En un mundo donde la magia y la mitología se entrelazan, "Círculos de Fuego: La Llama Eterna" narra la épica historia de un joven guardián, Elian, que descubre su destino en una antigua profecía. Su vida da un giro inesperado cuando encuentra un artefacto perdido que despierta una llama mística con un poder inimaginable. Esta llama, conocida como la Llama Eterna, tiene la capacidad de cambiar el destino del mundo, pero también atrae a fuerzas oscuras que desean controlarla.
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CAPITULO 14: El sacrificio del Guardian
Elian se encontraba en el corazón del santuario de Eldoria, rodeado por los ancianos, líderes de los clanes y los ciudadanos que habían venido a presenciar un evento que marcaría un punto de inflexión en la historia de Azuria. El sacrificio del guardián era una antigua ceremonia destinada a fortalecer las defensas de la ciudad y asegurar la protección de sus habitantes contra cualquier amenaza que pudiera surgir.
En el centro del santuario, el guardián elegido, un guerrero de renombre conocido por su valentía y lealtad, se preparaba para enfrentar las pruebas que lo convertirían en el protector supremo de Eldoria. Vestido con armadura ceremonial y sosteniendo un escudo grabado con los símbolos de los clanes, el guardián caminaba con determinación hacia el altar donde sería consagrado por los ancianos y los líderes espirituales de la ciudad.
Lyra, que había sido designada como la guardiana de los rituales ancestrales, dirigía la ceremonia con una gracia y solemnidad que reflejaba la importancia del momento. Con cada palabra hablada y cada gesto realizado, infundía al guardián con la fuerza y el poder de los antiguos guardianes que habían venido antes que él.
Los ciudadanos observaban en silencio desde las gradas del santuario, sus rostros iluminados por la luz de las antorchas que iluminaban la noche. Sabían que el sacrificio del guardián no solo era un acto de protección física, sino también un símbolo de la voluntad y el espíritu de resistencia que definía a Eldoria como una tierra de valientes y guerreros.
Elian, que había sido testigo de muchas ceremonias en el santuario a lo largo de los años, observaba con reverencia mientras el guardián juraba su lealtad a la ciudad y prometía proteger a sus habitantes con su vida si fuera necesario. "Que mi espada nunca se rompa y mi escudo nunca falle en su deber de defender a Eldoria", declaró el guardián con una voz que resonaba en el aire tranquilo de la noche.
Los ancianos asintieron en aprobación, sus rostros marcados por años de sabiduría y experiencia. "Que tu fuerza sea la fuerza de todos los que han venido antes que tú", respondieron en un coro que llenaba el santuario con un sentido de unidad y propósito compartido.
La ceremonia continuó durante horas mientras el guardián era sometido a pruebas de resistencia y habilidad bajo la guía de Lyra y los ancianos. Luchó contra simulacros de enemigos y demostró su habilidad con la espada y el escudo, cada movimiento calculado y ejecutado con precisión milimétrica.
Al final de la noche, el guardián fue conducido a una cámara secreta dentro del santuario donde recibiría la bendición final y sería investido con el poder de los antiguos guardianes. La cámara estaba iluminada por velas y llenaba el aire con incienso y la energía de los rituales que se habían celebrado allí durante siglos.
Lyra colocó una mano sobre el hombro del guardián, transmitiendo su energía y conocimiento a través del contacto físico. "Eres el guardián elegido por el destino", le dijo con una voz suave pero firme. "Que la fuerza de tus antepasados y el espíritu de Eldoria te acompañen en tu misión."El guardián cerró los ojos y respiró profundamente, absorbiendo la energía que fluía a través de él y fortaleciéndose con cada respiración. Sabía que su papel como guardián no sería fácil, pero estaba dispuesto a sacrificarse por el bien mayor de Eldoria y sus habitantes.
Elian observaba desde la entrada de la cámara, su corazón lleno de gratitud y determinación mientras veía al guardián ser consagrado con el poder de los antiguos. "Que esta noche marque el comienzo de una nueva era de paz y prosperidad para Eldoria", murmuró para sí mismo, prometiendo defender su tierra natal con todo lo que tenía.
Los ciudadanos se dispersaron lentamente del santuario, sus corazones llenos de esperanza y renovada determinación. Sabían que la amenaza del oscuro señor seguía acechando en las sombras, pero confiaban en que el sacrificio del guardián y la fuerza de su comunidad los guiarían a través de los desafíos que estaban por venir.