Ella es acusa injustamente por un delito que no cometió y al darse cuenta que el ser que aseguraron que ella asesino esta vivo, hará lo que sea para vengarse y hacerlo pagar por todo lo que ella tuvo que vivir.
Y en el camino hacia su objetivo encontrará a un fuerte aliado que sin darse cuenta los dos caerán rendidos ante las garras del amor.
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No quiero morir.
[una gran disculpa por demorar demasiado en actualizar, pero la gripa me tumbo por completo, aún no estoy bien, pero mi compromiso con ustedes es muy grande].
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Zazil.
Todo el camino era sentir el miedo latente y la muerte respirándome muy cerquita, el vehículo se detuvo, se escuchó la puerta abrirse y me jalaron, sentí que subían unas pequeñas escaleras.
Y al suceder eso, mi impulso gritaba que me defendiera, pero mi razón me decía que no lo hiciera; me sentaron, se escuchó un clic y otros sonidos.
Y no muy lejos de mí, escuchaba a ese mismo hombre de voz vibrante, que hablaba con alguien más, no sé cuando había pasado, pero de nuevo me cargaron hasta meterme a otro vehículo.
Al sentir el movimiento, mi miedo crecía y con el estrés empecé a sentirme muy mal, me sentía sofocada y los latidos de mi corazón eran rápidos y muy fuertes al grado de sentir dolor por cada palpitar, intenté respirar con tranquilidad para calmarme, pero no obtuve ningún resultado, sentía mi cabeza embotada y fuera de lugar, sabia que no resistiría tanto.
Y por un momento la imagen de mi hijo se me vino a la mente, me dolía porque no pude llevar a cabo mi promesa comenzando con mis hermanos y terminando con mi hijo, sé que jamás lo podré abrazar y tampoco tenerlo entre mis brazos a mi bebe, a mi pequeño Ramsés.
Mis lágrimas salieron una a una, mi dolor en mi pecho era tan agudo que solo no resistí más y perdí la conciencia...
Al abrir mis ojos de golpe recordé lo que pasaba y al querer levantarme me di cuenta de que estaba atada a una silla, el lugar era un poco oscuro y su aroma me hacía recordar mis dias cuando estaba en la cárcel.
Comencé a mover mis manos con desesperación, pero cada que jalaba las cuerdas lastimaban mi piel y provocaban que me quejara, no desistí y cuando estaba a punto de lograr desatarme la puerta se abrió de golpe.
Prendieron la luz y como si fuera alergia, sentí molestia en mis ojos y los cerré por instinto, al volverlos a abrir, mi vista se aclaró y pude ver a un hombre frente a mí, quien no paraba de observarme, cruzado de brazos, se quedó frente a mí y en total silencio por varios minutos.
Hasta que de un movimiento rapido, su mano sujeto mi barbilla levantando mi rostro para que lo viera.
— ¿dónde está mi dinero?— su voz sonaba más grave y demasiado autoritaria, abrí mis ojos por su pregunta, pero más me sorprendía porque no sabía de qué dinero me hablaba— el idiota de Ciro, me insinuó que tú sabías dónde está, así que dime querida.
— señor, no, no sé de qué me habla, ¿cuál dinero?, yo no sé nada— frunció su entrecejo y ejerció más presión en mí barbilla— le juro que le estoy diciendo la verdad.
— no lo sé y está por verse quien de los dos miente, pero una cosa si puedo asegurarte, que no saldrán vivos de aquí— al escuchar las últimas palabras me altere y comencé a moverme y a gritar.
— ¡nooooo!, no quiero morir, por favor, por favor— mis lágrimas comenzaron a salir a caudales— le juro que no sé dé que dinero habla, yo, yo tengo días que vivo con Ciro, el me prometió devolverme a Ramsés— al mencionar a mi hijo me soltó, donde sus ojos destilaban sorpresa — todo por culpa de él, de Ciro, quien me engaño y...— en eso tapo mi boca y chisto cerca de mi oído.
— ¡cállate!, y cálmate por favor— entre sollozos solo asentí aún teniendo su mano en mi boca— ¿dime de donde conoces a ese imbécil?.
Suspire asintiendo de nuevo y el quitó su mano de mi boca — solo tengo días de haberlo conocido y de haber llegado a su casa, pero el fue quien me sacó de la cárcel— me observo caminando alrededor de mí, hasta que se puso en cuclillas y me vio directo a los ojos.
— ¿así que tú eres Zazil Xul?— levanto su ceja hasta mostrar una pequeña sonrisa.
— yo, yo no soy Zazil— escuché su sonora carcajada— ¿de qué se ríe?.
— no te preocupes preciosa, conmigo no tienes que mentir, querida, "Emma"— hizo comillas en el nombre y solo negó— básicamente yo te liberé, ya que el gran estúpido ese, no me ha pagado— camino hacia la puerta y antes de salir volteo a verme— tranquila, que no te lastimaré, pero regresaré para que me digas quien es, ese tal Ramsés.
Solo asentí y cerró la puerta, suspire tan profundo que mis pulmones se comprimieron demás y dolían, a pesar de que ese hombre de voz vibrante me asegurará que no me mataría aun así no puedo confiar, ya que por confiar ciegamente en los hombres hasta donde e llegado.
A estar atada a una silla en medio de una habitación oscura, fría y mal oliente, y de la libertad que estúpidamente llegue a pensar que la tendría, hoy estoy en no sé donde, cautiva y con la incertidumbre de lo que me deparará mi destino.