Balvin, un joven incubus, se encuentra en su última prueba para convertirse en jefe de territorio: absorber la energía sexual de Agustín, un empresario enigmático con secretos oscuros. A medida que su conexión se vuelve irresistible, un poder incontrolable despierta entre ellos, desafiando las reglas de su mundo y sus propios deseos. En un juego de seducción y traición, Balvin debe decidir: ¿sacrificará su deber por un amor prohibido, o perderá todo lo que ha luchado por conseguir? Sumérgete en un mundo de pasión, peligro y decisiones que podrían sellar su destino. ¿Te atreves a entrar?
**Advertencia de contenido:**
Esta historia contiene escenas explícitas de naturaleza sexual, temas de sumisión y dominación, así como situaciones que pueden ser sensibles para algunos lectores. Se recomienda discreción.
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Suplicio Dominante (parte dos)
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Este capítulo contiene temas y escenas que pueden resultar sensibles para algunos lectores.
✦ Se recomienda discreción.✦
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La atmósfera en la habitación se volvió densa, el aire cargado de deseo. Agustín abrazaba a Balbin desde atrás, quien yacía agitado en sus brazos, la piel aún brillando de sudor. Sin previo aviso, Agustín lamió su cuello y, con una mano firme, reanudó sus caricias, provocando que Balbin se retorciera de placer.
—Eres tan fácil de llevar —murmuró Agustín, disfrutando de la reacción antes de empujarlo al suelo. Balbin , de rodillas y apretando los puños, era un espectáculo de éxtasis y vulnerabilidad.
—Debes entender algo —prosiguió Agustín, quitándose la camiseta—. Las veces que estuvimos juntos fueron suaves, casi tiernas. Lo hice por curiosidad... ¿Qué más eres capaz de hacer?
Balbin intentó recomponerse, pero su caparazón debilitado le hacía sentir expuesto, mientras las palabras firmes de Agustín lo mantenían alerta.
—Pero ahora me has provocado —Agustín lo sujetó del cabello, su mirada intensa acelerando el corazón de Balbin —. Esta vez no habrá suavidad. Yo marcaré el ritmo, y tú solo podrás seguirlo.
La advertencia lo golpeó, y en un movimiento ágil, Agustín le colocó un collar de cuero. Balbin aferró la cadena, sintiendo el aire espeso en sus pulmones y una chispa de desafío encendiéndose en él.
—Este es tu nuevo accesorio —anunció Agustín, asegurando el collar. La sensación del cuero contra su piel intensificaba la tensión, un recordatorio palpable de quién estaba al mando.
Balbin sonrió con arrogancia, intentando ocultar su ansiedad. —Arrogante humano.
—¿Listo para seguir? —preguntó Agustín, con una sonrisa burlona mientras se levantaba—. ¿Te crees capaz de manejar esto?
Acercó su rostro al de Balbin , su aliento cálido revelando la fragilidad que el joven incubus intentaba ocultar.
Balbin tragó saliva, esforzándose por mantener la compostura. —No te sientas tan confiado. ¿Manejarlo? No me subestimes, ya te lo dije, no eres especial.
Agustín soltó su cabello y tiró de la cadena, dejando su rostro a la altura de su zona.
—Hazlo, drena el magna —susurró, su voz grave y exigente. La intensa mirada de Agustín hizo que un escalofrío recorriera la columna de Balbin , al tiempo que sentía el ardor en su marca.
Con una mezcla de ansiedad y deseo, Balbin , todavía de rodillas, procedió sin
resistirse al impulso.
….
Centenares de años atrás:
Balbin y Siwel formaban fila en la entrada del imponente edificio de mármol, rodeados de otros íncubos y súcubos que aguardaban bajo un cielo cubierto de nubes grises y blancas. Los ojos de color miel de Balbin se encontraron con los verdes brillantes de su amigo, quien asintió con un gesto casi imperceptible.
Balbin salió de la fila y avanzó por un pasillo solitario, seguido de cerca por Siwel. Cuando un guardia intentó detenerlos, Siwel intervino, dejando que ambos avanzaran sin más preguntas. Agarrándose de la mano, los dos amigos corrieron por el pasillo, evitando con destreza a quienes se cruzaban en su camino.
—¿Estás seguro? —preguntó Siwel mientras corrían.
—¿Con quién creés que hablas?—respondió Balbin con una sonrisa. Acto seguido, sostuvo su mano y saltaron, hundiéndose en las aguas negras que los arrastraron hacia otro plano, y, tras un destello, se encontraron cayendo sobre la ciudad de Las Vegas, cuyas luces y sonidos resonaban con una energía tan vibrante que Balbin sintió su alma estremecerse.
Siwel luchaba por mantener el equilibrio, pero Balbin observaba fascinado el espectáculo de luces y vida que lo envolvía. Sabía, en lo profundo de su ser, que estaba destinado a algo en aquel lugar.
—Balbin , dame la mano antes de tocar el suelo —gritó Siwel, extendiéndola para atraparlo. Balbin obedeció y, justo antes de que tocaran el suelo, una luz los envolvió, devolviéndolos al lugar de donde habían venido.
Ambos emergieron del charco de agua negra, jadeando y con los ojos aún brillando de emoción.
—¿Viste eso? ¡Fue impresionante! —exclamó Siwel, aunque en su mirada había una mezcla de emoción y preocupación—. Balbin , te juro que nunca volveré a hacer una locura como esta.
Balbin solo sonrió, pero en su mente ya había tomado una decisión. Su amigo lo observó atento.
—Recuerda mis palabras, Siwel. Ese distrito será mío.
………
la vieja confiable 😶😶
jaja😅😂😂
y Agustín: como decís que dijiste
jajajaj