✨ EL DESEO POR RYLER Y LOS LOBOS ALFA ✨
"Cuando el deseo traspasa las barreras de la predestinación, no hay escapatoria. Aunque intentes resistirte, aunque el destino te obligue a huir, terminas cayendo... en sus brazos, en su poder, en su amor o en su condena."
"Soy Ryler Vaspieris, y así fue como conocí a los lobos Alfa.
Draven, Josh y Cauis... mis tesoros o mis verdugos."
🔥 Un amor prohibido, tres almas marcadas y un destino imposible de evitar.
🐺 ¿Hasta dónde llegarías por un deseo que lo consume todo?
➡️ ¿Te atreves a entrar en su mundo?
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Cap 13. Destierro.
La Decisión del Alfa
Pov Draven
Mis palabras todavía resuenan en el aire pesado de la habitación:
—“Tú solo eres una niña resbalosa que se enreda en mi cama. ¡Eso es todo!”
Ryler retrocede, el dolor en sus ojos brilla como una herida abierta, pero no puedo detenerme. No debo.
Necesito poner distancia entre nosotros. Esto tiene que terminar antes de que sea irreversible.
Cuando sale corriendo, la veo desaparecer por el pasillo. Mi instinto me exige ir tras ella, pero reprimo ese impulso feroz.
No soy un lobo ordinario; soy el Alfa Supremo. Mi deber es proteger la manada, mantener el equilibrio y el honor. Y Ryler no es mi compañera destinada.
“Ella no puede serlo”.
Me dejo caer pesadamente en el sillón, con la mandíbula tensa. He permitido que esto se salga de control. Su presencia me confunde, su calor me consume, pero cada vez que cruzo esa línea con ella, me alejo de encontrar a mi verdadera Luna. No puedo permitirlo.
“Debo alejarla”.
Aunque me cueste cada fibra de voluntad, es el único camino correcto. Ella es joven, obstinada y claramente ansía un lugar que no le corresponde.
No importa cuánto desee pensar que hay algo más entre nosotros; debo mantenerme limpio de esta distracción.
Dos días después, me embarco en un viaje. Ver a Caius, mi hijo mayor, es justo lo que necesito para recuperar la claridad. Él siempre ha sido mi consejero más honesto, incluso sin saberlo.
...⋆⋆⋆⋆...
Llevo toda la noche viajando; he atravesado el océano. Bajo del avión y camino hacia la salida del aeropuerto humano. Sonrío al ver a un rubio corpulento, con gafas de sol y traje.
—Padre, qué alegría verte —mi hijo me abraza, y yo a él.
Caius no es precisamente el hijo más alegre y divertido; más bien es mi viva copia: egocéntrico, estricto y hasta amargado. Su sentido de la responsabilidad me enorgullece.
Es mi primogénito, mi sucesor y mi mayor orgullo. Aún es joven y aprende en el camino, tal como yo lo hice.
Aunque apenas tiene 24 años, pronto cumplirá 25, y al llegar a los 28 le entregaré el control total como Alfa Supremo y, por supuesto, mi más preciado bien: Eclipse Salvaje.
Espero que, como mi padre, dentro de cuatro años ya esté con mi verdadera compañera y pueda disfrutar del Caribe y de algunos cruceros con ella.
Pasamos la tarde en charlas y juegos de estrategia. Tomamos unas copas y hablamos de política y finanzas. Finalmente decido descansar, pero maldita sea, Ryler sigue en mi cabeza.
Paso varios días con mi hijo. Me muestra sus adelantos y proyectos.
Definitivamente, Caius será el mejor Alfa Supremo de la historia, y en el futuro lo será también su primogénito.
Tengo organizada una cena especial con un grupo de dirigentes cerca de mi territorio, por prevención. No debemos dormirnos nunca.
Será este viernes, y debo volver a Eclipse Salvaje, aunque esto signifique tener que verla nuevamente.
Tomo un trago y juego solo al ajedrez cuando Caius aparece por el umbral.
—¿Jugando solo para concentrarte mejor? —pregunta cuando tumbo un alfil.
Sonrío y niego, pero Caius repite lo que ya me había dicho antes. Lo peor es que tiene razón.
—Me parece excelente que repases los territorios con los líderes, padre. Ya sabes, no debemos dormirnos ni confiar. Nuestros enemigos suelen disfrazarse de chiquillas hermosas. —Caius sonríe, pero para mí no es gracioso.
—¿Cómo dices...? —Caius ríe y me abraza.
—Lo haces bien, padre. Estoy orgulloso.
Sus palabras caen con un peso inesperado. Mi mente, sin querer, regresa a Ryler. Me repito que ella no es una amenaza, pero la duda ya se ha plantado. ¿Acaso su persistencia es un intento de usurpar un lugar sagrado?
El pensamiento me envenena. Debo ser firme.
...⋆⋆⋆⋆...
Luego de despedirme de mi hijo, emprendo el vuelo de regreso a Eclipse Salvaje. La reunión será hoy, y apenas tengo tiempo de recostarme un rato en mi alcoba.
La cena especial reúne a miembros de manadas aliadas y clanes importantes. Nos sentamos a la mesa después de unas horas de charlas sobre política y territorios. Sus esposas ahora nos acompañan, cambiando el ambiente a uno más relajado.
Para mí todo cambia cuando un demonio, o más bien una bruja disfrazada de mujer, entra en la sala. Ryler. El salón se llena de murmullos. Su vestido blanco, ceñido a su cuerpo, roba la atención de los presentes.
Mi lobo gruñe internamente al notar las miradas lascivas de algunos líderes hacia ella. Apretando los puños, contengo el impulso de reclamarla. No puedo permitirme ese desliz.
Después de la cena, todo termina y mis invitados regresan a casa. Ella se retira luego de saludar a algunos conocidos. Todo parece en calma, pero mi voluntad se quiebra cuando me encuentro nuevamente frente a su habitación, tocando la puerta.
Ella abre, y me es imposible no mirarla con deseo.
—Alfa... —me nombra herida. Sé que mis palabras le dolieron, sé que aún le están doliendo. Pero es todo lo que puedo ofrecerle: una noche clandestina y tal vez la esperanza de que cada encuentro sea el último.
Ella me mira con esos hermosos ojos hipnotizantes y chispeantes. No soy capaz de pronunciar palabra; solo doy un paso dentro de su habitación y vuelvo a besarla como lo he hecho estas noches, cuando me he visto en su puerta para amarla...
Sonrío al pensar que me rechazaría, pero no lo hace. Me corresponde con aún más deseo, más intensidad, necesitada de mí.
Ella enreda sus piernas en mi cadera y yo la llevo de regreso a su cama, dejándola caer suavemente. Le quito la pequeña blusa; sus pechos parecen más grandes y redondos... o tal vez es solo mi impresión.
Los beso y devoro como un lobo feroz mientras despojo nuestras prendas hasta quedar desnudos, uniéndonos en un solo cuerpo.
La habitación se llena con una armonía sonora de gemidos y placer...
La guío sobre mi miembro, y ella me monta como una valquiria empoderada.
Es hermosa cuando brinca y gime al mismo tiempo. La sensación es deliciosa y excitante. No tardamos en corrernos, pero hoy, especialmente hoy, estoy más hambriento de ella y vuelvo a amarla nuevamente...
Las horas pasan y ya es madrugada. Nunca me quedo en su cama, pero hoy siento esta necesidad. La he amado de todas las formas posibles, y mi fuego renace en ella y su cuerpo.
Cuando caigo a su lado, cansado de tanto amarla y adorar su piel, ella rompe la sinfonía de nuestros silencios.
—Draven... —se sienta en el borde de la cama, su mirada ansiosa—. Hay algo importante que quiero decirte.
—¡Estoy embarazada! Es tu hijo.
La furia se apodera de mí antes de que pueda contenerla. Mi lobo ruge en mi interior; la posibilidad de que esté usando esto para atarse a mí es intolerable.
—¡Mentira! —gruño, levantándome bruscamente—. ¡No vas a usar a un hijo para robar el lugar de mi verdadera compañera! —le grito. Vince está rugiendo de rabia. Ella acaba de traspasar un límite intolerable.
—¡No estoy mintiendo, Draven! —grita, pero no la escucho. Si realmente espera un hijo, no es mío; solo una verdadera compañera puede embarazarse de un lobo.
La rabia me ciega. La agarro del brazo con brusquedad y la empujo hacia sus cosas, arrancando ropa del armario y lanzándola en una maleta.
—¡No tienes derecho a estar aquí! ¡No eres mi Luna ni lo serás jamás!
Ella llora, pero mi decisión está tomada. La envuelvo en una sábana, la agarro del cabello y la arrastro fuera de la habitación.
—¡Draven, por favor! —solloza—. ¡Escúchame! Es cierto, es tuyo.
—¡Plaff! —la cachetada resuena—. Eres una maldita bruja resbalosa, no caeré en tu juego. Busca al verdadero padre de tu hijo... bruja.
No le presto atención a sus llantos y la sujeto firmemente del brazo.
Mi deber es con la manada, no con una niña que se ha entrometido donde no debe.
Algunos miembros de la manada observan en silencio mientras la arrastro hasta la entrada de Eclipse Salvaje.
Cruzo la gran entrada y, estando ella afuera, declaro ante mis guardias, Ezra y otros miembros:
—Yo, Draven Thornfire, Alfa Supremo de Eclipse Salvaje, te destierro, Ryler Vaspieris, para siempre y por siempre. —Lanzo su maleta al piso.
Las puertas se cierran, y la dejo ahí, con su cuerpo temblando y lágrimas recorriendo sus mejillas.
Mi corazón se siente pesado, pero mi mente permanece firme: estoy en lo correcto.
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a la fuerzas