Alison Borgui, trabaja en un periódico de prestigio, pero, últimamente las ideas se le han ido de la cabeza. A tal grado que es obligada a investigar un caso de una mujer condenada a 30 años de prisión por el asesinato de su padre y madre y después los despedazó y los tiró a la basura en bolsas negras. Sin embargo, Sofía Morin se ha declarado culpable. Esta mujer, gorda, fodonga, sin una gota de maquillaje, experta en dibujar rostros humanos, es, verdaderamente insoportable.
Alison Borgui sospecha que esta mujer es inocente, y si así fuera, ¿a quién protege esta mujer?
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Un abogado incorruptible
Alison estaba segura que Sofía escondía algo, ella se había echado una culpa que no era de ella, pero, ¿a quién estaba encubriendo?
¿Qué escondía esa casa para que Sofía ocultara la verdad?
"¡Dios mío!, ¿Cómo voy a resolver esto? No puedo hacer un reportaje con tantas mentiras y misterios. Y luego está ese abogado que no mueve un solo dedo por aclarar la situación de Sofía", pensaba ella.
Al doa siguiente, Alison se presentó en el periódico. Como siempre, Igor la dejó ahí y él se fue a su trabajo.
Al verla, Sheila se le acercó.
No estoy para reclamos, así que ahórrate las palabras. Alison pasó de largo y entró directo a su oficina, que no era otra cosa que un triste cubículo. "Con esas amigas...", pensó.
Pero Sheila no le hizo caso y la siguió.
¿Desde cuándo los patos le tiran a las escopetas? Te recuerdo que yo soy tu jefa inmediata, puedo evitar que te corran o no. Aquí no somos amigas, solo es trabajo.
Sheila, hay muchas irregularidades en el caso de Sofía Morin. Yo no puedo continuar con esto.
¿Por qué no?, a tí no te importa si es culpable o no, tú solo haz el reportaje y punto. Después te olvidas del asunto y punto. Olvidas a esa mujer y sus irregularidades.
No puedo hacer eso, ella es un ser humano, necesita un buen abogado, no el abogado corrupto como ese tal Rafael Rivera, que tiene.
¿Estás segura de lo que dices?, mira que eso es muy grave, dijo Sheila pelando los ojos.
Completamente, por eso no puedo seguir con esto.
Mira, Alison, si no estás dispuesta a seguir, entonces date por despedida, Gerardo no va a permitir que sigas aquí si no haces lo que está exigiendo.
¿Es que a ustedes no les importan los sufrimientos de los demás?, Sofía está sufriendo, aunque ella no quiera que se den cuenta.
Ese no es tu problema ni tampoco mío o de Gerardo. Entonces, ¿qué decides?
Por toda respuesta, Alison cogió una caja mediana que tenía bajo su escritorio y comenzó a guardar todas sus cosas.
Pero, ¿qué haces?
Lo que debí hacer hace tiempo, nadie me puede obligar a hacer lo que no quiero.
Eso quiere decir que eres una cobarde y mediocre. Alguien que no sabe lo que quiere.
Así soy, ¿y qué?, voy a seguir mi vida como mejor me plazca y me convenga.
Alison terminó de guardar todas sus cosas. En cuanto esté mi liquidación me la transfieren, gracias.
Vete, y no esperes que te dé una recomendación, aquí ya no hay nada para ti; ni siquiera mi amistad.
Adiós, "amiga".
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La tarde transcurrió y Alison no llegaba a su casa. Igor estaba preocupado por su tardanza.
En otra parte, Alison estaba platicando con un abogado de los buenos, de esos que no se dejaban corromper y tampoco aceptaban "mordidas".
¿Entonces cree que esa mujer es inocente?, le preguntó el abogado.
Sí. Pero no sé por qué razón ella se echó la culpa.
Brayan Muñoz se quedó pensando por un momento.
Está bien, no le cobraré ni un cinco, descubriré la verdad; mi amigo Moi, es un detective muy bueno. Entre los dos haremos el trabajo. Solo si está conforme con nuestro trabajo, nos paga, ¿ok?
Gracias, estoy de acuerdo.
Alison regresó a su casa a las 8 de la noche.
Amor, ¿dónde estabas?, fui a tu trabajo y me dijeron que te habías ido.
Perdóname, amor, estaba haciendo unas diligencias.
¿Qué pasó?, ¿quieres hablar?
Por el momento solo quiero irme a la cama, ¿no te importa?
Claro que no, pero, ¿no vas a cenar?
No tengo hambre.
Alison se fue a la recámara, Igor se fue al cuarto de huéspedes para no molestarla.
Estaba tranquilamente viendo la tele, cuando Alison entró dos horas después.
Amor, quiero que me perdones mi actitud de hace rato.
No tengo nada que perdonarte. Ven, siéntate conmigo.
Alison se recostó en la cama con él, pudo sentir su perfume. Todo en él era excitante.
Sheila me despidió porque decidí no seguir con mi reportaje.
Amor, hiciste bien, no pueden obligarte. ¿Qué vas a hacer ahora?
Contraté a un abogado incorruptible para que siga el caso de Sofía. No puedo permitir que siga ahí si es inocente.
Y, ¿cómo lo vas a pagar?
Ella le lanzó una mirada coqueta, él entendió la indirecta.
Picarona, ya sé por donde vas. Está bien, sabes que no puedo negarte nada. Para eso es el dinero, si no, entonces, ¿para qué sirve?
Gracias, amor, eres el mejor hombre del mundo.
Bueno, al menos me lo reconoces.
Siempre lo hago, para mí eres el mejor.
Igor no pudo evitar besar a esa mujer que tenía a su lado. Ella le correspondió y al poco rato ambos probaban las mieles del amor y del sexo.
Eran una pareja excepcional, ambos sabían cuáles eran los puntos débiles de cada uno.
Alison amaba mucho a Igor y viceversa. No había nada ni nadie que irrumpiera entre ellos.
Los gemidos se quedaban dentro de la casa, además, a esas horas no había ni un alma merodeando.
Había una tranquilidad tal, que Alison se sintió bien. Y estando en los brazos de Igor, mejor. La noche estaba cubierta por completo de estrellas que brillaban, como dando señales de vida.
Alison e Igor dormían placidamente. Se habían quedado dormidos después de todo el ajetreo que tuvieron hace unos momentos.
Los grillos cantaban alegres, nada perturbaba esa paz. Era lo único que se oía, porque además, Igor no roncaba como la mayoría de los hombres.
En el rostro de ambos se veía que eran felices y que dormían muy placenteros.
Solo Dios sabía todo lo que pasaba por la mente de Alison, que aún dormida las imágenes se sucedían unas a otras como en una película. Sin embargo, Alison seguía dormida.
