Novela romántica basada en una historia de superación.
NovelToon tiene autorización de CINTHIA VANESSA BARROS para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
CAPITULO 13
Tocamos la puerta que nos indicaron y desde adentro alguien dijo pase, entramos y lo primero que pude ver fua a un hombre corpulento lleno de tatuajes, junto a este estaba Sofia, se veía hermosa, los años no han paso en ella, creo que esta más hermosa de lo que recordaba, tenía un vestido a la rodilla estilo campana de color blanco con flores, mi corazón se aceleró, pero logre disimular mis emociones tal cual me pidió Andrea.
- Bienvenidas, tomen asiento, dijo Sofía mirando Andrea.
- Gracias, espero que la reunión sea breve, tengo que ir a trabajar, digo sentándome junto a Andrea en un sofá que hay en la oficina.
- Ella quien es, yo te pedí venir, no veo porque trajiste a esta señora.
- Por la misma razón que tienes tu para tener a este hombre en la reunión, digo mirando al tipo de los tatuajes.
- El es mi esposo y puede escuchar.
- Ella es una amiga y quiero testigos de esta conversación, contigo nunca se sabe.
- Bien, si así nos tratamos ahora iré al grano, necesito que me devuelvas a mi hija, dijo ella sin dejar de verme.
- Tu hija, quieres que te recuerde como abandonaste a mi hija.
- En ese momento estaba enferma y lo sabes, ahora puedo hacerme cargo de ella.
- Y tu crees que te la pienso entregar solo porque ahora si quieres hacerte cargo, ella no es un objeto que puedes tirar y recoger según tu conveniencia.
- Creo que mi esposa dijo que estaba enferma, no quiso abandonar a la niña, dijo el hombre mirándome mal.
- Usted puede ser muy su esposo, pero no tiene derecho a intervenir en esta conversación y no pienso entregarte a mi hija.
- Porque no Laia, ella no es nada tuyo, sabes que si voy a la policía puedes ir a la cárcel, eso quieres, dijo casi en llanto Sofia.
El hombre la abrazo para consolarla y miré a Andrea, esta me dio un asentimiento de cabeza así que puse en marcha el plan.
- Hagamos un acuerdo, podemos compartir la custodia, Estrella sabe de tu existencia y no tengo problemas con que la veas.
- Sabe ella que no eres su madre, volvió a mirarme Sofia y se aparto de los brazos del hombre.
- Si, ella sabe que yo la adopte y piensa que su madre está de viaje y algún día regresara.
- Gracias por eso, como seria tu acuerdo.
Miro de nuevo Andrea y esta saca de su bolso un acuerdo que ya había preparado en caso de que Sofia estuviera dispuesta a compartir la custodia.
- Prepare un acuerdo, aquí dice los días que puedes pasar con ella y como le vamos a contar que eres su madre, también estipula que no le vas a cambiar los apellidos a menos que ella así lo quiera.
- Ves cariño te lo dije, esta mujer no piensa entregarte a tu hija, solo te dejará verla bajo sus condiciones, te dije que habláramos con un abogado, volvió hablar el hombre.
- Mi esposo tiene razón, tu única intención es alejarme de ella, pretendes engañarme con ese acuerdo, tengo más derechos que tú, yo soy su madre, dijo Sofía gritando.
- Sofía no pretenderás que confié que tú y tu ahora esposo cuidaran bien de ella, tú tienes derechos y no te los estoy negando, pero que te quede claro, yo también soy su madre y no pienso permitir que me la quites.
- No quiero meterme, pero creo que necesitamos calmarnos, señora Sofia, usted tiene razón al decir que tiene derechos, pero, así como tiene derechos tiene deberes y obligaciones, creo que usted también quiere lo mejor para Estrella, cree usted que será fácil para ella aceptar que usted volvió y quiere llevársela, dijo Andrea.
El ambiente en la oficina era tenso, Sofia y su esposo tomaron el acuerdo y comenzaron a revísalo cuidadosamente, las palabras de Andrea parecieron servir y estos tomaron el acuerdo que había puesto sobre su escritorio, pasaron unos minutos y sentía que no aguantaría mucho, espero que acepten sin poner objeciones.
- Estoy de acuerdo con esto, pero antes de firmar se los mostraremos a un abogado, dijo Sofía.
- Entonces nos iremos y espero tu respuesta, digo poniéndome de pie.
- En unos días te volveré a llamar, dijo Sofía.
Dejamos la oficina y ya dentro del ascensor solté el aire que estaba reteniendo.
- Lo hiciste muy bien Laia, pero recuerda que no te puedes confiar.
- Lo sé, pero verla es difícil, aún siento cosas por ella.
- Te entiendo, solo no te dejes llevar por lo que sientes, tu hija está en medio.
- Gracias por todo, no sé qué hubiera pasado si no estuvieras aquí.
- Recuerda que estoy para ayudarte, solo confía en ti misma y todo saldrá bien.