Ana vive una vida monótona y sin sabor. ¿Estará dispuesta a dejarse llevar por la tentación?
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VUELTA POR LA GALAXIA
Al inicio de la noche pensé que no iba a poder traicionar a Gonzalo, me sentí mal, me sentí una cualquiera. Pensaba en mi pobre y leal esposo, quien nunca me había fallado y que siempre ha estado ahí para mí.
Pues bueno, ya no me siento así para nada, es decir, soy consciente que no está bien lo que estoy haciendo tampoco, pero no me pesa en la conciencia porque ahora sé que él tampoco me es fiel. Me da mucha tristeza que hayamos llegado a esto en nuestro matrimonio, más tristeza me da el no haber sentido celos de verlo con otra mujer, eso me hace pensar que tal vez ya no sienta lo mismo por él.
En fin, ya tendré tiempo de poner y sacar cosas de la balanza de mi matrimonio, ahora quiero concentrarme en esto que estoy viviendo.
Gabriel dejó su camisa en la silla, mostrando un torso perfecto, marcado por el ejercicio, bronceado y totalmente tentador. Vuelve a mirarme con ojos de pantera, me asecha y eso hace que me excite. Yo intento que mis nervios no se noten y continúo saboreando el helado en el medio de la cama, con la cuchara en la boca tomo mi vestido con ambas manos para subirlo más y dejar al descubierto todas mis piernas. Lo miro fijamente esperando que pueda leer lo que dicen mis ojos: ven por mí.
Inocentemente extiendo la cuchara y le ofrezco helado, da un paso hacia mí, apoya los dos brazos sobre la cama y se inclina para aceptar el bocado, sin dejar de mirarme. Mi corazón late fuertemente.
__ Ahora sí estás segura de hacer esto ¿verdad?
Sin vacilar le digo que sí con la cabeza.
__ De acuerdo, entonces vamos a jugar un poco... Quiero que te saques el vestido.
Obedezco de inmediato pero lo hago lentamente, subiendo de a poco la tela, sus ojos acompañan el movimiento de mis manos. Cuando al fin termino de sacarlo y mi cabello baila por el roce del vestido, se arrodilla frente a mí, no me toca pero siento todo el fuego de sus manos en mi cuerpo. Me besa, nos besamos, abraza mi cintura y yo me sujeto a su cuello. Siento la gloria de saborearlo, la dulzura de su lengua, su suavidad y su firmeza para transmitir tanto en un beso. Recuerdo mis sueños ardientes y definitivamente es igual, quizás sea esa la razón por la que no me siento inhibida, ya he vivido esto en otro plano, lo conozco.
Siento su excitación, eso me provoca pegarme más a él y mover un poco mi cadera, gime y me vuelve loca, sus manos recorren mi cuerpo hasta llegas a mis senos, siento que juega con mis pezones y éstos se erizan, baja lentamente hasta mi pubis y lo cubre con su mano caliente, sé que esta noche voy a perder la cordura.
Como una pantera me rodea hasta quedar detrás mío, recoge mi pelo y lo sujeta mientras comienza besar mi espalda, dibuja un camino de besos por toda mi columna haciendo que cada centímetro de mi ser se erize, con la mano que tiene libre corre mi ropa interior y comienza a masajear mi clítoris, suavemente, estoy tan excitada que alcanzo el orgasmo de inmediato, antes de que baje mi éxtasis, se coloca el preservativo, me inclina un poco hacia adelante y me penetra. Sí, definitivamente es la gloria misma. Comienza a moverse, sigue sujetando mi cabello pero no lo jala ni me provoca dolor, al contrario me excita aún más que me guíe en el movimiento, con mis manos y mis rodillas apoyadas en la cama, literalmente como una perra, levanto un poco más la cadera y me muevo para chocar una y otra vez contra él, me toma firmemente de la cintura e intensifica el ritmo. Vuelvo a sentir que voy a alcanzar otro orgasmo y me sorprende porque no está estimulando mi clítoris, eso es nuevo para mí, exploto en un fuerte gemido, pero él no se detiene, continúa más y más y más, hasta que alcanzo el tercero, el cuarto y hasta el quinto orgasmo. La vuelta por la la galaxia que tuve en mi sueño no se compara con lo que acabo de experimentar. Se detiene solo un momento para girarme y así quedar frente a frente, cuando vuelve a penetrarme, en la famosa y tan conocida posición del misionero, se mueve con mucha suavidad y me besa dulcemente.
__ ¿Estás bien? __ Pregunta en un susurro contra mi boca.
No puedo responder con palabras, solo asiento y lo miro fijamente.
__ Eres tan hermosa, me vuelves loco...__ sigue susurrando pegado a mis labios, entre jadeos y gemidos__ He soñado con esto mil veces y jamás pensé que sería tan perfecto.
Siento que voy a llegar al sexto cuando baja y con su lengua juega con mis pezones, sí, inevitablemente vuelvo a explotar de placer y esta vez percibo que su pene crece dentro de mí y me acompaña en el éxtasis, nuestros gemidos deben haberse escuchado en todo el hotel, nos quedamos así un largo tiempo, él sobre mí, todavía adentro, tratando de recobrar el aliento.
__ Es...to... es... ma...ra...vi...llo...so __ digo aún jadeante.
Apoyado sobre sus codos a la altura de mi cabeza, sonríe y con su mirada profunda besa la punta de mi naríz.
__ Eres lo más hermoso del universo ¿lo sabías? Increíblemente esa simple frase hace que me sonroje, nadie jamás me había dicho algo tan tierno y tan bonito. Este hombre es una cascada de dulzura y delicadeza.
Nos acomodamos en la cama revuelta, desnudos los dos, mi cabeza descansa en su pecho y sus dedos juguetean con mi pelo.
__ ¿Ana?
__ Mmmmm __ digo adormecida.
__ Necesito preguntarte algo...
__ Mmmm__ no tengo fuerzas para hablar.
__ ¿He sido una venganza porque viste a tu marido con otra?
La pregunta me saca de mi estado, sabía que lo pensaría y debí aclararlo antes. Me incorporo un poco para poder mirarlo y contestarle con honestidad.
__ No, no hice el amor contigo para vengarme de Gonzalo__ No puedo decirle "mi marido" frente a él__ Hice el amor contigo porque yo también lo soñé antes de conocerte y, por alguna razón, siento que estamos conectados. Incluso antes de saber que Gonzalo estaba con otra mujer yo venía dispuesta a dejar que esto pase.
__ ¿En serio soñabas conmigo?
__ Sí, varias veces me hiciste lo mismo que ahora en mis sueños.
__ No puedo creerlo... Cuando te vi en el tren aquel día... Pensé que era un espejismo. ¿Sabes? Hasta tu voz y tus gestos sin exactamente iguales. Por eso te seguí, gracias a Dios apareció esa niña corriendo y pude acercarme.
__ ¿Me estabas acosando, pervertido? __ digo fingiendo horrorizarme. Me río a carcajadas y él se tienta conmigo. Parecemos dos locos, riendo y hablando de nuestros sueños. Me estiro un poco hasta alcanzar su boca y muerdo su labio inferior.__ Gracias a Dios que apareció esa niña.
Me abraza fuertemente y nos quedamos ahí los dos, relajados, como si lleváramos años durmiendo juntos de la misma manera. Nunca me gustó que me abracen mientras duermo, me siento prisionera, pero hoy, aquí, siento que estoy en los brazos correctos.
Con ese pensamiento me duermo profundamente.