El Secreto Del CEO

Capítulo 13

Levent no había podido ver a Ceren, había viajado a pasar fin de año con sus padres a Malatya, además él no le había avisado que estaba devuelta. Sabía que en cuanto se enterara de su estadía en Estambul, dejaría todo para estar con él.

—Hijo, ¿vendrá Ceren para la cena de fin de año de los Akyürek?—

—No lo creo mamá.—

—Es verdad sigue en Malatya con sus padres, llámala para que esté presente en la fotografía familiar.—

—No mamá, en cuanto ella regrese terminaré mi compromiso.—

—Es una broma verdad hijo.—

—No, no lo es mamá. No voy a casarme con Ceren. Hablaré con Cihan para terminar mi compromiso con su hija definitivamente, he sido un maldito con ella. Nuestra relación no es sana, y no planeo pasar el resto de mi vida atado a una mujer que se conforma con poco.—

—De que hablas mi vida, tú eres el CEO de la televisora más importante de Turquía, porque dices que se conforma con poco, tú no eres eso.—

—Lo soy, nunca respete mi relación y tampoco a ella. Soy un cobarde, por no haber defendido mis sueños. Pero esta vez no dejaré que ustedes me obliguen a tener un matrimonio infeliz. No lo permitiré.—

—Cuanto valor, ya eres un hombre compórtate como uno. Respeta tu palabra y cásate con Ceren, no quiero escándalos en esta familia. Si fueras un ciudadano común no importaría, pero tienes el prestigio de todos en tus manos.—

—No importa, lucharé por lo que realmente quiero. Así tenga que renunciar a todo.—

—Ya no puedo seguir escuchando locuras, cuando mi hijo vuelva a su cuerpo lo escucharé, porque este hombre que tengo enfrente no lo es.—

Levent no se rendiría, la discusión la escucho Cibel. Tenía que buscar la forma de ayudar a su hermano, en verdad estaba decidido a cambiar de vida para estar con la mujer que sacudía su mundo. Ella solo quería verlo feliz.

Mientras tanto en Ciudad de México, Viridiana se vestía adecuadamente para la noche buena y cena de navidad. Contando las horas de diferencia, se acordó de Levent así que le envió un mensaje.

📲—Hola Levent, ¿que haces?—

📲—Estaba ejercitándome, creo que te llame con el pensamiento. ¿Y tú qué haces?—

📲—vistiéndome adecuadamente para la cena de navidad, ¿ustedes celebran esta noche?—

📲—Aquí en mi familia no, somos musulmanes tenemos otras costumbres, no tan radicales como en otro país. Pero si celebramos año nuevo, disfruta de la compañía de tu familia. Espero algún día conocer a tus padres y a tu hermano.—

📲—También yo espero que se conozcan, Levent cuídate mucho.—

Viridiana tenía un amigo lejos de ella, nunca antes había socializado con alguien fuera de su círculo más cercano. Pero Levent era importante para ella, con él rompía el círculo que siempre había seguido.

Todos los invitados de sus padres estaban listos para disfrutar de la cena y también de la velada, solo amigos y familia de los Escalante estaban presentes.

—Ayuda por favor.—decía Miroslava que llegaba llena de obsequios para poner bajo el árbol de navidad

—Déjame ayudarte.—dijo Rodrigo mientras le ayudaba

—No debiste molestarte.—decía Eloísa

—Después de todo somos una familia, algunos de sangre y otros del corazón.—Viridiana se acercó para abrazarla.

—Te tenemos una sorpresa.—decía Viridiana

—Yo soy la sorpresa.—

—Amiga de mi alma, ¿cómo estás? Tanto tiempo sin verte.—saludaba Miroslava a Victoria, la abuela de Viridiana que también era actriz.

—Estoy perfectamente, gracias por ayudar a mi nieta en Roma. Me ha contado todas sus aventuras juntas, así que hiciste una novela.—

—Pocos capítulos, días de otoño en Roma de nuevo. Pero ahora fui la abuela de la protagonista, el tiempo siempre nos cobra factura.—

—Sin duda somos las abuelas más bellas de la televisión y del cine.—

—No extrañas vivir aquí en tu país.—

—Si, pero también soy feliz en Manhattan. Además de que allá el teatro es muy demandado, así que siempre tengo trabajo.—

—Bien señoritas, tendrá tiempo para ponerse al día. Es hora de cenar.—interrumpió Rodrigo

Todos se sentaron en el comedor para compartir de los alimentos, y después de una cena muy deliciosa se reunieron junto al árbol para darse el abrazo de navidad. Sobre todo hacer la entrega de regalos, Viridiana se veía feliz al disfrutar de ese momento con todos ellos. Pero pensaba en Levent, y eso no lo sentía algo normal.

—En qué piensas, o más bien en quien.—interrumpía Marcelo

—Estaba pensado en mi amigo Levent.—

—Vaya tienes un amigo, creí que nosotros éramos tus únicos amigos en el mundo. Siempre hermética y solitaria nuestra talentosa Viridiana. Eso es nuevo.—

—El es diferente, me preocupa. Al principio me inspiraba desconfianza, luego lastima y después ternura. Llena sus vacíos con cualquier persona o con cualquier cosa, tiene sueños frustrados y nadie que lo apoye.—

—Espera, no estés pensando en que tú puedes salvar a ese hombre. Viridiana muchas personas son lobos y se visten de ovejas para acercarse a su presa, para así poder atacarla y devorarla.—

—Si tal vez sea cierto, sin embargo yo no soy tan ingenua o tonta como tú piensas.—

—¿Por qué te enojas conmigo?—

—Porque no lo conoces, además él no necesita que lo salve. Todo lo estás malinterpretando.—

—Entonces, ¿por qué te preocupa?—

—Porque si, sabes porque nunca traje un chico a esta casa. Por tu culpa, porque el único que se me acercó lo golpeaste y amenazaste. Como si quisieras que me quedara sola.—

—No, lo hice porque ese hombre había apostado llevarte a su cama con los del cuarteto réquiem de la universidad. Mi hermana no iba ser burla de ninguno de ellos, obviamente algún día vas a casarte pero con la persona correcta.—

—Levent no es así, él no se burlaría de mí, además es solo mi amigo. Así que doy por terminada esta absurda conversación.—

Marcelo sabía del fuerte carácter de su hermana, no quería que ella sufriera por amor. Estando lejos era imposible para ellos protegerla, había situaciones que siempre estarían fuera de nuestras manos.