La Intranquilidad, No Es Para Siempre

En un momento de reflexión, Diego decidió que necesitaba aclarar sus pensamientos y sentimientos antes de tomar cualquier acción. Decidió realizar una salida como tantas que habían hecho con los pequeños y hablaría  con Lina para expresar lo que estaba experimentando, aunque sabía que podría complicar aún más la situación. Quería ser honesto, pero también deseaba manejar la conversación con cuidado para no perjudicar la relación profesional y personal que habían desarrollado.

El viaje al zoológico fue animado y lleno de expectativas. Los niños conversaban entusiasmados sobre los animales que querían ver. Diego estaba particularmente emocionado por los leones, mientras que Sofía no podía esperar a ver los elefantes.

Al llegar al zoológico, el Sr. Martín se aseguró de que todos tuvieran sus boletos y mapas. Mientras caminaban por la entrada, Lina miró alrededor, admirando el ambiente vibrante y la arquitectura del lugar. El zoológico estaba lleno de familias y visitantes que compartían el entusiasmo por los animales.

La primera parada fue la sección de los primates. Lina y los niños se acercaron a las jaulas donde los monos y los gorilas jugaban y se balanceaban entre las ramas. Los ojos de Sofía brillaban mientras señalaba a un pequeño mono que se movía con agilidad. Diego, por otro lado, observaba con asombro a un majestuoso gorila que se recostaba tranquilo.

—¡Mira ese mono! ¡Es tan ágil! —exclamó Sofía, apuntando al animal.

—Sí, y mira cómo el gorila está relajado —comentó Diego, mirando al gran simio.

Diego observaba a Lina con cierta inquietud. Sabía que Lina no era tan cercana a la familia como Diego y Sofía, y se preguntaba si ella estaba disfrutando realmente del día. Aunque la veía sonreír y participar en las conversaciones, había algo en su actitud que le hacía dudar.

Se dirigieron a la zona de los felinos, donde Lina quedó maravillada con la elegancia de los tigres y la majestuosidad de los leones. Ella había leído mucho sobre estos animales y era un verdadero placer verlos en persona.

—¿Te están gustando los animales? —preguntó Diego, intentando iniciar una conversación más personal.

—Sí, mucho. Nunca había visto tigres tan de cerca —respondió Lina con entusiasmo—. Gracias por invitarme, me está gustando mucho.

Diego  sonrió aliviado, contento de saber que Lina estaba disfrutando el día. Se dirigieron a la sección de los elefantes, donde Sofía y Diego estaban fascinados por la envergadura de los majestuosos animales. Lina también se unió a la emoción, observando los elefantes con gran interés.

Durante el almuerzo, se sentaron en una zona de picnic con una vista hermosa del zoológico. El Diego preparó bocadillos y bebidas para todos, y el ambiente era alegre. Lina y los niños compartieron historias y risas mientras disfrutaban de su comida.

El día concluyó con una sensación de satisfacción para todos. Lina se despidió de Diego y Sofía, agradecida por la oportunidad de haber pasado un día tan maravilloso con ellos.

Diego aprovechó la oportunidad para hablar abiertamente. Expresó cómo, a pesar de sus esfuerzos por mantener las cosas en un marco profesional, había estado sintiendo una atracción hacia ella. Explicó que, aunque valoraba profundamente su relación como psicóloga y el impacto que había tenido en sus hijos, sentía que era importante ser honesto acerca de sus sentimientos.

Lina, al escuchar a Diego, se sorprendió pero también comprendió la delicadeza de la situación. Apreciaba la honestidad de Diego y entendía que estos sentimientos podían ser el resultado de la conexión emocional profunda que se había desarrollado durante el proceso de terapia. Sin embargo, Lina también sabía que debía mantener la profesionalidad y las fronteras apropiadas para proteger el bienestar de los niños y su propia integridad profesional.

Lina le explicó a Diego que apreciaba su honestidad y que entendía que sus sentimientos eran complejos. Le hizo saber que, para ella, era crucial mantener una relación profesional y ética en todo momento, especialmente considerando el contexto en el que se habían conocido. Aunque Lina valoraba la conexión que había tenido con Diego, no podía permitir que sus sentimientos personales interfieran con el bienestar de los niños ni con la relación profesional que habían establecido.

Diego, aunque decepcionado, entendió la posición de Lina y respetó su decisión. Se dio cuenta de que, aunque sus sentimientos eran reales, era fundamental priorizar la estabilidad emocional de sus hijos y el respeto por el rol profesional de Lina. A partir de ese momento, Diego se comprometió a trabajar en sus propios sentimientos de manera privada y a mantener la relación con Lina dentro de los límites establecidos.