la duquesa está muy enferma y que podría morir en cualquier momento", dijo el investigador con tono soberbio. Esto obviamente no era cierto, pero no le importaba mucho si los rumores eran ciertos o falsos.

A lo que Jenkins respondió de la manera más cordial que él podía sostener enfrente de este noble. "Gracias por su preocupación, pero tengo que corregirlo. La duquesa se encuentra descansando en su habitación por órdenes del doctor debido a su avanzado embarazo. No corre peligro alguno. Si me disculpa." El mayordomo, con una leve reverencia, disponía a seguir su camino cuando el investigador bloqueó su camino nuevamente.

El investigador, el Marqués Jonathan, con una sonrisa arrogante, se acercó a Jenkins con una expresión de interés fingido. "Mayordomo, he escuchado rumores sobre los problemas económicos del territorio. Como buen samaritano que soy, quiero ofrecer mi ayuda."

Jenkins, aunque cauteloso, detuvo su camino por un momento para escuchar lo que el investigador tenía que decir. Sin embargo, antes de que pudiera responder, el investigador agregó con una sonrisa maliciosa: "Pero, por supuesto, podría considerar ayudar si declaras que la duquesa es culpable del asesinato del Barón. A cambio, proporcionaré los fondos necesarios para la recuperación del territorio."

El mayordomo, indignado y furioso ante la descarada propuesta del investigador, apenas pudo contener su ira. "¡Cómo te atreves a sugerir algo tan vil y despreciable!", exclamó con voz firme pero controlada. "Nunca traicionaré la confianza de mi señora, ni mancharé su honor con tus mentiras y manipulaciones."

Sin esperar una respuesta del investigador, Jenkins llamó a los guardias del castillo para que escoltaran al Marqués Jonathan fuera del territorio. Estaba decidido a proteger la integridad de Lady Aura y el ducado, incluso si eso significaba enfrentarse a nobles corruptos como el investigador.

Los guardias estaban algo asustados debido a las consecuencias de agredir a un noble como el Marqués, y más si se conocía que había sido enviado por la misma familia real. Aun así, el mayordomo aclaró que él se haría responsable de las consecuencias, por lo que los guardias siguieron la orden sin más miramientos.

Jenkins suspiró y, diciéndose a sí mismo que esto sería un problema menos para su señora, al menos por ahora. "Joven amo, ¿cuándo estará de regreso?", suspiró con melancolía.

Unos días más tarde, se lograría abrir las cajas fuertes de algunas de las residencias del Barón, revelando contratos, títulos de viviendas y monedas de oro que contribuirían al desarrollo del territorio. El mayordomo sintió un leve alivio, pero notó que ni siquiera vendiendo todo lo que había no se comparaba con la fortuna que el ducado gozaba en la época del matrimonio anterior.

"Esto es demasiado triste, mi lord…", dijo, recordando al anterior duque al cual había servido en su juventud. El mayordomo procedió a revelarle el descubrimiento a Aura, quien aún estaba descansando en su habitación en esos días.

Aura, aun reposando en su habitación debido a las indicaciones del doctor, escuchó atentamente las noticias que Jenkins le trajo sobre el descubrimiento en las propiedades del Barón. Aunque su rostro reflejaba preocupación por la situación económica del ducado, también mostraba un destello de esperanza al saber que habían encontrado recursos que podrían ayudar en la recuperación.

"Es un alivio saber que hemos encontrado algo que puede ayudarnos, aunque sea un poco", comentó Aura con un suspiro. "Pero aún nos queda mucho por hacer para reconstruir lo que hemos perdido."

Jenkins asintió con solemnidad, compartiendo la determinación de Aura por sacar adelante al ducado. "Así es, mi lady. Aunque no sea mucho, este hallazgo nos brinda una oportunidad para avanzar en nuestros esfuerzos de recuperación. Continuaré buscando otras formas de obtener apoyo y recursos para el ducado."

Con una mirada de gratitud hacia su leal mayordomo, Aura se recostó un poco más en la cama, reflexionando sobre los desafíos que aún enfrentaban. Sabía que el camino hacia la recuperación sería largo y difícil, pero estaba decidida a enfrentarlo con valentía.

Mientras tanto, Jenkins se retiró de la habitación de Aura, con la mente llena de planes y estrategias para asegurar un futuro próspero para el ducado. Sabía que debía actuar con rapidez y eficacia, aprovechando cada recurso disponible para ayudar a su amada señora a superar los desafíos que les aguardaban.

Jenkins se sumergió en la meticulosa preparación para la importante reunión en el gran salón del castillo. Cada detalle era crucial; desde la disposición de los asientos hasta la selección de los temas a tratar, todo debía estar perfectamente organizado para garantizar el éxito del encuentro.

Convocó a los líderes y representantes del pueblo, así como a los maestros de gremio, enviando invitaciones formales que destacaban la urgencia y la importancia del encuentro. La respuesta fue rápida y positiva, lo que indicaba el compromiso de la comunidad con la causa común de la recuperación del ducado.

El día de la reunión, el gran salón del castillo resonaba con la expectativa mientras los invitados llegaban y se acomodaban en sus asientos. Jenkins supervisaba cada detalle, asegurándose de que todo estuviera en su lugar antes de que comenzara la sesión.

Una vez que todos estuvieron presentes, Jenkins tomó la palabra, expresando la gratitud de Aura por la asistencia y la determinación del ducado para superar los desafíos que enfrentaban. Explicó la situación económica actual y la necesidad de colaboración y acción colectiva para encontrar soluciones efectivas.

Los líderes del pueblo escuchaban con atención, asintiendo ocasionalmente para mostrar su comprensión y apoyo. Los maestros de gremio también estaban presentes, representando a sus respectivas industrias y ofreciendo su experiencia y conocimiento para abordar los problemas que aquejaban al ducado.

Después del impactante ingreso de Aura a la reunión de los caballeros, la sala se sumió en un silencio reverente. Su presencia irradiaba una serenidad y una determinación que inspiraban confianza en todos los presentes. Jenkins observaba con orgullo a su señora, admirando su fuerza y resolución, incluso en medio de los desafíos que enfrentaban.

Con paso firme, Aura se acercó al centro del salón, donde Jenkins había dispuesto una silla para ella. Se sentó con gracia, y su mirada recorrió a cada uno de los presentes con una mezcla de gratitud y determinación.

"Sabía que no se quedaría sin asistir, milady." Argumentó Jenkins con una cálida sonrisa. Aura sonreiría en señal de complicidad junto con el mayordomo y se dispondría a dar un discurso.

"Queridos invitados, nos hemos reunido hoy para comenzar con el proyecto de integración de las mujeres en los puestos laborales que sufren de escasez de obreros debido a la guerra, la cual se ha postergado demasiado tiempo y no sabemos cuándo acabará, por lo que hemos tenido que optar por integrar a la mujer como medida desesperada debido a diversos sucesos." Diría Aura con un poco de reflexión.

"Sé que no es fácil. Las mujeres por años se han dedicado mayormente al cuidado del hogar y de la familia, pero esto ya no es suficiente para sostener el territorio. Escuché muchas preocupaciones por parte de las personas del pueblo a través de William", a lo que este asentiría en señal de aprobación.

"El plan es el siguiente: crearé una escuela pública a la cual todos los niños mayores de cinco años asistirán de manera obligatoria y deberán desempeñar un papel de estudiante con el fin de que aprendan los conocimientos básicos para sobrevivir en la adolescencia y la adultez.

 En todo caso, los niños mayores de dieciséis podrán aplicar con un maestro de oficio, quienes los adiestrarán en el trabajo que deseen desempeñar por sí mismos." Continuaría Aura con su discurso fervientemente. Unas horas después, con todo explicado respecto a este tema, Aura le daría la palabra a Jenkins y tomaría asiento.

Todos parecerían estar de acuerdo con el plan inicial. Sus hijos recibirían estudios, algo que nunca se habrían imaginado. Leer y escribir no es algo muy común entre la gente del pueblo.

La infraestructura de la escuela pública sería similar a la estructura que tenían las escuelas modernas. Aura habría escrito todo detalladamente para entregárselo a quien se encargaría de llevar a cabo la educación en el territorio.

Y es que el mayordomo Jenkins se encargaría con anterioridad de contactar con un maestro que sirviera como director para gestionar la escuela. Este llegaría en poco tiempo al territorio y con la ayuda de la iglesia proporcionarían maestros que supieran de literatura, matemáticas y ciencias de la naturaleza, para que estos niños tengan una base de aprendizaje.

Jenkins terminó de explicar el plan sobre los campos de arroz. Cada detalle se encontraba plasmado en los pergaminos, dibujados con tinta, se encontraban distribuidos los canales para mantener los arrozales con la humedad adecuada para las semillas y el perfecto drenado cuando sea necesario.

Después de dar por terminada la reunión, Aura sintió que todos los problemas que la agobiaban habían terminado por fin. Sintió una sensación de libertad que no había sentido en mucho tiempo, lo cual era gratificante. El mayordomo se acercó a Aura y le extendió el brazo en señal de querer escoltarla hacia el exterior del salón.

Aura aceptó el gesto de cortesía y tomó su brazo, "Jenkins has hecho un excelente trabajo", diría Aura tranquilamente.

"Yo diría que usted se encargó de todo, mi lady. De lo único que puedo estar orgulloso es de la investigación que hice con las propiedades del Barón." Contestó el mayordomo. "¿Puede creer usted que en su poder estaban los papeles de propiedad de una mina de hierro ubicada en el territorio? Quería ofrecerle esta información cuando estuviera seguro de que fuera verídica", argumentó Jenkins.

Aura, con incredulidad, preguntó a Jenkins si no era una broma. Podría notarse la emoción en su rostro.