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Oh ¡Doctor! Arregla Mi Corazón

Oh ¡Doctor! Arregla Mi Corazón

Status: Terminada
Genre:Completas / Doctor / Amor a primera vista / Amor-odio / Atracción entre enemigos / Polos opuestos enfrentados / Mujeriego enamorado
Popularitas:10.3k
Nilai: 5
nombre de autor: Mckasse

Soy Bárbara Pantoja, cirujana ortopédica y amante de la tranquilidad. Todo iba bien hasta que Dominic Sanz, el cirujano cardiovascular más egocéntrico y ruidoso, llegó a mi vida. No solo tengo que soportarlo en el hospital, donde chocamos constantemente, sino también en mi edificio, porque decidió mudarse al apartamento de al lado.

Entre sus fiestas ruidosas, su adicción al café y su descarado coqueteo, me vuelve loca... y no de la forma que quisiera admitir. Pero cuando el destino nos obliga a colaborar en casos médicos, la línea entre el odio y el deseo comienza a desdibujarse.

¿Puedo seguir odiándolo cuando Dominic empieza a reparar las grietas que ni siquiera sabía que tenía? ¿O será él quien termine destrozando mi corazón?

NovelToon tiene autorización de Mckasse para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Confesiones

La confesión cayó como una bomba. Bárbara sintió que todo su cuerpo se congelaba, mientras sus padres intercambiaban miradas significativas.

—¿Interesa mucho? —repitió su padre, mirando a Bárbara como si esperara una explicación.

Ella, incapaz de articular una respuesta coherente, solo alcanzó a sacudir la cabeza mientras intentaba empujar a Dominic de vuelta al apartamento.

—Ya, Dominic, basta de "bromas". No es momento para esto —susurró, sin éxito.

—¿Por qué no? —preguntó él con una sonrisa encantadora—. Tarde o temprano tendrán que saberlo, ¿no?

Bárbara apretó los labios, deseando que la tierra se la tragara.

—¿Saber qué? —preguntó su madre, afilando la mirada.

—Nada. ¡Nada! —interrumpió Bárbara rápidamente, sacudiendo las manos frente a ella—. Lo siento, mamá, papá. ¿Vinieron a verme o a discutir?. Nos vemos luego, Dominic.

Sin darles oportunidad de decir nada más, Bárbara los esquivó y salió corriendo hacia su apartamento, dejando a Dominic solo frente a sus padres.

—Bueno... —dijo él, rascándose la nuca con una sonrisa torpe—. Parece que les debo una disculpa de nuevo.

—Eso parece —dijo el padre de Bárbara con seriedad, mientras su madre lo miraba con desconfianza.

Dentro de su apartamento, Bárbara se dejó caer en el sofá, con las mejillas ardiendo.

—¡Maldito Dominic! —gruñó para sí misma. Pero, en el fondo, no pudo evitar sonreír al recordar su actitud tan despreocupada.

Los padres de Bárbara entraron a su apartamento detrás de ella, cerrando la puerta con un golpe que resonó por toda la sala. Bárbara se giró lentamente, encontrándose con las miradas inquisitivas de ambos. Antes de que pudieran abrir la boca, Cleo y Max, los gatos de Bárbara, aparecieron sigilosamente desde la cocina, maullando mientras buscaban comida.

—¿Qué fue eso, Bárbara? —preguntó su madre, mirando a los gatos que se frotaban contra sus piernas.

—¿Qué fue qué? —respondió Bárbara con fingida inocencia, agachándose para acariciar a Cleo y evitar el contacto visual.

—¡No te hagas la desentendida! —exclamó su padre, frunciendo el ceño—. ¿Quién es ese tipo, por qué estaba medio desnudo, y qué hacías tú en su apartamento?

—Es mi vecino —respondió Bárbara con una tranquilidad exagerada, levantándose con Cleo en brazos—. Estaba enfermo, y como soy una buena vecina, le llevé algo de comida y lo cuidé un poco. Nada más.

—¿Buena vecina? —repitió su madre, cruzando los brazos—. ¿Desde cuándo cuidas a hombres musculosos medio desnudos por ser "buena vecina"? No juegues con fuego muchacha. Será mejor que te cuides si estás inventando a estas alturas.

—Mamá, no hagas esto más grande de lo que es. Dominic solo es mi vecino, y estaba necesitado de ayuda. Fin de la historia.

Max maulló con insistencia, como si estuviera reclamando su parte en la discusión, y Bárbara aprovechó para dirigirse a la cocina.

—¿No hay croquetas para ellos? —preguntó su padre, siguiendo a Bárbara con la mirada.

—Claro que sí, pero no las encuentran porque son dramáticos, como ciertos miembros de mi familia —respondió ella, dejando caer una bolsa de comida para gatos al suelo.

—Bárbara, no cambies de tema —dijo su madre, acercándose—. Ese hombre claramente tiene interés en ti. ¿Y tú? ¿Qué interés tienes en él?

Bárbara suspiró, levantando las manos como si se rindiera.

—Miren, si en un futuro lejano pasa algo entre Dominic y yo —lo cual no está pasando ahora, que quede claro—, se los haré saber. Pero por ahora, somos solo vecinos. ¿Está bien?

Sus padres intercambiaron una mirada de incredulidad, pero su madre fue la primera en hablar.

—Espero que estés diciendo la verdad, Bárbara. Porque ese hombre no parece ser solo un vecino cualquiera. Debes aprender a manejarte mejor. Hay muchos pervertidos por ahí, dándose las de buenos vecinos.

—Mamá, confía en mí. Si hubiera algo que contar, lo haría. Pero, por ahora, Él no es mala persona. Me ayudó a cuidar a mis gatos...solo es un poco...despreocupado.¿podemos concentrarnos en otra cosa?

Cleo y Max maullaron al unísono, como si secundaran la moción. Su padre suspiró y se dejó caer en el sofá, mientras su madre seguía mirando a Bárbara con una mezcla de preocupación y curiosidad.

—Bueno, si tú lo dices... Pero no creas que no estaremos atentos —dijo finalmente su madre.

Bárbara asintió con una sonrisa tensa, pensando en cómo Dominic había manejado la situación y cómo, de alguna manera, él siempre lograba ponerla en aprietos sin proponérselo.

Sus padres prepararon un delicioso desayuno para compartir un momento en familia.

Ellos continuaban observándola, con sus miradas llenas de dudas, hasta que finalmente su madre rompió el silencio.

—Bárbara, ¿por qué tanta confianza en ese hombre? ¿Estás segura que no es un pervertido? —preguntó, aunque su tono era más suave, como si quisiera entender.

Bárbara suspiró profundamente, sabiendo que no podría evadir más la pregunta. Miró a sus padres por un momento antes de hablar, el peso de la verdad sobre sus hombros.

—Está bien, les contaré —dijo con una ligera sonrisa, intentando disimular su incomodidad—. Dominic no es cualquier vecino. Es cardiólogo, trabajamos juntos. Lo conocí por casualidad, hace un tiempo. Somos... amigos. Pero, aunque nos llevamos bien, somos muy diferentes en muchos aspectos. En gustos, en comidas... a veces, ni siquiera estamos de acuerdo en lo más mínimo.

Sus padres la miraron con sorpresa, pero ella continuó, sabiendo que no podía detenerse.

—Además... —Bárbara se pasó una mano por el cabello, sintiendo cómo una punzada de incomodidad la recorría—. Es un conquistador nato. No me malinterpreten, es encantador, sí, pero también sabe cómo llamar la atención de las mujeres. Y yo... no estoy dispuesta a sufrir por un don juan. Ya pasé por un rompimiento doloroso, no quiero pasar por algo así de nuevo.

Su madre la miró fijamente, casi sorprendida por la honestidad de su hija.

—Entonces, ¿estás diciendo que no confías en él? —preguntó su padre, inclinándose ligeramente hacia adelante, como si intentara entender más.

Bárbara se encogió de hombros.

—No es que no confíe en él, sino que... no quiero caer en sus juegos. Soy consciente de quién es, y no voy a ponerme en una situación donde termine lastimada otra vez. Por eso prefiero mantener las cosas claras, ser solo su amiga. Si pasa algo más primero debo ver qué tan confiable puede llegar a ser.

Su madre la miró con una mezcla de preocupación y comprensión, pero también con una pizca de duda.

—Es bueno que seas cautelosa, Bárbara. Pero no olvides que las personas pueden sorprendernos. A veces, lo que parece un juego puede volverse algo más serio —le dijo, como si le estuviera dando un consejo valioso.

Bárbara asintió, aunque su mente seguía dando vueltas sobre Dominic. Era cierto que él tenía esa capacidad de encender algo en ella, algo que no había sentido en mucho tiempo. Pero también sabía lo arriesgado que podía ser adentrarse en una relación con alguien como él.

—Lo sé, mamá. Solo... prefiero esperar a ver cómo se desarrollan las cosas. No quiero apresurarme, y definitivamente no quiero repetir el pasado.

Su padre la miró, como si evaluara sus palabras, y luego soltó un suspiro.

—Bueno, si estás segura de lo que haces... pero recuerda, hija, que no todo lo que parece superficial es necesariamente malo. Solo asegúrate de que sea lo que realmente quieres.

Bárbara le dedicó una sonrisa tímida, agradeciendo el consejo.

—Lo tendré en cuenta, papá. Gracias.

Por ahora, no podía predecir el futuro con Dominic. Pero, como siempre, su corazón le decía que debía ir con cautela. Aunque, de alguna manera, sentía que algo en su interior le susurraba que había algo más, algo que aún no entendía del todo.

Bárbara se despertó temprano, sintiendo los restos de cansancio en su cuerpo tras un día agotador, pero tenía que levantarse. Sabía que debía ser puntual para su trabajo, y no quería hacer esperar a nadie. Se alistó rápidamente, tomando una ducha caliente para despejarse, y se vistió con un conjunto sencillo pero elegante. Su cabello, aún húmedo, lo recogió en un moño bajo mientras revisaba su reloj para asegurarse de que no iba tarde.

Mientras se ponía los zapatos, pensó en Dominic. Aunque la noche anterior había sido extraña, no podía negar que había algo en él que la atraía. Pero también sabía que no debía dejarse llevar por el impulso. Él era un hombre complicado, y su vida era una mezcla de encuentros pasajeros, una vida agitada que a veces parecía demasiado diferente de la suya. Lo que había sucedido entre ellos la noche anterior, el momento en que casi se había entregado a su beso, aún la tenía pensando.

Al final, decidió que no podía distraerse con esos pensamientos. Su trabajo la esperaba, y ya tendría tiempo para resolver sus emociones después. Se despidió de los gatos, Cleo y Max, que se quedaban dormidos en el sofá, y salió de su apartamento y se fue a trabajar.

nueve horas después, al mirar su reloj, se dio cuenta de que aún tenía tiempo para pasar por una pequeña tienda para comprar algo de fruta para Dominic antes de regresar. Aunque había decidido no complicarse con él, no podía dejar de sentir que debía hacer algo por su vecino, después de todo lo que había pasado.

Con las manzanas en mano, se dirigió a su edificio y subió hasta el apartamento de Dominic. Al llegar a su puerta, tocó el timbre, esperando que él estuviera descansando o tomando un día tranquilo, ya que tenía licencia por un día más. Pero cuando la puerta se abrió, se quedó completamente helada.

Una joven mujer, que no debía tener más de veinte años, apareció en la entrada. Llevaba puesta solo una camisa larga, claramente de Dominic. Bárbara se quedó parada allí, sin saber cómo reaccionar. La joven la observó, una sonrisa apenas disimulada en su rostro.

—¿Puedo ayudarte? —preguntó la chica, como si fuera completamente natural.

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Edith Valenzuela
ese es el final?....
/Shy/
Iliana Oliva Remon
🌺🌺🌺💐🌺
mar rodriguez
es el finsl??
Mckasse Escritora: primera parte
total 1 replies
Emérita Soledad Briones Oyarce
ah se me olvidó decirle que quité todos los me gusta
Emérita Soledad Briones Oyarce
no lo puedo creer pensé que la autora era más seria pero es tan fome dejar el final o lo mejor en blanco no me atraen así siempre pensando en ella que a los lectores
Marcela
5 capítulos van pasando y sigue comenzando a escribir la historia le voy a prestar una lapicera se ve que no le anda. Así la escriben de una vez
Marcela
Excelente
Eret Lopez
Dominic te dicen MI ALMA y YA QUIERES LA RECIDENCIA
Eret Lopez
Bárbara EL TE VA A CONQUISTAR A TI
Eret Lopez
Las PERSONAS LLEGAN a NUESTRA VIDA PARA DISFRUTAR y VALORAR LA VIDA
Eret Lopez
Bárbara está GUAPO y TIENE BUEN CULO AHORA FALTA que TE SEPA CONQUISTAR
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