-Ugh…ahhh. ¿Qué? ¿Ra…Rafael hijo? ¿Hijo estas bien? Ugh.
-Los hemos encontrado, trae el equipo vamos a sacar a la conductora.
-¿Qué… Ugh quién? ¿Rafael amor…Hijo?
-¡Señora! ¡Señora ¿me escucha?!¡No cierre los ojos, mi equipo viene en camino la sacaremos del vehículo de inmediato pero no se mueva, trate de quedarse lo más quieta posible hasta que podamos sacarla! ¡Estamos al borde del barranco así que evite hacer muchos movimientos!
La mujer observo a un bombero mirarla por la ventana del vehículo mientras este abría cuidadosamente la puerta para sacar a la mujer del interior del auto.
-No…no por favor mi hijo, saquen a mi hijo primero.
-¿Hijo? Espere.
El bombero colgándose por unas cuerdas para mantenerse en pie y no caer por el barranco observo los asientos traseros del vehículo, quedándose completamente en silencio.
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Episode 14
Se dijo sin que nadie escuchara esas palabras.Al terminar el día Ivyn volvió a su habitación mientras pensaba en que al día siguiente debería tener que ir a la ciudad porque las clases con Joseph solo eran dia por medio “tengo que comprar avena, unas galletas o barras de cereal serian más eficaces para Joseph cuando esa mujer lo castiga… lo castiga, esa mujer no merece tener a Joseph ”pensó Ivyn mientras se recostaba en la cama.Al día siguiente Ivyn se fue de inmediato a la ciudad para comprar avena, medicina y algunas hojas de partituras para sus clases con su hijo, al terminar regresó de inmediato a la mansión.
-Hare unas ricas galletas para Joseph hoy.
Dijo Ivyn mientras se apoderaba de la cocina mientras la cocinera oficial de la mansión la observaba desconcertada, “espero que le gusten tanto como le gustaba antes cuando era Rafael, aun así aunque ahora mi pequeño es Joseph sigue siendo mi niño y lo cuidare tanto como pueda ”se dijo Ivyn mientras batía la mescla con entusiasmo.
-Señorita Ivyn ¿Qué hace?
-Oh lo siento por irrumpir en su cocina señora María, pero quería hacer las galletitas yo misma espero no ser una molestia.
Hablo Ivyn mientras seguía batiendo la mescla alegremente, la cocinera la observo y luego sonrió mirándola.
-Tranquila sigue con eso, te ves muy feliz… siempre que venias aquí junto con las otras mucamas te veía tan seria y fría, es bueno verte sonreír así que tranquila niña sigue con eso.
-Eh… gracias.
Ivyn miro a la cocinera y luego volvió a la mescla de galletas para ponerlas al horno riéndose al ver que la mujer que tan solo estaba alrededor de los cuarenta la trataba como una jovencita.Después de terminar de hacer las galletas Ivyn volvió a su habitación envolviendo las galletas en un pañuelo “se las daré mañana a Joseph estoy segura que le gustaran” pensó que Ivyn mientras se iba a dormir.
Al día siguiente Ivyn fue despertada por el ruido de las mucamas levantándose para comenzar su día, esta al ver que era la única aun acostada se levantó y se preparó para comenzar sus clases del día con Joseph.
Mientras tanto en la biblioteca.
Mientras tanto en la biblioteca.
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-¡Es que no entiendes nada!¡Presta atención!* este niño es un inútil * (susurro)
Joseph estaba en clases de matemáticas, literatura y filosofía, las cuales normalmente eran dirigidas a niños mayores de trece años pero aun así se le exigían a Joseph a pesar de que solo tenía seis.
-¡Que fue lo que te dije!¡Te equivocaste de nuevo!¡Muéstrame tus brazos!
Grito la institutriz mientras la duquesa observaba lo que sucedía, Joseph sin nada que decir y sintiéndose culpable por no cumplir las expectativas de su madre (la duquesa) se sacó su chaqueta y subió la manga de su camisa para dejar sus antebrazos al descubierto esperando así el golpe de castigo que vendría pronto.
-¡Deja de temblar eres un hombre ¿o me equivoco Joseph ?!
-No, no mamá, usted no se equivoca, lo siento.
-Quédate tranquilo y aprende a recibir tus castigos por tus errores.
Dijo la duquesa mientras veía a la institutriz golpear los antebrazos de Joseph sin hacer absolutamente nada ante los ojos llorosos de su hijo.
-¡Si no quieres que te castigue hace las cosas bien!¡Y no llore solo le di cinco reglazos aún faltan cinco!
Dijo la institutriz cuando de la nada se escuchó caerse un jarrón en la entrada de la biblioteca.
-¡!… ¿Qué fue eso?