Vuelve

Raúl sabe el nombre de la bruja y el nombre completo, está decidido a iniciar la investigación. Pese a que sólo tiene el nombre más no la cara, empieza por las redes sociales. Por lo tanto, piensa que iniciar por Facebook sería más fácil. No tardó mucho en encontrar la cuenta, en su perfil esta la foto de ella y Santino juntos, explora con un hacker, truco que aprendió en Alemania con la ayuda de un amigo policía. Lo ve y no lo cree, Paola es una libertina total, sus fotos revelan su manera de vivir que es desenfrenada, su manera de vestir muy provocadora, vulgar y hasta obscena, encuentra muchas publicaciones con enlaces, estos están protegidos con contraseña, pero con el hacker nada es imposible. Una vez desbloqueados los enlaces, los vídeos son xxx. No lo puede tolerar más, siente asco, pero llama a la oficina de Santino.

- ¡Aló!

- Con Santino Casiraghi, por favor.

- ¡Ah, Raúl! Eres tú.

- Estoy investigando a Paola.

- ¿Para qué?

- En las redes sociales tiene enlaces con contraseña, al desbloquear, vi los vídeos, parece ser actriz porno. Y vieras como chupa, lame, succiona y jala con lengua a los hot dogs, salchichas, chorizos y relleno. – Exageró en la descripción de las escenas – parece insaciable. Ama mucho los embutidos, trata a todos por igual, sea grande, chico, torcido, delgado, grueso, venoso, grasoso, crudo y quemado o sea de color.

Santino estaba con las náuseas, entiende perfectamente lo que su amigo quiere decir.

-Santino ¿Estás en línea?

Y los ruidos que se percibe es el ruido de vomitar, Santino está con tanto asco que vomitó literalmente el almuerzo.

-Santino ¿Te cayó mal el almuerzo?

No hay respuesta.

- Santino, te estoy hablando. Ve al hospital si estás mal. Puede que la prostituta te haya transferido alguna enfermedad.

- Debo colgar, me siento mal. – Se siente la voz de uno que se ahoga.

Raúl está satisfecho, el haber exagerado las descripciones de las escenas parece que tuvo un fuerte impacto en Santino. Se ríe con mucho gusto, pero mamá lo escucha y quiere que comparta el chiste.

- ¿Qué es lo que causa tanta gracia? ¡Cuéntanos el chiste!

A Raúl se le congela la cara con la sonrisa, ¿cómo poder responder a mamá esa pregunta?

- Mamá no es chiste, hice una travesura para ayudar a Santino para que se deshaga de Paola tan pronto como sea posible.

- Eso no está bien, puede causar problemas.

- No mamá, el efecto que quería tuvo éxito. Hay que esperar el próximo movimiento de Santino.

-Y ¿Por mientras que piensas hacer?

- Descuida mami, aún debo buscar más información. Debo ver la manera de citar a Paola y obtén su teléfono para examinar la memoria y revelar si hay algún plan oculto.

- ¿El celular tiene memoria? ¡A poco piensa!

- Jajajaja. No mami, se le dice memoria, por que almacena mucha información, y para la investigación sería muy importante.

- Has lo que quieras, yo de tecnología no entiendo nada.

Raúl se pone de pie, camina para estar frente a su madre adoptiva y con sus manos le sostiene la cabeza para besar su frente. Madre e hijo se abrazan, el cariño que se tienen es fuerte.

- Mamá, después de esta investigación voy a trabajar duro y parejo para conseguir para ustedes una casa, porque los Domínguez en cualquier momento vendrán, así que, debemos dejar libre está casa.

- Ellos te trajeron al mundo.

- Tú, para mí, eres mi mamá. Samuel es mi papá.

- Sólo somos sirvientes.

- Ustedes mes criaron, me cuidaron, me educaron. Ustedes son mis padres. Ustedes son mi prioridad.

- No vayas a tener problemas con tus padres.

- Tranquila, que nada de eso va a pasar.

Raúl cuida muchos de sus padres adoptivos, pero debe procurar sacar cita con Paola y obtener su teléfono para descubrir todo sobre ella. Él sale de casa y trata de localizar a Santino, pero por teléfono es inútil, está apagado. Por lo tanto, debe ir a la empresa y averiguar qué es lo que le ha pasado exactamente.

Para su golpe de suerte, Paola estaba allí afuera, parecía estar esperando un cliente. Raúl no duda un segundo, no pierde la ocasión para intentar obtener su objetivo, el celular de Paola. Desde el taxi, se baja a una distancia prudente e intenta acercarse a ella como cualquier otro peatón, chocar con ella e iniciar una conversación.

- Oiga, me empujó. – le grita para llamar la atención de todos los transeúntes.

- Disculpe, señorita. Estaba apurado no la vi. – actúa con total tranquilidad.

- Pero, aun así, debes mirar dónde vas. – está agitada.

- No hace falta hacer tanto escándalo. – se siente incómodo.

- Me empujó y casi me caigo si no fuera por mis buenos reflejos.

- Señorita, me estoy disculpando ¿Aceptaría un refresco como compensación?

- Disculpe. Usted cree que un simple refresco se soluciona todo. No piensa, ¿Y si me torcía el tobillo? O peor ¿Si me fracturaba el pie? ¿Un refresco sería la solución?

- Obviamente que no. Su razonamiento es ilógico.

- Me está tildando de loca.

- Usted malinterpreta las cosas. Sólo quería compensar el mal rato que le hice pasar.

Una voz desde otro lado de la calle llama a Raúl.

- ¡Hey! Súbete, tenemos que hablar.

Raúl reconoce que es Santino y se dirige a él.

- Amigo, ¿Cómo te sientes?

- Que amigo ni que ocho cuartos. – ella empuja a Raúl con fuerza. – Escúchame bien mi amor, -le reclama toda enojada – ese tipo de allí me empujó en la calle y casi me rompo el pie.

- ¡Qué raro! Yo te veo bien. – Santino no muestra interés.

- Pues nos vamos mi amor. – ella sube al auto para estar al lado de Santino.

Santino sale del auto y acompaña a Raúl dejando sola a Paola con el guardaespaldas

- ¿Estás bien Raúl?

- Solo quería ejecutar mi plan para obtener su teléfono y profundizar las investigaciones.

Paola sale del auto y jala del brazo a su hombre y reclama a Raúl.

- Escúchame bien, no entretengas a mi novio que tenemos que salir.

- Sube a mi carro, acompaña a Jason, mi guardaespaldas. - Le guiña el ojo y lo invita. Ahora se dirige a Jason, quien observa detenidamente la escena – Jason te presento a Raúl, un amigo. Nos vamos todos al mall.

Todos suben al auto, Raúl está al lado de Jason, mientras que Santino hace el sacrificio de soportar a Paola un día más. Una vez en el mall, los cuatro van al patio de comidas.

- ¿Acaso piensas comer aquí? Mi amor, la comida aquí es barata, es para la gente pobre.

- Hoy he decidido comer comida barata. Jason pide al algo al China Wok.

- ¿Algo en particular?

- Lo que sea, tengo hambre. Raúl ¿Qué quieres comer del China Wok?

- Soy un buen pobre, pero con buen diente.

- ¿Y tú Paola?

- Yo no como comida de pobres. Me limito a acompañar.

- Jason – le da la tarjeta – comida para tres, acompáñanos. Si hay ejecutivo mejor.

Jason recoge la tarjeta y compra la comida, en veinte minutos, ellos son servidos con menú ejecutivo y con refresco large en lata. Raúl le levanta el pulgar a Jason, lo mismo Santino.

Los tres hombres comen como si fueran días que no comen, ninguno se preocupa en cuidar etiqueta, ni tener respeto por la presencia de una mujer, el primero el dar ejemplo es Santino, Jason imita a su jefe, al igual que Raúl, ¿Para que cuidar la etiqueta de mesa si están en un patio de comidas para gente pobre?

Mientras comían, Raúl abre la lata de refresco y al hablar con Jason, con su mano izquierda hace un gesto y vacía intencionalmente el contenido sobre Paola que está a su lado. Santino que está frente a ellos, ve la escena, pero sigue comiendo. Paola se enojó, pero se acuerda que está en un patio de comida de pobres, simplemente se levantó de su asiento.

- Se da cuenta de que hizo ¡Inútil! ¡Cerdo!

- Estaba hablando con Jason. No me di cuenta, lo siento.

-Tengo que limpiar este desorden.

Ella se fue para buscar un baño y limpiar su ropa de todo ese derrame de refresco.

El plan funciona, Raúl espera que Paola esté lejos y hace el cambio de celulares. Los otros dos hombres miran a Raúl y se ríen.

- ¿Cómo conseguiste ese teléfono? – preguntó Santino.

- Era mi antiguo teléfono, es el que tenía antes de irme a Alemania.

- ¿Lo guardaste?

- Me dio pena tirarlo. Pero veo que ahora está en una misión. Ahora cambio las fundas de silicona y listo.

- ¿No tienes miedo a que ella esté regresando?

- Aquí los baños no están cerca. A demás tienes que pagar cincuenta centavos para entrar. Pero no llevó billetera. - comentó Jason.

- Eso quiere decir que va a volver pronto. Apurémonos y nos vamos, hay gente que está llegando y no tienen donde sentarse. - Santino dio la orden.

Jason sólo puede reír. Los tres chanchitos siguen comiendo, disfrutan de su comida. Tan pronto como dejaron los platos vacíos, se fueron. Estos tres se han comportado como tres adolescentes rebeldes. Ellos salen del mall y suben al auto y no pueden dejar de reír, las carcajadas de uno quieren tapar al otro. Se les ve tan felices con su travesura. Pero después se serenan y Santino propone ir a una pastelería para festejar. Durante el camino a la pastelería, Jason mira por el retrovisor a los otros dos y preguntó.

- ¿Si la cartera de la señorita desaparece?

- No te preocupes, ella sabe cómo conseguir dinero. – Santino sonríe.

- Ella tiene buen ojo para captar clientes. - Asegura Raúl.

- ¡Ah! Bueno. - Jason captó la idea.

Los tres cerditos ahora son los tres caballeros, están haciendo su entrada a una pastelería elegante, escogen sus postres y se van a sentar en un lugar tranquilo para continuar con la fiesta.

Raúl es llevado a casa, pero no sé esperaba que Santino le entregara el paquete.

- Raúl, aquí hay postres para tus padres, mis suegros y mi esposa. Pero no digas que yo mando.

- Pensé que eran para tus padres.

- Tengo que trabajar por la recuperación de mi familia.

- Está bien. Descuida, gracias por ser mi cómplice.

Un saludo con la mano cierra la conversación, Santino se va a casa.