es una historia conmovedora y apasionada que explora temas como el amor, la identidad y la aceptación. La novela sigue la vida de Orange y Geovanni, dos amigos de la infancia que se reencuentran años después y reavivan una conexión profunda que evoluciona hacia un romance intenso.
La trama gira en torno al descubrimiento de la sexualidad y la lucha por la aceptación en una sociedad conservadora. Orange, un joven introvertido, se siente atraído por Geovanni, un hombre seguro de sí mismo y físicamente atractivo.
NovelToon tiene autorización de HUGO VELAZQUEZ ORTIZ para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
El Espectro Del Pasado
Cinco años habían pasado desde aquel día lluvioso en el que Orange y Geovanni se habían despedido. Orange, ahora con veinticinco años, estaba casado con Ángela, una mujer hermosa y de buena familia que le había dado un hijo, un niño lleno de energía llamado Nani. Su vida parecía perfecta desde afuera: un hogar cálido, un trabajo estable y una familia feliz. Sin embargo, bajo esa fachada de felicidad, Orange llevaba consigo una pesada carga.
Una tarde, mientras hojeaba las noticias en su computadora, sus ojos se posaron en un titular que lo dejó helado: "Joven busca donante de corazón en Zompantle". Su corazón se aceleró al leer el nombre que acompañaba la noticia: Geovanni. Un escalofrío recorrió su espalda mientras leía los detalles del accidente automovilístico que había sufrido Geovanni hacía dos años y que lo había dejado en coma. Solo le quedaban tres meses de vida a menos que encontrara un donante compatible.
El ruido de la televisión y las risas de Nani llenando la sala de estar creaban un contraste abrumador con la oscuridad que se había apoderado del corazón de Orange. Se levantó de la silla y caminó hacia la ventana, buscando aire fresco. La noticia lo había golpeado con fuerza, reviviendo todos los sentimientos que había tratado de enterrar: el amor, el dolor, la culpa.
Se apoyó en el marco de la ventana y cerró los ojos. Imágenes de su pasado con Geovanni inundaron su mente: sus risas, sus abrazos, sus promesas. Y también la imagen de Geovanni tendido en una cama de hospital, luchando por su vida. Un nudo se formó en su garganta y sintió un dolor punzante en el pecho.
Se preguntó si había tomado la decisión correcta al casarse con Ángela. ¿Había sido egoísta al priorizar los deseos de sus padres sobre sus propios sentimientos? ¿Podría haber hecho algo para salvar a Geovanni? Las preguntas se arremolinaban en su cabeza sin encontrar respuesta.
Volvió a la sala y se sentó en el sofá, tratando de concentrarse en el programa de televisión, pero su mente estaba en otra parte. Nani se acercó a él y lo abrazó, pero Orange apenas pudo corresponder. Su hijo lo miraba con ojos grandes e inquisitivos, preguntándose por qué su papá estaba tan serio.
Esa noche, Orange no pudo dormir. Se pasó horas dando vueltas en la cama, atormentado por la culpa y la tristeza. Se sentía como un cobarde por haber abandonado a Geovanni en su momento más difícil. Y ahora, que tenía la oportunidad de redimirse, no sabía qué hacer.
Al día siguiente, Orange se levantó con la determinación de hacer algo. Buscó en internet información sobre trasplantes de corazón y sobre el estado de salud de Geovanni. Cuanto más leía, más se daba cuenta de la gravedad de la situación. Geovanni necesitaba un milagro.
Después de mucho pensarlo, Orange decidió que tenía que hacer algo. No podía seguir viviendo con esta culpa. Tenía que encontrar una forma de ayudar a Geovanni, aunque eso significara arriesgar su propia felicidad y la de su familia.
La noticia del accidente de Geovanni había sacudido el mundo de Orange. La culpa y la desesperación lo consumían. Se sentía como un cobarde por haber abandonado a Geovanni y ahora, con la posibilidad de perderlo para siempre, el arrepentimiento lo carcomía por dentro.
Inmediatamente, Orange comenzó a utilizar toda su influencia. Ángela, conmovida por la angustia de su esposo, puso a disposición todos sus contactos para encontrar un donante compatible con Geovanni. Los días se convirtieron en una frenética búsqueda, una carrera contra el tiempo. Orange pasaba horas en el teléfono, hablando con médicos, donantes potenciales y organizaciones sin fines de lucro. La presión era inmensa, y la incertidumbre lo consumía.
Cada llamada fallida era un golpe al corazón. Cada negativa lo acercaba más a la posibilidad de perder a Geovanni para siempre. Las noches se convertían en pesadillas, en las que veía a Geovanni luchando por respirar, mientras él, impotente, era incapaz de ayudarlo.
Dos días después, Orange decidió que tenía que ver a Geovanni. Tomó un autobús a Taxco, el hospital más cercano al pueblo de Zompantle. Durante el viaje, observaba por la ventana el paisaje verde que se extendía ante él, pero su mente estaba en otro lugar. Pensaba en todos los momentos que había compartido con Geovanni, en las promesas que habían hecho, en las risas que habían compartido. La música suave que sonaba en el autobús parecía burlarse de su dolor.
Al llegar al hospital, Orange se dirigió a la recepción con las piernas temblorosas. El personal médico lo miró con curiosidad, pero él no pudo articular palabra. Finalmente, con voz entrecortada, logró preguntar por Geovanni. Lo llevaron a una pequeña habitación donde estaba conectado a una máquina. Geovanni estaba pálido y delgado, pero su rostro seguía siendo el mismo que él recordaba.
Se acercó a la cama y tomó la mano de Geovanni. "Geovanni", susurró, su voz apenas audible. Los ojos de Geovanni se abrieron lentamente, y al reconocer a Orange, una débil sonrisa se dibujó en su rostro.
"Orange", murmuró Geovanni con dificultad.
Orange no pudo contener las lágrimas. "Lo siento tanto", dijo, su voz quebrada. "Nunca debí haberme ido".
Geovanni lo miró con comprensión. "No te culpes. Todos cometemos errores".
Orange asintió con la cabeza, sintiendo un nudo en la garganta. "Estoy haciendo todo lo posible por encontrar un donante para ti".
Geovanni sonrió débilmente. "Gracias, Orange. Pero no te preocupes por mí. Ya viví una buena vida".
Orange negó con la cabeza. "No te rindas. Vamos a encontrar una solución".
Pasaron horas sentados junto a la cama de Geovanni, hablando de viejos tiempos, de sueños y de esperanzas. Orange le prometió que haría todo lo posible por salvarlo, pero en el fondo sabía que el tiempo se agotaba.
Al salir del hospital, Orange se sintió más perdido que nunca. La culpa y la desesperación lo consumían. Se preguntó si alguna vez podría perdonarse a sí mismo por todo el dolor que había causado.
Mientras caminaba por las calles de Taxco, la lluvia comenzó a caer. Orange levantó la mirada hacia el cielo y dejó que las gotas cayeran sobre su rostro. Se sentía como si el cielo estuviera llorando con él.
Esa noche, al regresar a su casa, Orange se derrumbó en la cama. La incertidumbre y el miedo lo consumían. ¿Podría encontrar un donante a tiempo? ¿Podría salvar a Geovanni? Las preguntas no le daban tregua.
A pesar de todo, Orange no se rindió. Continuó buscando soluciones, contactando a médicos de todo el mundo, pidiendo ayuda en las redes sociales. Pero el tiempo seguía pasando y las esperanzas se desvanecían.
excelente historia diférente enamorada de tu trama 💯♥️♥️♥️🌹🇨🇴🤩🇨🇴🇨🇴🇨🇴🌹🌹