Dylan es un chico ejemplar quien siempre creyó que Sofia; su madre, era una madre soltera engañada y traicionada un día descubre de la peor manera que no es así. Sino que ella fue por decisión propia la amante de su jefe quien estaba casado convirtiéndose así en la otra.
El chico es llamado heredero de uno de los más grandes imperios de la industria de la minera por parte de su abuelo paterno quien lo nombró solo por ser su único nieto varón, no por que lo acepten y mucho menos lo amen en la familia Boyer.
Todo esto pasa cuando Dylan es traicionado, decepcionado y humillado por la mujer que amaba, quien solo lo usó para saciar sus bajos instintos convirtiéndolo en una máquina sexual para ella.
El chico a quien no le importaba el dinero de la herencia decide usar este poder para llevar a cabo su venganza contra esa mujer.
Dylan se verá envuelto en un sin números de eventos peligrosos, manipulaciones y placer donde solo el más fuerte sobrevive.
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Capítulo 13
Dylan al ver a una chica nerviosa frente a él mirándolo fijamente con sus penetrantes ojos azules, volteo a los lados pensando que se había equivocado y le hablaba a alguien más.
— No me recuerdas… Me ayudaste ayer.— Le dice apenada recogiendo un mechón de su cabellera rubia detrás de su oreja.
El chico al verla bien y de ver que realmente se trataba de la misma chica de ayer, solamente que esta vez traía un maquillaje llamativo y el pelo corto al ras de la nuca cuando el día anterior lo tenía largo.
— Perdón no te reconocí por el pelo.— Le contesta el chico un tanto avergonzado y sorprendido poniéndose de pie.
— Oh, esto.— Sonríe tocándose discretamente el pelo.— Solamente quería hacer un cambio.— Contesta apenada.
Dylan para no incomodar más a la chica, ya que esta se veía nerviosa y continuamente desviaba la mirada guardo silencio también un poco nervioso mientras veía a su amigo Jonathan el cual le hacía señas desde el lugar donde bailaba indicándole que llevara a la chica a bailar a lo que él solamente le negó con la cabeza con una pequeña mueca.
Dylan seguía aún mirando a su amigo el cual bailaba feliz cuando Marcia se atrevió a hablarle.
— Disculpa mi atrevimiento pero, ¿me puedo sentar contigo?.— Le pregunta haciendo que este de inmediato la voltee a ver.
Al verla nerviosa y como si estuviera temerosa siempre tratando de esconder sus manos en las mangas de su suéter el chico no se negó.
— Claro, toma asiento por favor.— Le indica con la mano dando un paso al costado para que la chica se siente.
Marcia le dedico una gran sonrisa mientras le daba las gracias lo que provocó en Dylan algo que jamás había sentido.
La chica pasó a un lado de este para sentarse pero antes de hacerlo se volteó nuevamente hacia él quedando demasiado cerca y frente a frente algo que instintivamente hizo que Dylan diera un paso hacia atrás.
— Disculpa que no nos hayamos presentado antes, me llamo Marcia Rivero, ¿y tú eres?...— Le pregunta mirándolo fijamente a los ojos.
— Yo soy Dylan Rangel un placer conocerla.— Le contesta el chico amablemente extendiendo su mano hacia ella.
— El placer es todo mío Dylan.— Sonríe la chica tomando su mano y acercándose a él para dejarle un beso suave en cada mejilla provocando que el corazón del chico se acelerara al sentir el suave roce de su piel y oler un dulce aroma que está desprendía.
Dylan y Marcia tomaron asiento y ella al ver al chico tan callado y un tanto nervioso le dijo que estaba interesada en tomar el curso de defensa personal que este impartiría en el gimnasio. El chico emocionado por que tendría un posible alumno lo que equivalía a que tendría mejores ganancias le comenzó a explicar todo lo que harían para que esta se animara y fuera.
Marcia sin entender absolutamente nada de lo que Dylan le explico, bajó su mirada con mucha tristeza y le dijo que ahí estaría presente ya que estaba cansada de ser abusada por sus compañeras y ahora quería poder defenderse para ya no salir lastimada nunca más.
Dylan al verla triste y ver como sus azules se cristalizaban sintió pena por ella, ya que él mismo desde siempre ha sufrido en carne propia lo que se siente ser abusado.
— No te preocupes te enseñaré a defenderte para que nunca más te molesten.—
Marcia al escuchar al chico levanto la mirada encontrándose con una cálida sonrisa y unos ojos que la veían tan diferente a como ella estaba acostumbrada a que la vieran los demás.
En un acto de reflejo y siguiendo sus impulsos lentamente se acercó al chico y se abrazó a él mientras comenzaba a sollozar, dejando a Dylan sumamente confundido por esta reacción.
— Es tan difícil no poder encajar en ningún lugar y que siempre te estén molestando.— Le cuenta entre sollozos mientras que el chico no sabe que hacer ante esta situación, si corresponder a su abrazo para consolarla o alejarla que se desahogue por si sola para que no se sienta incómoda y piense que se está aprovechando.
Mientras tanto, Marcia al ver que el chico prácticamente no se movía poco a poco se fue alejando de él con una mirada triste y limpiando algunas lágrimas que habían escapado de sus ojos. Luego comenzó a esconder nuevamente temerosa sus manos en sus mangas dejando escapar algunos suspiros llenos de melancolía y tristeza mientras iba encorvando ligeramente su cuerpo.
— Sabes Dylan, mis amigas me dijeron que viniera aquí, que nos encontraríamos pero ya van casi tres horas que las estoy esperando y ellas no vienen, creo que me dejaron plantada.— Le dice mostrándole una pequeña mueca triste.
— Si ellas no vienen te puedes quedar conmigo, ¿o prefieres que te pida un taxi para que regreses a tu casa?.— Le pregunta el chico intentando sacar su celular cuando ella lo detiene tomándolo de la mano.
— Ya que estoy aquí me quiero quedar contigo un momento.— Le dice apenada retirando su mano al darse cuenta que sostenía la de él.
— Entonces me avisas cuando quieras irte para pedirte el taxi.— Se ofrece amablemente el chico mientras ella le da las gracias con una sonrisa.
La noche transcurrió y los dos solamente se sentaron y conversaron ya que como Dylan al no saber bailar no invitó a Marcia a hacerlo.
En un punto de la noche el celular de la chica constantemente recibía notificaciones y llamadas que ella disimuladamente cortaba.
Sin embargo, en una notificación que recibió la cara que le daba a Dylan amable y sonriente cambió a una fría y molesta. Dejó su celular de lado y volvió a ver al chico con una sonrisa mientras se ponía de pie.
— Me tengo que ir mi primo vino por mí y me está esperando fuera.—
— ¿Quieres que te acompañe hasta allá?.— Le pregunta el chico poniéndose de pie.
— ¡NO!.— Grita de inmediato algo que deja desconcertado y confundido al chico.
— Lo siento por eso, es solo que mi familia es muy conservadora y si me ve contigo pensará..— Le dice nerviosa haciendo una pausa larga bajando la mirada.
— Entiendo no te preocupes.—
— Gracias por entender y nos vemos luego.—
Sin darle tiempo a reaccionar o decir algo más Marcia se acercó a Dylan y le dejó un beso suave cerca de la comisura de la boca, luego salió casi corriendo de ahí.
Dylan veía como la chica nerviosa caminaba con prisa por entre la gente algo que lo hizo sonreír un poco mientras ligeramente se tocaba el lugar donde le había dejado el beso.
— Veo que se fue tu conquista.— Sonríe Jonathan pasando su brazo por el hombro de amigo mientras ven como la chica sale del lugar.
— Es solo una persona que ayude ayer y hoy por casualidad nos volvimos a encontrar.— Le contesta el chico sin darle mucha importancia.
— Si tú lo dices.—
Mientras Dylan y Jonathan se reían y hacían bromas, Marcia salió furiosa de antro y se encaminó directo a un resplandeciente Ferrari rojo que estaba aparcado del otro lado de la calle.
— ¿Qué demonios haces aquí Alex?.— Pregunta furiosa azotando la puerta del auto al subirse a este.
— Amor no quiero que sigas molesta.— Le pide intentando tocarla, algo que ella evita.
Marcia bajo la mirada del chico se fue quitando el suéter mostrando el pronunciado escote que traía y dejando casi a la vista sus pequeños pero hermosos pechos.
— ¿Y qué piensas hacer para que el coraje que me hizo pasar la estupida de tu novia y sus amigas se me vaya?.— Le pregunta deslizando sensualmente su mano por el centro de sus dos pechos.
Al ver tal provocación el chico sonrió lascivamente mientras se lamía los labios.
— Mejor pregunta, ¿Qué no haré?.— Le contesta pisando a fondo el acelerador para alejarse de ese lugar.
^^^Continuará…^^^
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