Entre El Amor Y El Odio

—Buenos días, aquí estoy— con su uniforme puesto y las ganas de trabajar, Ariana se paró frente a Martínez, un hombre joven de treinta y cinco años, cinco años mayor que Sergio, Martínez citó a Ariana a su oficina antes de que el turno comenzará.

—Buenos días, veo que hoy te has maquillado— Martínez observó el hermoso rostro de la joven, ella era una niña delante de sus ojos y la experiencia de vida que puede llevar.

Ariana se sonrojo al escuchar sus palabras, ella sí, se maquillo, pero al parecer fue una mala idea de su parte, todos ahora la estaban mirando y murmurando, pero ella solo quería verse más hermosa para cuando Sergio llegará a la hora del almuerzo.

—Si— ella colocó su cabello detrás de su oreja por los nervios, —¿Necesitas algo de mí? — Ariana pregunto rápidamente, estaba nerviosa y Martínez la intimida.

—He decidido cambiar tu horario de la comida, no es necesario que comas dentro con tus compañeros, veo que Sergio tu amigo no dejara de venir a verte a la hora del almuerzo, puedes aprovechar y sentarte a comer con él, pasas el día entero acá trabajando, no sales y no conoces a nadie a mi parecer— Martínez había leído aquella carta, se dio cuenta de mucho, además que Sergio estaba ahí insistentemente, aun cuando ella se le escondió, lo rechazo y hasta huyo de él.

Ariana se sintió nerviosa, ella tendría que sentarse al lado de Sergio, no eran de la misma clase social, ha visto las señoritas que llegan al lugar y sabe cómo se comportan en la mesa, ella a aprendido en el restaurante, pero aun no llega a ese nivel de sabiduría.

—No debiste hacerlo, de verdad no es necesario— Dijo Ariana apenada, sabe que ya es tema de conversación en el lugar con sus compañeros de trabajo, no quieren que hablen más de ella, suficiente tiene con aquel beso que Sergio le ha robado.

—Pues ve a tu puesto de trabajo y piensa en mi propuesta— Martínez sumergió su mirada en los papales sobre la mesa, sabe que entre Sergio y Ariana hay más que una amistad, pero él necesita arrojarla a sus brazos y saber si ella estará aún con él, o lo hará a un lado, no quiere entrometerse en una relación, así que esperará más adelante tener alguna oportunidad con ella.

Ariana hizo una reverencia antes de salir.

Ella tenía muchos nervios, la hora del almuerzo se estaba acercando y Sergio es un hombre muy puntual, además que la reservación de aquella mesa alejada de los demás comensales aún es de él.

Ariana con su traje negro y camisa blanca estaba en la entrada del restaurante recibiendo las reservaciones, ella sintió que el piso empezó a temblar y sus manos sudaron, Sergio estaba ahí esperando a ser atendido por ella, espero que Ariana se desocupara y cuando la vio libre, se acercó a ella con un ramo de flores y una caja de chocolates.

A la mente de la joven le llegó la imagen de Sandro, el médico que le hizo la propuesta, jamás le mencionó que el novio podría enamorarse de ella, y si no era así, muy bien que Sergio puede fingir.

—Hola, vamos ya sabes cual es tu mesa— Ariana camino delante de él, no se atrevió a recibir las flores y mucho menos los chocolates.

Sergio noto un cambio en ella, era ese maquillaje que la hace notar más mayor, no le quedaba mal, pero luego de verla al natural, su belleza no se puede igualar con un maquillaje, pero a las mujeres les gusta el maquillaje y verse hermosas, de igual manera le parece hermosamente bella.

Al llegar a la mesa Ariana espero que Sergio se sentara, colocando sobre la mesa aquellas flores y chocolates.

—Por favor, siéntate un momento conmigo, he traído estas flores para ti, espero te gusten los chocolates— Sergio alzó el ramo y se lo entregó, el gesto de Ariana que estaba en silencio llenó el corazón del hombre, ella se acercó a las flores y al sentir su aroma una sonrisa de amor se dibujó en ella.

Ariana dejó las flores aun lado de la mesa, abriendo espacio para ella sentarse al lado del hombre, justo al lado de él.

Sergio sintió que estaba ganando esta batalla y pronto podría estar con ella, aunque la presión de un matrimonio lo estaba agobiando, Sergio a dejado una barrera para que no lo afecte a él y no obligar a la novia.

—Comeré contigo— Dijo Ariana, mientras que Sergio embozo una gran sonrisa llena de felicidad.

—¿Has pensado en nosotros, en una oportunidad? — Sergio necesitaba saber y conocer más de aquella humilde mujer.

Ariana volvió a mover los cabellos que caen sobre su cara, era tan hermosa de rostro, pero tan delgada de cuerpo, en el mundo de las pasarelas ella podría ser la más hermosa y la mejor pagada.

—Aún no he tenido tiempo, he estado muy ocupada en el trabajo, disculpa— Ella abrió el menú para simular que estaba pidiendo algo para comer, pero sabe que no lo haría, ellos tienen un menú variado en el restaurante para todos los trabajadores, así que comerá de lo que les hayan hecho.

Sergio se atrevió a tocar sus manos, haciendo que Ariana retrocediera, su contacto le estaba dando demasiada cosquilla, así que su reacción fue alejarse.

—Por favor, llevemos todo con calma— Dijo Ariana mientras lo mira fijamente.

—No hay problema, prometo no tocarte más, a menos de que me des permiso— Sergio era tan perfecto, que Ariana estaba empezando a tenerle miedo, ese miedo de que su defecto la lastimara profundamente, el mesero llego y Ariana le hizo señas con los ojos para que le trajera el menú que le corresponde comer, no quiere deberle nada a nadie.

Sergio estaba serio, no diría nada delante del mesero, así que solo ordeno la comida, Ariana estaba tan nerviosa que en un movimiento brusco tiró el vaso de agua sobre Sergio, ella apenada sacó varias servilletas y empezó a secar al hombre, “mal hecho Ariana” fue el pensamiento en la mente de Sergio, su roce le hizo crecer un bulto dentro del pantalón.