¿Aying estas dispuesta esperar tanto tiempo? ¡Una vida por miles de vidas! ¿Aying como podrás crear tu destinado? “vivirás en el mundo pasando peligros tu prometido te engaño te lanzo para que murieras has vivido ahora te vengarás” Seis hombres guapos están dispuesto a seguir a Aying pisotearás al cabron y a su amante, matará a todos los dioses que aniquilaron su clan. ¿Tío puedo seguirte? Un hombre de túnica púrpura está parado en la cima de un árbol mirando con indiferencia la figura de la joven—¡solo mátame Aying! Aying apuntó con un arco plateado al hombre sobre la cima de la copa del árbol—¡solo mímame tío!
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Capítulo 12 matar
Un sonido re zumbo en el oído de Aying mirando al frente se sorprendió al ver que el niño había vomitado sangre hasta caer al suelo.
Levantando la barbilla Aying observó la sonrisa siniestra del príncipe heredero—¡monstruo!—le susurró.
—¿qué está diciendo?—le preguntó el príncipe heredero al guardia que está a su lado.
El guardia usó su habilidad la cual es de mejorar los sentidos al instante sus ojos se volvieron azules.
—¡maestro no sé si deba decirlo!—dijo el guardia con miedo.
—¡habla ahora!
El guardia se arrodilló en el suelo sin atreverse a mirarlo habló—¡Eres un monstruo! Eso es lo que confesó.
La manga de príncipe heredero se movió usando su poder convocó una espada la cual cortó el cuello del guardia sin piedad, los guardias a un presentes no sorprendieron solo guardaron silencio es como si estuvieran acostumbrados a tales actos de su maestro.
—¡ya que dices que soy un monstruo, saquen a los lobos!—ordenó con frialdad.
—¿qué está tramando?—lo pensó Aying al ver la sonrisa burlona del príncipe heredero.
Aying quien continuaba distraída no notó la flecha que se acercaba lentamente hacia su cuerpo.
—¡maestra!—gritó el pajarito saliéndose del cuerpo de Aying.
Las alas se extendieron y la flecha que se acercaba se detuvo a unas pocas distancias del ojo derecho de Aying.
—¡esa flecha!—murmuró mirando al frente.
Emilia quien sostiene el arco sonrió mirándola con desprecio—¡hermana menor! No bajes la guardia morirás en segundo.
—¡voy a matarla!—gritó el pajarito corriendo hacia enfrente.
La mano pequeña delga de Aying agarró el cuerpo del pajarito apretando con fuerza y su otra mano sostuvo la flecha que se detuvo en el aire.
Los ojos de incredulidad de Emilia miraron a Aying hasta que volvió a la normalidad manteniendo la guardia.
—¡duele! maestra duele—se lamentó.
—¡no se permite interferir! Me haré cargo yo misma cuando no pueda te pediré que me saques de este horrible lugar—susurró en forma de amenaza.
El pajarito agitó la cabeza aceptando sus órdenes.
—¿Acaso está loca?—frunció el ceño Emilia al ver que Aying no estaba sosteniendo nada en su palma.
A los ojos de los demás el pajarito no puede ser visto aún más cuando el poder de habilidades de los otros humanos es tan débil.
Un rugido resonó por todo el bosque, todos los niños que luchaban a muerte se detuvieron incluso los pájaros del Apocalipsis que atacaban se detuvieron, se podía notar unas patas hasta revelar la figura de miles de lobos sus cuerpos parecen poseer una fuerza extraña que los vuelve peligros.
—¡imposible!—murmuró Aying con incredulidad.
—maestra ese príncipe tiene la culpa.
Aying miró al frente mirando la figura alta como un emperador.
—¡el hermano príncipe soltó a los lobos, esto es algo complicado!—murmuró antes de que tuviera tiempo de seguir pensando sintió como algo se acercaba a su cuerpo con gran agilidad dio la vuelta y usando el arco disparo.
La flecha atravesó al pájaro del Apocalipsis incluso el pájaro que estaba detrás para acompañar atacar fue atravesado sin darles la oportunidad.
Los pájaros gritaron mirando la figura de Emilia, en forma de tornado se precipitaron hacia ella.
Mientras tanto Aying.
Los ojos azules de Aying mostraron ironía al instante su pequeño cuerpo dió un giro en voltereta evitando al lobo que se acercaba abriendo la boca para devorarla de un solo bocado.
El pequeño cuerpo de Aying que giraba en espiral observó las figuras de los niños que le apuntaban con sus acercó.
—¡Realmente desean matarme!—pensó con amargura.
—¡lo siento!—murmuraban los niños lanzando las flechas.
El pajarito salió de su agarre apunto de crear un escudo.
La mano derecha de Aying sostuvo 10 flechas con habilidad colocó todas sobre la cuerda, con impulso giro aún más soltando las flechas si ninguna fuerza pero sus movimientos son tan nobles como si estuviera acostumbrada.
—¿qué?—expresó el príncipe heredero sobresaltando de su lugar al ver las flechas que fueron lanzadas.
Las flechas atravesaron sin piedad los hombros de los niños cada niño terminó atrapado en un árbol.
El lobo tomó esta oportunidad para saltar mientras abría la boca.
—¡no te dejare!—dijo Aying.
El cuerpo pequeño que comenzó a caer usó su mano cerrando la boca del lobo esa mano que no tenía fuerza fue capaz de destrozar la mandíbula del lobo.
—¡maestra!—gritó el pajarito corriendo de felicidad hacia Aying quien cayó de pie mientras que el lobo cayó muerto.
—¡mantengamos la guardia!—lo dijo mirando hacia su alrededor al ver que los lobos la rodeaban.
El príncipe heredero soltó arco mirando con atención la pequeña figura solitaria.
—¡malditos pájaros!—gritó Emilia sintiendo como su cabeza estaba siendo atacada.
Las manos de Emilia se movieron al mismo tiempo del suelo en que se contratan sus pies tembló varias raíces salieron disparadas al cielo.
—¡habilidad de la madera!—gritó usando sus manos que se cubrieron con una luz verde.
Las raíces corrieron atrapando los cuerpos de los pájaros del caos.
Esos estruendos gritos de los pájaros hicieron que los tímpanos de ambas comenzarán a dolor.
—¡dolor!—expresó Aying sostenido el arco para enterrarlo en el suelo mientrass protege sus oídos.
—¡esas bestias! ¡Las mataré!—gritó Emilia usando nuevamente uso arco.
A diferencia de Aying solo lanzaba una flecha después otra así sucesivamente.
—¡maestra esto es peligroso! Esos humanos no nos dejarán ir—lo dijo en la mente de Aying.
Aying que se tapaba los oído miró a los lobos que cayeron al suelo tratando de proteger sus oídos su mirada al final terminó sobre Emilia quien sonríe mientras mataba a los pájaros del Apocalipsis—¡Es verdad! Es loca nunca tuvo intención de dejarme ir ¡vámonos!
El pajarito asintió.
Los dos se escabulleron para buscar una salida.
sigue así, yo siempre estaré aquí para leer tus historias