NovelToon NovelToon
SEDUCCIÓN EN DOS ACTOS

SEDUCCIÓN EN DOS ACTOS

Status: En proceso
Genre:Romance / Comedia / Amantes pendencieros / Intrigante / Grandes Curvas / Juego de roles
Popularitas:8.2k
Nilai: 5
nombre de autor: Cam D. Wilder

En el elegante y misterioso mundo de los multimillonarios, una mujer se esconde detrás de una fachada de pura seducción. Nina es la dama perfecta, la musa enigmática que los hombres desean y las mujeres envidian. Nadie sabe que Nina es la heredera de una de las fortunas más grandes del mundo.

Su misión es infiltrarse en el círculo íntimo de su futuro legado, descubrir quiénes son sus aliados y quiénes son sus enemigos. Y lo hará usando su belleza, su astucia y su encanto.

Entre cenas de lujo, conversaciones envenenadas y caricias furtivas, Nina comenzará a desentrañar una red de secretos que cambiará su vida para siempre. Con un pie en la alta sociedad y otro en las sombras, tendrá que decidir hasta dónde está dispuesta a llegar.

"Seducción en dos actos" es una historia sobre el poder, el deseo y la lucha interna de una mujer que juega a un juego peligroso. Una mezcla perfecta de comedia, erotismo y misterio que te hará cuestionar hasta dónde llegarías por una fortuna… y por amor.

NovelToon tiene autorización de Cam D. Wilder para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Se Gana con Seducción

El silencio que siguió fue espeso como miel, interrumpido solo por el distante murmullo de la música del club y el suave tintineo del hielo en el vaso de whisky que Carlisle había traído consigo. Sus ojos recorrieron un camino deliberado desde el rostro de Nina hasta su cuello, siguiendo luego el hipnótico movimiento de sus dedos mientras jugaba con la copa de champán, como un hombre hipnotizado por el balanceo de un péndulo.

—¿Quién eres realmente? —la pregunta emergió más suave esta vez, pero cargada de una sospecha que ni siquiera su evidente deseo podía enmascarar.

Nina se inclinó hacia adelante, dejando que la copa encontrara la superficie pulida de la mesa con un tintineo musical. El movimiento la acercó a Carlisle, llevando consigo una oleada de su perfume embriagador.

—¿Quién quieres que sea? —su susurro fue apenas un aliento, pero cargado con el poder de mil promesas no dichas.

La proximidad sacudió visiblemente a Carlisle. Nina podía ver la batalla en sus ojos: el detective determinado luchando contra el hombre seducido, el cazador convertido en presa debatiéndose entre el instinto y el deseo. Sus hombros se tensaron bajo el fino material de su traje, y sus pupilas se dilataron, traicionando el conflicto interno que lo consumía.

—Esto no es un juego, Sofía —su voz intentaba mantener la firmeza, pero Nina podía escuchar el ligero temblor que la atravesaba.

Una sonrisa felina se extendió por sus labios mientras daba un paso más hacia él, eliminando casi por completo el espacio entre sus cuerpos. Sus dedos encontraron la seda de su corbata, acariciándola como si fuera un animal vivo.

—Oh, pero para mí todo lo es, Richard —su voz era terciopelo líquido, cada palabra una caricia que prometía placer y peligro en igual medida—. Y tú estás jugando muy bien... aunque aún no lo sepas.

El aire entre ellos se había vuelto eléctrico, cargado con una tensión que amenazaba con hacer combustión en cualquier momento. En la penumbra del salón privado, las sombras parecían moverse al ritmo de su danza de seducción y poder, mientras la verdad y el engaño se entrelazaban tan íntimamente como los propios bailarines.

---

Nina podía sentir cómo el control de la situación comenzaba a deslizarse entre sus dedos como arena fina. Carlisle era más que un simple adversario; era un depredador nato, demasiado inteligente para su propio bien. Sus ojos, que antes habían estado nublados por el deseo, comenzaban a mostrar destellos de claridad peligrosa. Pero Nina sabía algo que él había olvidado en su búsqueda de la verdad: incluso los cazadores más astutos tenían un punto débil, y los hombres, especialmente los inteligentes, tendían a subestimar el poder de su propio deseo.

El aire en la habitación privada se había vuelto denso, cargado con la electricidad de un momento que podía estallar en cualquier dirección. Nina dio un paso hacia él, calculando cada movimiento como una jugadora de ajedrez que ya visualiza el jaque mate varios movimientos antes.

—Dime algo, Richard —su voz se suavizó hasta convertirse en seda líquida, mientras sus dedos, ágiles como los de una pianista, comenzaban a deshacer el nudo de su corbata con una lentitud deliberada. El roce de la seda contra el algodón de su camisa creaba una fricción apenas audible, pero que parecía resonar en la quietud de la habitación—. ¿Qué harías si descubrieras mi secreto?

Sus dedos trabajaban con la precisión de una ladrona de joyas, cada movimiento una caricia que prometía más de lo que entregaría. El pulso de Carlisle saltaba visiblemente en su cuello, un ritmo traicionero que revelaba la batalla entre su mente analítica y su cuerpo cada vez más rendido al hechizo.

Carlisle tragó saliva, su nuez de Adán subiendo y bajando como un péndulo hipnótico. Sus ojos, fijos en ella con la intensidad de un láser, parecían incapaces de romper el contacto visual, como si temiera que ella pudiera desvanecerse si parpadeaba.

—Dependería del secreto —su voz emergió ronca, casi estrangulada, revelando el esfuerzo que le costaba mantener el control.

Nina se inclinó hacia él como una flor venenosa, sus labios flotando a milímetros de los suyos. El calor de su respiración acelerada se mezclaba entre ellos, creando una intimidad que hacía que el aire pareciera chispear. Podía oler su aftershave mezclado con el aroma más primario de su deseo, y sentir cómo su resolución se desmoronaba como un castillo de naipes ante un suspiro.

—Entonces espero que nunca lo descubras —el susurro fue apenas un aliento contra sus labios, cargado de promesas y amenazas entrelazadas.

En ese momento, cuando la tensión había alcanzado su punto máximo, cuando el cuerpo de Carlisle se inclinaba inconscientemente hacia ella buscando el contacto prometido, Nina ejecutó su movimiento final. Con la gracia fluida de una bailarina y la precisión de una esgrimista, giró sobre sus tacones de aguja en un movimiento que hizo que su vestido rojo girara como una llamarada. La corbata de seda, liberada en el momento exacto, se elevó en el aire como un pájaro desorientado, captando la atención de Carlisle en ese microsegundo crucial.

Fue todo lo que necesitó.

Sus tacones apenas parecían tocar el suelo mientras se deslizaba hacia la puerta, el sonido amortiguado por la alfombra persa. Para cuando el cerebro de Carlisle procesó lo que estaba sucediendo, ella ya había atravesado el umbral, emergiendo en el pasillo de mármol como una aparición escarlata.

El golpeteo rítmico de sus tacones contra el mármol pulido resonaba como una sinfonía triunfal, cada paso una nota en su melodía de victoria. El sonido rebotaba en las paredes del pasillo, creando un eco que parecía burlarse de su perseguidor.

Al llegar al ascensor, las puertas se abrieron como si incluso el edificio conspirara a su favor. El espejo del interior le devolvió la imagen de una mujer que irradiaba poder: mejillas sonrosadas por la adrenalina, ojos brillantes con el fulgor de la victoria, cabello ligeramente despeinado de una manera que solo acentuaba su atractivo. Con dedos expertos, ajustó un mechón rebelde, una sonrisa felina curvando sus labios mientras recordaba la expresión en el rostro de Carlisle.

—Un placer, señor Carlisle. Nos veremos pronto —murmuró al espejo, saboreando cada palabra como el último sorbo de un vino exquisito.

Las puertas comenzaron a cerrarse con un susurro metálico, y en el último instante, Nina captó el reflejo de Carlisle emergiendo en el pasillo, su figura proyectando una sombra alargada sobre el mármol, la corbata aún en su mano como una bandera de rendición. Su expresión era una mezcla fascinante de deseo, frustración y admiración reluctante.

Las puertas se cerraron definitivamente, sellando su escape, y Nina dejó escapar una risa suave que contenía tanto satisfacción como promesa. Porque ambos sabían que esto no había terminado. Era solo un movimiento más en su elaborado juego de gato y ratón, donde los roles de cazador y presa cambiaban tan fluidamente como las sombras al atardecer.

1
Martina Peñuelas
me parece bien
Cam D. Wilder
Espero que esta historia les haya gustado hasta este capítulo. Apoyen con algún comentario, gracias
Eret Lopez
Excelente
Cam D. Wilder: Muchas gracias 😊 espero que sigas disfrutando de esta corta historia de seducción y doble rol. ¡Suerte! 😀
total 1 replies
ミ★ 𝘔𝘰𝘳𝘰𝘤𝘩𝘢-𝘤𝘩𝘢𝘯★彡
aún no lo voy a leer, voy a esperar un poco más ya que tengo más pendientes, pero la guarde en mi biblioteca🤣🤣🤣♥️♥️♥️♥️
Cam D. Wilder: Muy bien, 👍 espero que al leer la historia te agrade mucho, 🙂👍
total 1 replies
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play