Esposa Por Herencia

Los días pasaron, Connor y Miguel estaban preocupados por los cambios sutiles en Isabella. Se miraba ansiosa, ojerosa y no solo ellos, todos lo veían.

Adrián: madre debo felicitarte, todo está saliendo según nuestro plan.

Rosalin: ¿cómo está nuestra chica estrella?.

Adrián: inestable, jajajaja.

Rosalin: ahora es él momento, llámalo.

Isabella: ¿que me pasa?, salto a la menor provocación. No sé cuantas veces le he gritado a Miguel, yo no soy así, actúo como si aquellos en quienes confío fueran mis enemigos. En varías ocasiones Connor ha insistido en hacerme un chequeo pero solo a aumentado mi desconfianza y paranoia y no hay razones para ello. Algo no está bien conmigo. Puedes tener el resto del día libre me iré a descansar.

Miguel: ¿seguro que estás bien? ¿por qué no pasa a ver a Connor? y que revise tu salud, hemos insistido en que lo hagas pero te niegas.

Isabella: lo haré, no me siento bien. Aprieto mis manos unas con otras, no quiero que se de cuenta que están temblorosas, no lo evitaré más, debo saber que me sucede. Si aún estuviera en esa mansión sospecharía que Rosalin me ha hecho algo, pero por esa misma razón me alejé de ellos, para no tener que estar siempre a la defensiva. Salgo de la empresa y no puedo creer lo que veo. ¿Qué haces aquí?.

Octavio: vine a ver a mi hija, hace mucho que no nos vistas.

Isabella: ¿cómo te atreves?, ¿cómo puedes aparecer frente a mí?.

Octavio: ¿por qué dices eso? Si no vengo no sabría nada de tí. Hace mucho que no nos vas a ver, tu madre esta preocupada, tu hermana te extraña.

Isabella: ¿acaso estás loco?, sí debes estarlo, para decir tantas estupideces. ¿Por qué demonios debería ir a verlos?. Mi madre, mi hermana no seas ridículo. Asi que dime ¿por que estas aquí?, ya se te acabó el dinero y piensas que podrás sacarme algo.

Octavio: hija ¿por favor?.

Isabella: hija, jajajaja no me hagas reír, ¿yo? ¿tu hija?.

Octavio: no te ves bien, ¿qué sucede contigo?

Isabella: lo que dice y lo que hace es extraño. Con esa sonrisa cariñosa se burla de mí, puedo verlo tocar su cinturón.

Isabella: ¡atrévete!, ésta vez seré yo quién te golpeará. Inténtalo si puedes, verás la diferencia de aquella Isabella y ésta . Ahora soy capaz hasta de matarte, voy hacia él pero alguien me detiene, no lo dejaré ir, me safo, vuelven a agarrarme. Pero trato con todas mis fuerzas de liberarme.

En esa situación dónde no podía permitirse pensar con racionalidad. Y no se daba cuenta la percepción de otros a su alrededor, se vio superada por la ira. Los días estresantes que había tenido, la falta de sueño, ese medicamento que hacía estragos a su cerebro y la gota que colmó la copa. La aparición de su padre adoptivo, todo se juntó. Cualquiera que la viera en este momento diría que está loca y para empeorarlo, todo estaba sucediendo enfrente de la empresa, a la vista de todos. Vociferaba reprochándole a ese señor, que solo se disculpaba y pretendía calmarla. Pero era algo planeando, Octavio sabía que esa actitud condescendiente y la falsa amabilidad en sus palabras, encendería más el fuego de la locura que la consumía. Hasta que las mismas personas que veían tal espectáculo llamaron a emergencias. Y allí a pocos pasos de donde estaban, se encontraban dos personas mirando muy satisfechos los resultados de sus intrigas.

Rosalin: parece una demente, nunca creí que vería que perdiera la calma de esta manera.

Adrián: es admirable que haya estado tanto tiempo bajo en efecto de esa droga y que sea ahora que pierda el control, debió hacerlo mucho antes.

Rosalin: no importa, mejor tarde que nunca. No me perdería este espectáculo por nada.

Secretaria: ¡señor Miguel!, la señora Isabella esta dando un escándalo en la entrada.

Miguel: ¡¿qué!?, voy corriendo pero solo puedo ver a los paramédicos colocarle una camisa de fuerza para restringirla y la cedan para llevársela. ¿Adónde la llevan?.

Paramédico: parece un caso del hospital psiquiátrico, ¿hay algún familiar presente?.

Octavio: yo soy su padre.

Paramédico: acompáñenos.

Miguel: esto no me gusta. Si ese hombre esta aquí, esto fue algo planeado.

Connor: vengo a ver a Isabella hoy si o si la llevaré conmigo al hospital. Hay un tumulto en la entrada, ese es Miguel, llego hasta el¿que sucedió?.

Miguel: se la llevaron, se la llevaron.

Connor: ¿qué?, habla despacio no te entiendo.

Miguel: se la llevaron, se llevaron a Isabella.

Connor: ¿quién?, ¿adónde?.

Miguel: no sé lo que sucedió, pero al parecer discutió con su padre adoptivo afuera de la empresa, se puso violenta y lo amenazó. Los paramédicos se la llevaron y no me dejaron verla dicen que está teniendo un brote psicótico.

Connor: ¿sabes a qué hospital fueron?.

Miguel: si

Connor: entonces no perdamos tiempo. Los síntomas que ha estado teniendo coinciden con ese diagnóstico, pero no me lo creo, la conozco, Isabella no está loca. Ya llegamos ve y averigua su estado.

Miguel: esta bien.... no me han dejado verla, ni siquiera saber su condición, su familia está bloqueado toda la información sobre ella.

Connor: me lo imaginé por eso te pedí que fueras solo. Pero es raro que esten aquí , no la habían vendido.

Miguel si esto debe ser obra de Rosalin. Pero el que esten aquí ahora complica las cosas. Como son su única familia tienen el control sobre ella mientras este en ese estado.

Connor: no te preocupes soy médico veré que puedo averiguar. Doctor estoy aquí por una paciente, se llama Isabella

Doctor: ¿es usted un familiar?

Connor: no, soy su médico personal. Así que quería saber su estado.

Doctor: la paciente presenta un brote psicótico, su familia a decidido trasladarla a una instalación psiquiátrica privada. Vea los detalles con ellos.

Connor: claro, me marcho, veo a un médico entrar con una enfermera a una cuarto de descanso. Oh, es una buena oportunidad, eso sucede más a menudo de lo que piensan, yo también trabajé en un hospital y fui joven. Miro que no haya nadie cerca, esos dos están tan metidos en lo suyo que no se han dado cuenta de que he entrado, sin hacer ruido tomo su bata y su identificación que para mi suerte han dejado tirada. Hay mascarillas cerca así que también tomo una. Voy hacia la habitación dónde la tienen, al ir de médico nadie cuestiona mi precencia. Entro y del material médico que hay tomo jeringuilla y le saco una muestra de sangre. Te sacaré de aquí Isabella solo se paciente. Está dormida, atada a la cama. Pero pagarán por hacerle esto.

Miguel: después de un rato llega Connor, ¿pudiste averiguar algo?.

Connor: su familia ha tomado el control al declararla incapacitada.

Miguel: ¿y qué haremos?.

Connor: por ahora busquemos la manera de sacarla de ahí.

Isabella: despierto, mmh ¿dónde estoy?, todo a mi alrededor es blanco. No sé que es lo que llevo puesto, parece ropa de hospital, pero no de uno normal. Lo último que recuerdo es estar discutiendo con mi padre adoptivo. Veo que la puerta se abre y entra una enfermera, ¿dónde estoy?.

Enfermera: este será tu nuevo hogar.

Isabella: ¡¿qué?!, ¿qué quieres decir?.

Enfermera: este es un hospital psiquiátrico.

Isabella: ¡¿qué?!, yo no estoy loca, no pertenezco aquí.

Enfermera: eso dicen todos, bienvenida al infierno, Rosalin manda saludos.

Isabella: ahora entiendo esto fue obra de esa maldita. En un instante la tengo cerca, me inmoviliza inyectándome algo.

Connor: ya tengo los resultados del la muestra de sangre, como pensaba hay rastros de un medicamento muy peligroso y si esto se junta con los que normalmente se utilizan en esas clínicas, no será fácil sacarla, parecerá loca de verdad. Por ahora he conseguido que me dejen verla. La veo a través de una pequeña ventanilla. Está en una esquina abrazando sus rodillas y meciéndose hacia delante y hacia atrás, mientras llora. Es lo que me temía, he hablado con sus médicos y está en ese estado desde que llegó. Ahí caigo en cuenta, la interacción de esos medicamentos ya debió haber pasado, así que alguien le esta dando algo para mantenerla así.