Madre Soltera a los 18

Rebecca se quedó dormida en el colchón, se fue a dormir tarde, dándole vueltas al beso y a sus palabras en la cabeza.

Al día siguiente, Rebecca deja a Analu en casa de la cuidadora y se va al hotel a trabajar, Carol no se aguantó más y acabó hablando.

Carol: Estás fatal Rebecca, ¿puedes decirme qué está pasando?

Rebecca: Te lo cuento a la hora del almuerzo.

Carol: Lo esperaré, he estado esperando todos estos días a que me dijeras algo, pero verte así con los ojos hinchados me preocupa.

Rebecca: Te prometo que te lo diré, no te preocupes, ¿vamos a trabajar, vale?

Carol: Vale

Entraron en el hotel, comenzó todo de nuevo, atendieron a los huéspedes y los ayudaron en lo que necesitaban.

Al despertar, Augusto suspiró un poco molesto porque Rebecca no había llevado de nuevo a Analu, ya no sabía qué hacer pero iba a respetar.

Decidió desayunar abajo, bajó con su portátil y se sentó en una mesa en la zona de comidas.

Augusto estuvo trabajando pero siempre buscaba a Rebecca para verla, un hombre fue hacia él, hablaron largo rato y luego se fue, fue prácticamente una reunión.

A la hora del almuerzo, Rebecca salió con Carol, fueron al restaurante de siempre a almorzar, Rebecca empezó a hablar desde el principio, Carol escuchó atentamente, al hablar del beso y de sus palabras, acabó llorando, pero Carol le limpió las lágrimas, vio lo angustiada y desesperada que estaba, todo eso la estaba confundiendo.

Carol: ¿Te lo dije, verdad?

Rebecca: Lo sé, pero...

Carol: Rebecca, eres preciosa, inteligente, una madre extraordinaria, sexy, elegante, tienes muchas cualidades y todas ellas han conquistado a Augusto. Solo quiere cuidarte a ti, a ustedes, está claro que le gustas.

Rebecca: ¿No iba a irse?

Carol: No lo sé

Rebecca: ¿Por qué yo, Carol? Puede estar con quien quiera, soy una desgraciada, una madre soltera con una vida difícil, llena de cicatrices.

Carol: Lo sé, él lo sabe, lo ha visto todo y aún así te quiere en su vida.

Un hombre como él no perdería el tiempo si no quisiera nada, ¿no crees? Te quiere, no tiene una historia de vida muy bonita, lo sabrás con el tiempo. Mereces ser feliz, mi amor, dale una oportunidad, te hace bien, te hace feliz, te complementa, puede ser el amor de tu vida.

Rebecca: Es tan complicado

Carol: Lo sé, es muy complicado cuando no puedes confiar en nadie, pero dijo que va a ganarse tu confianza, ¿no? Dale una oportunidad para hacerlo, déjale intentarlo, conquistarte, correr detrás y demostrar que vale la pena intentarlo.

Rebecca: Pero se va a ir, Carol

Carol: Amiga, olvida eso, si está haciendo todo esto es porque ya no se va a ir

Rebecca: Vale, estoy bien. Voy a pensar en todo esto.

Carol: Deja que tu corazón hable por ti y escúchalo, no seas más terca que él

Rebecca: Está bien, gracias

Carol: Te quiero, estate bien, es un hombre maravilloso

Rebecca: Te quiero.

Rebecca estaba ya mejor, pagaron la cuenta y volvieron al hotel.

Augusto seguía en la zona de comidas, la vio llegar, estaba sonriendo, él no entendía y empezó a pensar que quizás había conocido a otro mientras estaba fuera.

Se enojó solo de pensarlo, pidió una copa de whisky y se puso a beber para quitarse eso de la cabeza, Rebecca estaba atendiendo a los huéspedes con su carisma de siempre, lo vio beber y se extrañó, nunca lo había visto beber.

Siguió trabajando, un repartidor entró en el hotel con un ramo de flores, Rebecca lo atendió pero se llevó una sorpresa al oír que eran para ella, miró hacia atrás y Augusto le estaba sonriendo al ver que le gustaban, de hecho, le encantaron. Al llegar su hora de irse, cogió su bolso y salieron del hotel.

Rebecca pasó por un supermercado, hoy sería Carol quien recogería a Analu, mañana era el bautizo, así que Rebecca fue a comprar el resto de las cosas.

Al pagar las cosas en caja, ella caminaba por la acera buscando un taxi, un hermoso auto se detuvo a su lado, ella sabía muy bien quién era, se quedó parada mirando hasta que la ventanilla se bajó.

Augusto: ¿Taxi?

Rebecca: Ah, entonces este es un taxi

Augusto: Sí, ¿cuál es tu destino?

Rebecca: No lo sé, se me olvidó

Augusto: Creo que sé

Rebecca: ¿Dónde?

Augusto: En mi vida. Entra, te llevaré a casa.

Rebecca: Puedo tomar un taxi

Augusto: Entra, Rebecca

Rebecca deja sus bolsas atrás, se sienta en el asiento delantero porque él le abrió la puerta para que no se sentara atrás con las bolsas, conduce hasta su casa, Rebecca estaba pensando en todo lo que Carol le había dicho, realmente quería que fuera verdad. Augusto sostiene su mano todo el camino, ella lo mira más de cerca, es encantador, él la mira encontrando su mirada y besa su mano que estaba sosteniendo.

Augusto: Hermosa

Al llegar, Augusto toma las bolsas del auto sin dejarla tomar ninguna, no eran muchas, solo tres, Carol estaba sentada en la puerta mirando la calle con Analu, al ver a Augusto se emocionó mucho, Rebecca la toma en brazos y la llena de besos.

Carol: Me voy a casa, piénsalo bien

Rebecca: Gracias por llevarla

Carol: Adiós princesa

Analu: Chao tía

Augusto: Hola Carol

Carol: Hola jefe

Augusto: Hola pequeña

Analu: ¡Tío me agarra, me agarra!

Augusto: Tranquila princesa

Rebecca: Él te va a tomar, hija, vamos a entrar primero

Rebecca abre la puerta, Augusto deja las bolsas en la cocina y la toma, Analu agarra su cuello feliz de que esté allí.