MALDITO AMOR

Le tomó un poco seguirle el ritmo al auto de Nathan, sin que este o su equipo de guardaespaldas se dieran cuenta de que los estaba siguiendo. Pero, después de tomar varias carreteras y autopistas, lograron llegar en efecto a la granja de Solomon.

Teniendo que retroceder varios metros y colocar su auto cerca de la zona de vallas electrificadas, descendió de su automóvil y caminó hasta su baúl, donde sacó un maletín negro muy pesado. Este, forrado con una gruesa espuma, contenía un dron que sospechó ella era de origen militar.

No sabía cómo Aiden había logrado conseguir aquello, aunque tampoco quería profundizar en las cosas de este. Mientras pudiera ayudarla a entrar en la granja, no haría comentario alguno. Después de varios minutos leyendo el instructivo, y siguiendo las instrucciones que este le había dado por teléfono, comenzó a andar el dron.

Como no podía acercarse tanto a la granja o de lo contrario sería captada por el sistema de seguridad de esta, no tenía de otra más que usar el dron. Según lo que había entendido por parte de Aiden, aquel aparato no era rastreable, por lo que pasaría inadvertido por parte del equipo de guardias.

Luego de estabilizarlo, entró a su auto y sentada en el asiento del piloto, comenzó a maniobrarlo en lo alto del cielo, gracias a la pantalla que tenía integrada en su mando. No le costó divisar el terreno de la granja, viendo un bosque circular, el cual había un lago pequeño, y que cubría los edificios allí adentro.

Después del bosque observó que había una especie de caballerizas y al lado un establo donde creía estaban los animales. Luego vio un edificio mediano, el cual suponía eran los dormitorios de los criados y guardias. Cerca de allí estaba una caseta la cual quedaba al lado de una gran reja.

Detrás de la reja estaba un jardín acompañado de una gran fuente y alrededor del mismo había varias casas o fincas pequeñas, doce para ser exactos. Por lo que, deduciendo que se trataba de las casas de las concubinas y sus hijos, continuó volando el dron.

Al frente de las fincas se encontraba un gran comedor techado, junto a una cocina y no lejos una zona recreativa con piscina y un parque para niños. Aunque no podía ver a color lo que grababa el dron, la cámara infrarroja podía revelarle muchas cosas, entre ellas los lujos que allí había.

Puesto que, cerca de las fincas, había un parqueadero que también estaba cubierto, pero que, al haber varias personas trabajando con algunos autos a las afueras, reconoció algunas marcas bastante lujosas.

—Un amante de los autos de lujos—susurró—y pensar que los hijos ilegítimos pasamos por hambre, incluso...

La ira que tenía era mucha, no podía entender cómo podía haber tanta maldad en ellos, que ni siquiera se preocupaban por el bienestar de los "mixtos" como ellos los llamaban. Solo acudían a buscarlos cuando necesitaban de ellos, pero mientras tanto, les daba igual lo que pasaban.

Continuando su camino, finalmente llegó a la casona principal. No solo era mucho más grande que las fincas de las concubinas, sino que tenía varios pisos y su propia zona recreativa, piscina y hasta un jardín mucho más grande que el anterior. En efecto, allí notó que estaba parqueado el auto del señor Nathan, el cual estaba siendo descargado por varios criados.

No había visto al patriarca, pero viendo como entraban las maletas, sus sospechas se habían confirmado: los padres de Solomon se quedarían al menos un tiempo con este. Algo muy extraño, puesto que, en sus anteriores vidas, estos se caracterizaban por vivir de manera independiente, en comparación al futuro líder de aquella maldita secta.

De repente su celular sonó, por lo que tuvo que contestar la llamada en altavoz, para seguir observando todo lo que pudiera de los territorios de Solomon Valentine. No obstante, Aiden, quien tenía acceso a la cámara del dron y podía observar en tiempo real todo lo que grababa, la había llamado.

—Aiden—dijo Glorym—¿Algo te ha llamado la atención?

—Es más grande de lo que pensábamos—la voz de Aiden resonó bastante pesada—será un problema infiltrarse de manera secreta.

—Tocará hacerlo de la otra forma—respondió Glorym—¿cómo vas con los preparativos?

—He logrado falsificarte una vida previa antes de que entres—le aclaró—si deciden investigarte, encontrarán información falsa de al menos cinco años.

—¿Cinco años?—preguntó sorprendida—¿Cómo?

—No quieres saberlo—dijo serio—asegúrate de guardar el dron y regresa al hotel. Espera mi llamado para que empieces a moverte.

—Entiendo—respondió.

Colgando la llamada, Glorym se aseguró de guardar el dron y con cuidado, siguiendo un sendero abandonado, salió rumbo al hotel de mala muerte que había escogido para esconderse. No obstante, cerca de un parqueadero desolado, había destruido y desechado el teléfono descartable con el que llamaba a Aiden.

Las instrucciones eran claras, solo llamarlo por celulares desechables. Únicamente por su celular propio para enviar mensajes. Por eso, cada que salía y regresaba a su habitación en el hotel, compraba en distintos supermercados varios dispositivos, de modo que no levantara sospechas.

Así, luego de dos horas andando en su auto, finalmente llegó a donde dormía. Un hotel derruido, asqueroso y con un olor a podrido, pero que era frecuentado por camioneros y prostitutas debido a lo barato que era. Luego de dejar parqueado su automóvil de alquiler, descendió dispuesta a descansar un poco.

Sin embargo, justo cuando estaba por sacar el dron del maletero, un grupo de tres camioneros se acercaron a ella. Borrachos, no podían verla bien, pero, debajo de su buzo, claramente se marcaba la silueta de una mujer.

—¡Preciosa!—la voz asquerosa de uno de ellos la llamó—¿Quieres pasar un rato agradable con nosotros?

El hombre gordo y sudoriento se acercó, al ver como esta lo ignoraba y se disponía a entrar a su dormitorio con un maletín negro en su mano. Enojado, intentó retenerla, pero Glorym logró golpearlo en su entrepierna aprovechando lo borracho que estaba.

Los compañeros de este, enojados por lo sucedido, intentaron golpearla, pero esta, dejando a un lado el dron, logró fácilmente inmovilizarlos y noquearlos. Aunque no era una Valentine pura, había heredado algo de la fuerza de estos, lo que le servía para defenderse en situaciones como esas.