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Arenas Del Destino

Arenas Del Destino

Status: En proceso
Genre:Amor prohibido / Pareja destinada / Romance / Matrimonio arreglado
Popularitas:95k
Nilai: 5
nombre de autor: Eliza Márquez

En las áridas tierras de Wadi Al-Rimal, donde el honor vale más que la vida y las mujeres son piezas de un destino pactado, Nasser Al-Sabah llega con una misión: investigar un campamento aislado y proteger a su nación de una guerra.

Lo que no esperaba era encontrar allí a Sámira Al-Jabari, una joven de apenas veinte años, condenada a convertirse en la segunda esposa de un hombre mucho mayor. Entre ellos surge una conexión tan intensa como prohibida, un amor que desafía las reglas del desierto y las cadenas de la tradición.

Mientras la arena cubre secretos y el peligro acecha en cada rincón, Nasser y Sámira deberán elegir entre la obediencia y la libertad, entre la renuncia y un amor capaz de desafiar al destino.

NovelToon tiene autorización de Eliza Márquez para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

La hija del reino

El viento aún traía arena cuando el rugido del helicóptero se escuchó a lo lejos. Primero fue un murmullo grave, apenas perceptible, que poco a poco fue creciendo hasta llenar el aire con un estruendo metálico. Los hombres del campamento salieron de las tiendas, cubriéndose los rostros con los mantos mientras alzaban la vista.

En el horizonte, entre la penumbra dorada del anochecer, las luces del helicóptero cortaron el cielo como dos estrellas en movimiento. Descendía lentamente, levantando una nube espesa de polvo. Los camellos comenzaron a inquietarse y los niños corrieron hacia las cuevas, mientras algunos hombres gritaban órdenes para mantener el orden.

Nasser se mantuvo de pie, a unos metros del círculo donde el aparato se posaría. La fuerza del viento levantó las telas, arrancando estacas del suelo. Cuando el helicóptero tocó la arena, el estruendo fue ensordecedor. Dos hombres bajaron, cubiertos con chalecos del servicio médico de Al-Qasr. Uno de ellos hizo una seña.

—Aquí —gritó Nasser, guiándolos hacia la tienda donde estaba Sámira.

Laila salió despacio, el rostro cubierto de polvo y lágrimas.

—¿Van a llevársela? —preguntó, temblando.

—Sí —respondió Nasser—. Estará bien.

Los paramédicos entraron, revisaron la herida y la prepararon con rapidez. La subieron a la camilla y la cubrieron con una manta térmica. Sámira abrió los ojos un instante, buscando a Nasser. Él se inclinó apenas.

—Estáras a salvo —dijo, aunque ella ya apenas lo escuchaba, estaba muy debil.

El helicóptero volvió a elevarse, tragado por el viento y la noche. Las luces desaparecieron en el horizonte, dejando tras de sí un silencio espeso.

Fue entonces cuando comenzaron los murmullos.

—¿Quién autorizó eso?

—Traer máquinas al campamento... ¿desde cuándo?

—Una mujer... ¿y él tocándola?, dijo otro.

Nasser se giró despacio. Las miradas de los hombres se clavaban en él como cuchillas. Caminó hacia ellos con paso firme, el rostro endurecido por la arena y la fatiga.

—Una mujer estaba al borde de la muerte —dijo, su voz ronca pero firme—. Farid Al-Jabari me confió a su familia. No creo haber hecho mal en llamar a los servicios de emergencia de Al-Qasr. Prefiero dar la cara por romper una regla que decirle al hombre que confio en mi que su hija murió porque yo no hice nada.

El silencio fue inmediato. Algunos bajaron la mirada. Otros murmuraron entre dientes.

Fue entonces cuando Faisal, el líder espiritual del campamento, se adelantó, con una mirada que imponía respeto. Lo observó en silencio unos segundos antes de hablar.

—A veces, hijo, la misericordia pesa más que la norma —dijo con voz profunda—. Ala juzga la intención, no solo el acto.

Asintió despacio, como quien bendice sin hacerlo abiertamente.

—Hoy has salvado una vida. Que eso pese más que las murmuraciones.

Nasser inclinó la cabeza en señal de respeto. Aun así, sabía que lo que había hecho no se olvidaría fácilmente. En los días siguientes, los ojos de los hombres estarían sobre él; cada palabra, cada gesto sería analizado.

Más tarde, cuando el silencio regresó al campamento, Nasser se acercó a Faisal. Se sentó frente a él, junto al fuego que apenas resistía al viento.

—Toqué a esa joven —dijo en voz baja—. Sé que no debía, pero era necesario, su herida era muy profunda. Si el padre lo requiere, lo compensaré con el matrimonio.

Faisal lo observó en silencio durante un largo momento.

—No hay pecado cuando el propósito es salvar —respondió finalmente—. Pero el honor, Nasser, es un fuego que otros alimentan. Aunque tú tengas paz con tu conciencia, no todos la entenderán.

Nasser asintió. El fuego crepitó entre ellos. Afuera, el desierto parecía en calma, pero él sabía que nada volvería a ser igual.

Porque esa noche, además de una vida, también había salvado algo que ni siquiera comprendía del todo....

Sol asomaba sobre las dunas cuando un grupo de jinetes apareció en el horizonte. El polvo que levantaban se extendía como un velo rojizo contra la luz del amanecer. Entre ellos Farid Al–Jabari, regresaba junto a Ahmed y algunos hombres.

El rumor de su llegada corrió rápido entre las tiendas. Las mujeres se apresuraron a cubrirse, y los hombres salieron a recibirlo. Había tensión en el aire. Todos sabían que Farid regresaba sin saber que su hija había sido llevada de emergencia a Al–Qasr la noche anterior.

Nasser aguardó frente a la tienda principal, con el rostro sereno pero el alma inquieta. Faisal permanecía a su lado, apoyado en su bastón.

Cuando Farid desmontó, el silencio fue absoluto. Su túnica blanca estaba cubierta de polvo y sus ojos, oscuros y penetrantes, recorrieron el lugar con atención.

—¿Qué ha ocurrido aquí? —preguntó con voz grave, notando la inquietud en los rostros.

Faisal dio un paso al frente, pero Nasser lo detuvo con un leve movimiento.

—Déjeme hablar —murmuró.

Farid lo observó fijamente.

—Nasser Al-Sabah —dijo, reconociéndolo—. ¿ Qué esta pasando aquí?

—Yo no esperaba que Ala Azizzime pusiera a prueba de esta forma, —respondió Nasser, con respeto—. Su hija, Sámira, fue herida durante la tormenta.

El rostro de Farid se tensó de inmediato.

—¿Herida? ¿Dónde está mi hija?

Nasser respiró hondo.

—La llevaron en helicóptero a Al–Qsar. Llamé a los servicios médicos. No podía esperar. Habia perdido mucha sangre.

Un murmullo recorrió al grupo. Los hombres intercambiaron miradas; algunos negaron con la cabeza, otros se quedaron inmóviles, atentos a la reacción del líder.

Farid avanzó un paso, acercándose a Nasser.

—¿Un helicóptero en mi campamento? ¿Y tú diste la orden?

—Sí, también le brinde los primeros auxilios —respondió sin titubear—. Asumo la responsabilidad .

Los ojos de Farid brillaron con furia contenida.

—Has roto dos reglas, hijo de Al–Sabah; una, traer extraños al desierto sin mi consentimiento; y dos, tocar a una de mis hijas.

Nasser no bajó la mirada.

—Lo sé. Pero hubiera sido una ofensa mayor permitir que muriera por temor al juicio de los hombres.

El silencio se hizo más denso que el aire. Solo se oía el crujir del viento entre las tiendas.

Faisal se adelantó, su voz profunda y pausada.

—Yo fui testigo, Farid. No hubo deshonra en sus actos, solo urgencia y compasión. La vida de Sámira pendía de un hilo.

Farid lo miró con respeto, pero su semblante seguía endurecido.

—¿Y qué me dices, Nasser? ¿Tocarías a mi hija si no fuera por necesidad?

—No, por Ala—dijo con firmeza—. Pero si el honor lo exige, estoy dispuesto a reparar el acto con el matrimonio.

El murmullo se convirtió en un zumbido contenido. Algunos de los hombres se miraron sorprendidos; otros asintieron, reconociendo la nobleza del gesto.

Faisal apoyó una mano sobre el hombro de Farid.

—La decisión está en tus manos, pero no ignores el propósito. Este joven salvó una vida. A veces el deber con Ala está por encima del deber con la tribu.

Farid guardó silencio unos segundos, mirando hacia el horizonte. El viento levantó la arena alrededor de ellos, como si el propio desierto quisiera borrar los límites entre culpa y destino.

Finalmente habló, con voz grave pero menos dura.

—Que Ala me conceda sabiduría para juzgar con justicia. No decidiré nada hasta ver a mi hija con vida.

Dio media vuelta y caminó hacia su tienda. Nasser lo siguió unos pasos.

—Partiremos en cuanto los camellos descansen—anunció Farid.

—No será necesario esperar —dijo Nasser con firmeza—. Mi camioneta soportó la tormenta. Puedo llevarlo en cuanto quiera partir. La carretera estará despejada y llegaríamos a Al-Qsar antes del mediodía.

Farid lo miró largo rato, evaluando si aceptar o no la oferta del hombre que había roto sus normas. Finalmente asintió.

—Que Ala nos guíe, entonces.

Laila, la madre de Sámira, se acercó envuelta en un manto oscuro. Su voz temblaba.

—Farid permite que vaya con ustedes.

Nasser bajó la mirada en señal de respeto.—Prepararé el vehículo, lo esperaré.

Faisal los bendijo con un gesto solemne.

Mientras el sol mostraba su esplendor sobre las dunas, Nasser encendió el motor de la camioneta. Farid subió en silencio, con el corazón dividido entre el orgullo y el temor. Laila se acomodó en el asiento trasero, rezando.

El vehículo se alejó, el sabia perfectamente el estado de salud de Sámira había conseguido información de primera mano.

Lo que ellos no imaginaban era que mientras ellos se dirigían a Al-Qasr, un convoy del ejército ingresaba en Wadi Al-Rimal.

Los hombres frenaron el convoy, los soldados descendieron de inmediato, apuntando con sus fusiles, formando un cordón de seguridad. El silencio se hizo espeso, solo roto por el ruido del viento.

Y entonces, desde el primer vehículo, una figura femenina descendió con paso firme.

Llevaba un uniforme militar oscuro, perfectamente ajustado, con las insignias del reino en el hombro. Su rostro estaba descubierto, el cabello recogido bajo un pañuelo color negro. La luz del mediodía resaltaba los rasgos definidos de su rostro y la serenidad clara de su mirada.

Los hombres, confundidos, dieron un paso atrás. Nadie esperaba ver a una mujer al mando, y menos aún a ella.

—¿Quién osa interrumpir mi paso? —preguntó Mariana Hazbun, con una voz que se impuso sobre el viento.

El eco de sus palabras resonó entre las rocas, autoritario,e indiscutible...

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Tere Roque 🇨🇺
xq el amor 💘 es la fuerza k mueve la tierra 🌎 y k todo lo puede y tú te enamoraste sin kererlo níííííííííííííííí proponértelo se ésa según tú, ""cabra 🐐 loca"" pr k te atrapó ♥️💖❤️💕💘😍😍😍😍😍😍😍😍😍😍
Tere Roque 🇨🇺
WAOOOOOOO JAJAJAJA 🤣 😍😍😍😍😍😍😍😍😍😍😍😍😍😍😍😍♥️💖❤️💕💘 SÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍ SÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍ WAOOOOOOO
Tere Roque 🇨🇺
WAOOOOOOO EPALE ATRAPÓ EL CORAZÓN ❤️ TUYO Y DEK MANERA, SÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍ SR KIEN LO DIRÍA, FUISTE AL DESIERTO X CIMPLIR CON MARIANA Y AHÍÍÍÍÍÍÍÍÍ ENCINTRATE TU 2DA OPORTUNIDAD Y 1/2 NARANJA, TÚ 🐐 BRAVA Y REVENCUA PR K TE HACE SENTIR DIFERENTE 😍♥️💖❤️💕💘
Elizabeth Yepez
espero que él hermano de Samira no permita nada de lo que van hacer esos perros
Betty Saavedra Alvarado
Ahmed eres un hombre justo ayuda a Nasser y a tu madre y hnas
🥀🩶Lis🤍🥀
por fin despierta el sentimiento fraternal ese de protección y de fidelidad a la sangre
🥀🩶Lis🤍🥀
muy acertada tu reflexión Amhed
Tere Roque 🇨🇺
sííííííííííí ésoooooooooooooooooooooooooooooooo BRAVO Mariana k vean k su Reina es toda 1 mujer firme y fuerte k protege a tod@s y de todo, y Nasser siendo inteligente y sabio proporcionó, abriendo el camino pa' su llegada triunfal
🥀🩶Lis🤍🥀
Deooooos yo no se quien es peor si Farid o Hassan 😤 al primero le deseo la vara con que mide y al otro lado vara del nerro del Whapp
🥀🩶Lis🤍🥀
esperemos que en esa formación este un animal veneneso que le inocule su elixir al baboso de Hassan y no consigan antídoto y sea tragado por el desierto 🤭
Tere Roque 🇨🇺
salvaste el amor 💘 💕 ❤️ 💖 ♥️ 😍 de uds k empieza ya a formarse y sentirse firme a pesar de todo y de todo@s 💘💕❤️💖♥️😍
🥀🩶Lis🤍🥀
patrones adquiridos en casa la educación la dan los padres en casa se aprende valores, principios, buenas costumbres y en la escuela aprendes asignaturas, enseñar al hijo que ser malt4tador es el deber ser y a la hija que ser maltr4tada es normal es muy típico en las culturas machistas 😤
🥀🩶Lis🤍🥀
ah mundo querer ser tomado en cuenta por su padre al maltratar a su hermana
Tere Roque 🇨🇺
🤣🤣🤣🥹🥹🥹😲😲 sííííííííííí ésoooooooooooooooooooooooooooooooo BRAVO Mariana 👏🏼 tú siempre leal al pueblo y reino, además de a las mujeres sean del lugar y país k sean así k ésto te hará ➕️ grande ante tú pueblo y reino, pr tb empezarás a ver a tú ex Nasser enamorándose de Sámira 🤏🏻 a 🤏🏻 y sin proponérselo pr k ocurrirá y tú Mariana verás ése amor 💘 crecer igual k nació el tuyo y de Asher 💘💘💘💘💘💘
🥀🩶Lis🤍🥀
la biblia dice que con la vara que mides con esa serás medido deseo que todos esos golpes, maltratos y la sangre que pides para tu venganza sea con la que te midan 🤭
🥀🩶Lis🤍🥀
esperemos que lo bueno que le inculcó su madre lo ponga en práctica y lo malo que le quiere meter el padre por los ojos se resbale el será el hombre de esa familia después que caiga el traidor
Carolina A²V
a ver que se trae por estos lados nuestra futura reina
🥀🩶Lis🤍🥀
me alegra que este despertando
🥀🩶Lis🤍🥀
no princeso te falta atrapar al baboso del Hassan y al suegro maligno
Tere Roque 🇨🇺
uyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyy hasta la naturaleza del desierto se confabula con ell@s y ya la confianza e/ ell@s tb va creciendo y x tanto uniéndol@s ➕️ 🤣👀😲🤪🥹
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