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Eros, ¿Un Dios Distraído?

Eros, ¿Un Dios Distraído?

Status: Terminada
Genre:Romance / Completas / Malentendidos
Popularitas:3.3k
Nilai: 5
nombre de autor: Maria Esther

Existen muchas probabilidades que la muerte de cada uno de nosotros dé lugar a problemas de orden legal. El fallecimiento de una persona puede implicar el pago de una doble indemnización con cargo a una póliza de seguro. Esta misma póliza puede contener una cláusula en la que se señale que la compañía no pagará un solo centavo si el beneficiario se suicida dentro de los dos años siguientes a la fecha de entrada en vigor del documento.

NovelToon tiene autorización de Maria Esther para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Quiero que sigas a Kendra.

La comprendo perfectamente. Bueno, ahora se dirigirá usted a su casa. Araceli García la acompañará, esperaremos a que la acusación dé un paso adelante.

¿No podría quedarse conmigo la señorita García?

Desgraciadamente, señora Rodríguez, eso no es posible pero la acompañará hasta su casa. Hará lo que esté en su mano para que llegue a ella sin novedad. ¿Vino aquí en un taxi?

Sí.

Martínez miró a Araceli García.

Ya lo has oído, Araceli.

Araceli García miró a la señora Rodríguez, sonriendo.

Serénese, señora Rodríguez, no tiene por qué estar preocupada, ¿nos vamos ya?

Kendra Rodríguez se puso en pie, dirigiéndose a la puerta del despacho caminando como una sonámbula.

Araceli le abrió aquella.

La señora Rodríguez puso los pies en el umbral, disponiéndose a salir al pasillo.

De pronto, se volvió.

Gracias por todo, señor Martínez. ¡Gracias, gracias, gracias!

Araceli García la cogió del brazo.

La puerta se cerró automáticamente, con un "click" metálico.

Martínez espero a que las dos mujeres se hubieran alejado un poco por el corredor. Luego, cogió el teléfono ordenando a Guti:

Póngame con Pablo Ruiz inmediatamente.

Guti le puso en comunicación con el detective.

Martínez le dijo:

Pablo: hablas con Cleofas, Araceli García acaba de salir de mi despacho. Se dirige al ascensor acompañando a Kendra Rodríguez, debes ordenar a uno de tus hombres que la siga a todas partes a partir de ahora.

¿A quién? ¿A Araceli?

No, hombre. A Kendra.

No tengo a nadie a mano en este momento siempre pasarán 10 o 15 minutos antes de que...

Está bien, respondió Martínez, tienes las señas de Kendra Rodríguez. Araceli García la acompañará. Queremos estar seguros de que se mete en su casa directamente. Designa a un hombre para ese trabajo y búscale un relevo.

Quiero que la señora Rodríguez sea vigilada durante las 24 horas del día.

Pablo inquirió, curioso:

¿Crees que te está engañando?

No lo sé, respondió Martínez, lo que a mí me interesa conocer particularmente es si entran en escena ahora algunos coches oficiales o con aire de tales... Sus ocupantes pudieron estar interesados en llevársela consigo. Por si se produce su detención, circunstancia que podría determinar que se sintiese presa del pánico, no exigiendo en su aturdimiento la presencia de su abogado, quiero estar en condiciones de actuar seguidamente. Inmediatamente, por teléfono, en ese caso, podría identificarme ante la policía, insistiendo en que deseo hallarme presente durante los interrogatorios.

Te he comprendido, declaró Pablo, voy a avisar a mis hombres. ¿Crees en la posibilidad de que sea arrestada?

Es posible, sí... Ahora bien hablaremos de eso más adelante, contestó Martínez cortándole la comunicación.

.

.

Araceli Garcia abrió con su llave la puerta del despacho de Cleofas Martinez.

Este había estado aguardando su regreso.

¿Qué tal ha ido eso, Araceli?, inquirió.

La joven movió la cabeza, dubitativamente.

No hubiera querido dejarla sola. Hubiera debido quedarse alguien con la señora Rodríguez, Cleofas.

Se recobrará de la impresión sufrida, no te preocupes.

Araceli manifestó:

A mi entender, en este asunto hay algo más que nosotros desconocemos. Se muestra terriblemente alterada. ¿Tú crees que ella, realmente, asesinó a su esposo?

Resulta todavía demasiado prematuro afirmar o negar en tal aspecto. Sin embargo, ella tiene derecho a ser defendida, independientemente de lo que haya hecho. La ley especifica esto y la labor asistencial del abogado en todas las etapas de la investigación, antes de ser juzgada por un Jurado.

Pero hay algo que la sobresaltó... Tal vez haya sido el detalle revelado por ese hombre de la compañía de seguros, en relación con la utilización de un preparado a base de arsénico...

Hay ciertas cosas que se comprenden fácilmente, declaró Martínez, evidentemente, su marido era un hombre que ganaba bastante dinero, pero que también gastaba mucho. Al morir, la dejaría prácticamente sin nada. Los $100,000 de la póliza en virtud de la doble indemnización, constituía su única posibilidad de salvar algo de la catástrofe. Cobró ese dinero, lo invirtió atinadamente y ahora, al parecer posee cerca del medio millón de dólares.

Araceli García asintió.

No quisiera hallarme en su piel. Dime, jefe: ¿has hablado ya con Pablo Ruiz para que sea vigilada su casa?

Martínez hizo un gesto afirmativo.

Durante las próximas 24 o 48 horas habrá en todo momento allí un hombre que esté al tanto de lo que pueda pasar.

¿No crees conveniente decirle que siempre a su alrededor alguien que la proteja?

Martínez denegó con un enérgico movimiento de cabeza.

Por ahora, no. Sinceramente, Araceli: deseo saber con toda exactitud qué es lo que hace. Si va a ver a alguien, quiero conocer la identidad de la persona visitada... Entre tanto, Araceli, vamos a ver si despachamos estas cartas.

Martínez empezó a dictar unas contestaciones y los dos estuvieron trabajando sin interrupción hasta las 3 de la tarde.

Sonó el timbre del teléfono de Martínez no registrado en la guía.

Araceli García enarcó las cejas, mirando al abogado.

Martínez asintió.

Araceli estudió la llamada.

Diga... Sí, Pablo... ¿A qué hora?... Ya. Creo que es mejor que hables con Cleofas.

Martínez se puso al habla.

¿Qué ocurre, Pablo?

Pablo contestó:

Kendra Rodríguez abandonó su hotel para tomar un taxi, dirigiéndose a la sucursal que en la Calle 18 tiene el banco de profesionales y hombres de negocios. Estuvo dentro del edificio cerca de media hora. Al salir, se hizo llevar por el taxi, directamente, al número 358 de Valle Verde.

Valle Verde... repitió Martínez. Ese nombre me recuerda algo, ¿no es ahí donde...?

Allí vive Walter Ortiz, declaró Ruiz.

¿Estás siguiendo a Ortiz?

Todavía no. Recuerda que quedamos en designar a un "ligón" adecuado para él, pero aún no nos ha sido posible establecer un contacto convicente. A Rafael Díaz lo sigue uno de mis hombres.

¿Utilizó un taxi Kendra Rodríguez, Pablo?

Sí, en efecto.

¿Se deshizo del taxi?

No, lo hizo esperar.

¿Pudo observar bien tu colaborador todo lo que pasaba?

Ciertamente,nella entró en la casa permaneciendo en la misma 23 minutos. Salió para meterse inmediatamente en el taxi. Mi colaborador la ha estado siguiendo por Polanco, pero está seguro de que se encamina al aeropuerto. En estos momentos se encontrará a kilómetro y medio de este.

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