Luca pierde la cordura en un viaje de trabajo por California, al cruzarse en su vida con una joven mujer.
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Capitulo 14
Luca
Me quedé ahí sentado sintiéndome culpable, si hasta me había estado quejando del lugar donde vive. Lo hice. Desde antes de bajar del auto, ya miraba con desden este lugar, sus palabras en absoluta tranquilidad y sin un asomo de enojo, solo me hacían sentir peor con mi persona.
- Lo siento, tienes razón. Te juzgué, estuve mal, te pido disculpas.- Se lo dije totalmente apenado y sinceramente. Ella que siempre estuvo acostada en el sillón, con el control remoto en su mano, buscando algo en la tele, se dió vuelta y me miró, apoyo su cuerpo de costado y dobló su codo y apoyo su cabeza en su mano, mientras me miraba como inspeccionando.
- Está bien, estamos bien.- Me dijo con una bella sonrisa en su rostro. Lo había notado varias veces, tiene una sonrisa bella, pero ésta me pareció más hermosa que todas las anteriores. No pude evitarlo y me acerqué a ella, me agaché hasta quedar a la altura de su rostro y la besé, así sin más. Su sonrisa y la paz en su cara, me impulso a eso. Ella no se resistió, pero tampoco lo siguió, solo permitió que la besé. Luego me aleje y me quedé como estaba, viéndola. Ella me miró y levanto sus cejas con una sonrisa en su boca.
- Y eso?.- Me pregunto risueña.
- No lo sé.- Fue lo único que pude decirle, ya que en verdad no sabía porque fue eso. Ella me tomo el rostro con una de sus manos y me acerco a ella y me beso, pero fue un beso más largo y pasional. Sus labios junto a los míos, sin dejar espacio. Sus labios tomaron mí labio inferior en un pequeño mordisco, ella lo estiro de una forma tan sexi y luego lo mordió suavemente. Nuestros labios quedaron entrelazados, ella les daba pequeños mordiscos y abrió mi boca con su lengua dándose paso a mi interior. Su lengua recorrida cada recoveco dentro, se unió con la mía que la esperaba ansiosa, se acariciaban con hambre, deseosa una de la otra. Nos alejamos y nos quedamos viéndonos a los ojos, ella me dió una pequeña lamida en los labios y luego sonrió, yo hice lo mismo.
- Mi habitación es un asco de desordenada, pero imagino que no te vas a ir así sin más después de este beso.- Ella tenía razón. No podía irme de esa casa solo con ese beso, primero porque quería probarla nuevamente, estar en su interior y luego porque tenía tal erección que sería una vergüenza salir por esa puerta y caminar hasta el auto. Solo con un beso me había puesto al palo, parecía un puberto, un adolescente caluriento, pero ella me despertaba eso. Una sed de sex*, hambre de sex*. Ella se levantó y tomo mi mano llevándome a su habitación.
Su habitación..no se ni por dónde empezar, quería dejar los prejuicios de lado luego de nuestra charla, realmente lo quería, pero... esa habitación me lo hacía difícil. No esperaba nada menos, su habitación la describe tal cual es ella, desordenada, libre, rebelde, colorida, alegre, no lo sé, es un poco de todo. Eran tantas mis ganas de estar con ella en ese punto, que ni siquiera me importo dónde estaba entrando. Ella me llevaba de la mano, una vez dentro de su habitación, se volteó y me miró, enseguida me beso. Me tomo con sus manos del rostro, y me beso con hambre. Ella realmente era muy buena besando. Empezó a sacar mi camisa y luego desabrochó mí cinturón. Me fue llevando entre besos hacia la cama, que era un colchón en el piso. Caí y quedé acostado, ella se quedó de pie y desde ahí me veía. Con una mirada totalmente encendida, que solo hacia que me prenda más. Empezó a quitarse la remera y el pantalón, una vez que solo estuvo en bragas, se agachó y se acomodo a horcajadas sobre mi. Sus senos libres quedaron a la altura de mi cara, yo estaba inmóvil. El gran Luca Di Fazio, estaba inmóvil con una mujer allí sobre él. Ella era tan audaz y salvaje que me dejaba de cara. Por lo general siempre era yo quien tomaba la iniciativa con las mujeres, y si bien ellas respondían muy bien, siempre era yo el dominante. Con Zhavia era distinto, aquí era ella quien dominaba, y cuando terminábamos peleando, era porque ambos dos luchabamos por ser quien estaba a cargo o tenía razón.
Ella me beso y estiro mi labio inferior y luego se mordió la boca en señal de que le gustó. Sentía que el cierre del pantalón me iba a explotar en cualquier momento. Estaba duro como piedra, realmente ya no necesitaba este juego previo, estaba más que prendido, solo quería estar dentro de ella de una vez.
- Puedes tocarlos si quieres. - Me dijo mirando a mis ojos y luego a sus sen*s. Ella estaba sobre mi, a horcajadas, pero el resto de su cuerpo sobre el mío. Sus sen*s estaban casi en mi cara, pero yo por estar perdido en mis pensamientos no había hecho nada con ellos. Sus palabras me tomaron por sorpresa, parecía un maldito chico virgen en su primera vez.- Puedes lamerlos si quieres.- Me dijo ella toda sensual mientras dejaba pequeños besos en mi cuello hacía el lóbulo de mi oreja.- Me encantaría que hagas eso, me gusta mucho como se siente.- Sus palabras me estaban matando, no podía creer que me hable así, pero estaba tan excitado, que creo que no duraría nada y solo me reforzaría la mala fama del primer encuentro.- Qué pasa? No te gusto?.- Me pregunto ella, incorporándose un poco. Hasta ese momento había estado ahí, solo viendo, sin hacer nada. Ella me miraba algo extrañada.
- No es eso, es que..joder estás tan buena y eres tan sucia en la cama, que no termino de reaccionar.- Ella me miró con una sonrisa tierna, que contrastaba con esa actitud de fiera sexi de hacía unos minutos, me beso, pero fue un beso tierno y simplemente me deje llevar.