Los Maxwell; los hermanos más codiciados de todo New York, millonarios, acostumbrados a hacer lo que se les da la gana sin medir las consecuencias.
Una simple noche de diversión podría ser el encadenado destino de cinco mujeres.
Ellos las quieren para él, tomandolas a la fuerza para así mantenerlas cautivas.
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Estoy enamorada de él.
...SEBASTIÁN...
Veo a mi hermana entrar con su sonrisa apática.
—¿Qué haces aquí linda?
Golpea mi mejilla dejándome aturdido.
—¡¿Por qué nunca me hablaste con la verdad y me dijiste que secuestraste a Aurora?!
¿Cómo lo supo?
Pone un periódico en mi escritorio donde aparece Aurora.
—Madelyn las cosas no son como creés...
—¡Cierra la maldita boca en este instante! Sus padres están preocupados buscándola, ¿por qué lo hiciste?
—Quería una simple noche con ella...las cosas se me salieron de las manos.
—Eres un imbécil.
—¿Le dijiste a alguien que ella está aquí?
—No, porque tú te encargarás de hacerlo.
—No puedo dejarla libre ahora.
—¿Pero qué mierda...?
—No por ahora— camino en cada rincón— discutí con ella, sé que no estuvo bien todo lo que le dije hace un par de días pero no pude controlarme...— me fijo en su mirar— No quiero dejarla ir sin antes arreglar todo. Sin antes conseguir su cariño.
—Esto es una completa locura— musita— ¿Estás diciendo que me quede callada hasta que logres tu propósito?
—Es lo obvio, Madelyn yo te juro que la regresaré a su familia cuánto antes, pero necesito que me guardes este secreto, sé que soy un completo imbécil pero por favor.
...▫️▫️▫️...
Después de días dejé que Aurora saliera del encierro de su habitación, luce depresiva, triste.
—Hola linda— Desde la entrada del jardín la veo acariciar a mi mascota. Su sonrisa es la mejor— ¿Cómo te llamas?
—Su nombres es Dolly.
Deja a la pequeña en el suelo para mirarme asustada.
—Es muy extraño que le agrades, es una amargada, somos tan iguales— Pongo las manos en los bolsillos y paso saliva por mis labios— ¿Tienes tiempo para poder platicar?
—Así diga que no siempre haces lo que quieres.
—¿Me odias?
—No sería capaz de guardad ese tipo de sentimientos en mi corazón.
No me atrevo a hablar hasta luego de varios segundos de silencio.
—Perdóname...mi actitud de esa noche no fué la mejor, no estaba en mis cinco sentidos... pero no soporto ver que se acerquen a mi tesoro más preciado— por su expresión sé que se sorprendió.
—¿Y cómo sé que no volverás a esa faceta?
—Te lo juro que no volveré a tratarte de esa manera. ¿Me perdonas?
Agita su cabeza y agarra a la perrita entre sus brazos.
—Tengo mis reglas.
¿Qué carajos? Esto ya no me está gustando.
—¡¿Cómo que reglas...?!— Por casualidad miro a mi lado donde está Madelyn cruzada de brazos arqueando una ceja— Te escucho.
Será mejor que me porte bien porque sé que esa loca puede abrir la boca.
—Regla número uno: No quiero volver a estar encerrada en esa habitación— Asiento— Número dos: Quiero respirar fuera de éstas paredes— Trato de agarrar el aire necesario para controlarme— Número tres: No quiero más gritos ni reclamos estúpidos de tu parte— ¿Me está diciendo estúpido?— Deja de ser demasiado tóxico.
—¿Algo más quiere la princesa?
—No.
—Bien— musito— ¿Entonces con eso ya me perdonas?
—Si sigues las reglas al pie de la letra.
—Perfecto— No creo poder cumplir la última.
...KENNETH...
—¿Dónde está Hannah?
—En su habitación.
Subo las escaleras y detengo mis pasos al verla acostada en su cama pintando sus uñas.
—Hardy, ¿no creés que deberías hacer algo por tu vida? La mayoría del día te la pasas cuidando tus uñas y tu cabello. ¿Las mujeres de hoy en día solo piensan en eso?
—Recuerda que me tienes aquí encerrada, no puedo hacer nada. Aparte ya deja de molestar, ni mi padre me molesta tanto como tú.
—No me digas, eres una niñita fresa de papi.
—Cierra la boca.
—¿A qué te dedicabas antes de conocerme? ¿trabajabas?
—El trabajo es para los hombres— Una equivocada respuesta.
—¿Lavabas tu ropa siquiera?
—Para eso están las sirvientas.
—¿Arreglabas tu cuarto?
Ríe.
—Mira, Kenneth, ¿tú crees que alguien como yo haría ese tipo de cosas? O sea, soy hija de un millonario. Prefiero mil veces quedarme aquí cuidando mis preciosas uñas que me servirán para quitarte la cara.
—Levántate en este instante.
—¿Piensas que te obedecere?
Está niña colmará mi paciencia. Sujeto su muñeca y bajamos las escaleras a la par con sus quejidos.
—¿Qué haces, cabrón?
No la suelto hasta tocar el suelo de la cocina donde estaban cinco sirvientas.
—Chicas, aquí les traigo a una aprendiz ayudante.
—¿Qué?
—Me encargaré de regresarte a casa convertida en una verdadera y útil mujercita. Apartir de hoy ayudaras a las chicas en la cocina, en la limpieza y con su ayuda aprenderás a lavar tu ropa.
—Estás loco si piensas que te obedecere.
—¿Piensas desobedecerme Hardy? Aprenderás a valorar el trabajo de los demás, a llevarte un pedazo de pan a la boca, a ser útil y conseguir algo con tu propio esfuerzo. La dejo en sus manos, diviértanse, con permiso.
...NASYA...
...▫️▫️▫️...
El cabroncito después de mucho tiempo me dejó salir de su mansión, pero claro, a su lado.
Detiene el carro fuera de una lujosa mansión.
—Bájate— Eso hago sintiendo su mirada sobre mí— Nina nos invitó a cenar.
—Genial, de seguro me la pasaré increíble.
Toca el timbre y la hermosa mujer abre la puerta recibiendome con un abrazo.
—Al parecer ya otra ocupó mi lugar en tu corazón— murmura Christian.
—Ya cállate. ¿Quieren vino?
—No suelo tomar mucho pero una copa no me caería mal.
Recibo la copa y antes de volver a pronunciar una palabra el timbre suena.
—¿Esperas a alguien?
—No— Suelta su copa— Iré a abrir, ya regreso.
...NINA...
Abro la puerta observando por primera vez a un muy atractivo hombre. Soy lesbiana pero no tonta y sé que está más bueno que el pan.
—Buenas noches, ¿se lo ofrece algo?— juego con mi cabello.
—Buenas noches Srta. Maxwell, es un placer conocer a una mujer tan bella como usted.
—Gracias— Susurro sintiendo mi cuerpo erizarse— ¿Y usted es?
—Cierto, mucho gusto, Joel Hardy. Vine de New York recibiendo la información de que sus hermanos están fuera de la ciudad, me urge comunicarme con uno de ellos.
—¿Ah, sí? ¿Para qué si se puede saber?— Me extiende unos papeles.
—Hace unas semanas desaparecieron estás cinco mujeres, el último lugar donde se las vió era en la discoteca de los hermanos Maxwell, quisiera que me ayudaran a revisar las cámaras de seguridad ya que no me lo dejan hacer sin autorización de ellos.
Reviso los papeles y me detengo en la tercera hoja donde está la fotografía de Nasya.
—¿Nasya?— Susurro.
—¿La conoce?
—Eh...— Veo a Nasya que aparece en una esquina sin ser vista por el chico. Me hace una seña de silencio dejándome aturdida, ¿qué carajos pasa?— Bueno... sí la conozco, soy una de sus amigas, nos conocimos en New York por casualidad. Pero no la he visto hace mucho tiempo. Pero le puedo dar la dirección de la mansión de mi hermano mayor— La anoto en un papel—Vive en Miami.
—Muchas gracias por su tiempo.
—Le deseo mucha suerte y espero que pueda encontrar a aquellas chicas. Buenas noches.
—Buenas noches— Una última sonrisa y lo veo marcharse en su auto.
Carajo de hombre, la verdad si está muy sexy...
Con una sonrisa regreso mi mirada a Nasya pero no dura mucho tiempo.
—¿Ahora sí me explicarás qué está pasando? ¿Cómo que desaparecidas?
—La verdad de todo esto es que tú hermano me secuestro hace unas semanas. Y ahora que lo sé, ¿mis primas también?
—¿Ese imbécil te secuestró?— Reacciono y cruzandome de brazos la miro a los ojos— ¿Qué está pasando contigo Nasya? El imbécil te secuestró, un hombre vino a pedirme ayuda para encontrarte...¿por qué no saliste en lugar de esconderte?
Sus ojos brillan y respira profundo. Se pasea a su alrededor.
—Lo que hizo mi hermano es un delito y lo sabes, Nasya, ¿por qué no te fuiste con aquel hombre?
—¿Por qué? ¿De verdad tengo que responderte algo tan difícil como esto?
—¿Tu...? ¿Nasya tú...?— Agita su cabeza.
—Estoy enamorada de él.