Ella es una chica que vive su vida segura de que no nació para amar, mientras que él es un hombre que ya amó una vez pero que no supo hacerlo bien.
Una noche se encuentran en una situación extraña sin saber que el destino ya lo tenía todo planeado.
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Trece
La rubia secretaria vio salir a su jefe apurado del despacho, caminar hasta el ascensor, y quedarse parado delante de este esperando.
Las puertas de la caja de metal se abrieron y él sonrió al encontrarse con la chiquilla que lo tenía hablando solo desde hacía unos días mientras la mujer que seguía en su mesa intentaba ver quien era tan importante como para que el mismísimo presidente de la empresa esperara su llegada pero el musculoso cuerpo del inglés le tapaba la vista.
- En verdad estás aquí. - le respondió ella con una sonrisa al verlo allí parado pues pensó que era una broma lo de esperarla frente al ascensor.
Danara se había vestido para ser notada sin ser vulgar y al ver como el hombre arrastró la vista por su cuerpo supo que había dado en el clavo, por la vida que llevaba pocas veces se ponía aquel tipo de ropa pero esta era una ocasión que lo ameritaba, tenía que conquistar a su hombre y marcar el terreno frente a la rubia impertinente que era su secretaria y que ya había dejado claras sus intenciones y al parecer surtió efecto pues lo vio tragar en seco.
- No puedo permitir que mi mejor socio se escape por un mal entendido.- le dijo y se hizo a un lado para que ella pasara.
- Ya hablaremos de eso en otro momento, ahora toca negocios.- le dijo sin perder la sonrisa y caminó rumbo al despacho mientras él la seguía como si ella fuera la dueña.
Danara llegó hasta la puerta que el hombre había dejado abierta y miró a la mujer que estaba sentada cerca de esta y le dedicó la misma sonrisa de satisfacción que unos días antes había recibido por parte de ella y la vio devolverle una mala mirada, la guerra había comenzado y esta secretaria aún no lo sabía pero ya se había declarado a un bando vencedor y no era el suyo.
- Lisett, que no nos molesten.- escuchó a Renato decir en lo que ella seguía hacia el interior de la oficina.
- Sí señor Patel. - contestó la otra y el malestar se sintió a leguas- ¿No necesita que esté en la reunión? Digo por si hay que tomar notas o algo.- se ofreció a estar en medio.
- No gracias, si necesitamos algo ya te aviso, seguramente algo de comer será pues esperamos estar adentro bastante tiempo.
- Muy bien señor.- no le quedó más que responder y la chica que estaba de espaldas escuchó la puerta del despacho cerrarse.
- ¿Porqué no te has sentado?- le preguntó llegando hasta donde estaba de pie y ella se giró para quedar de frente.
- Dios, que boca tiene, debe de saber exquisita. - pensó Renato al tenerla tan cerca y recordó el corto beso que recibió en el baño de "Caldo" pero que no lo dejó probarla del todo.
Ella lo vio mover la cabeza de un lado al otro como si estuviera espantando algo y sonrió.
- Ven sentémonos aquí.- le indicó el sofá y tomó unas carpetas de encima de su escritorio evitando tocarla.
Estuvieron todo el resto de la mañana entre papeles y convenientes e inconvenientes, comieron allí mismo y siguieron trabajando en la tarde, todo mientras la secretaria se retorcía en su silla por no poder entrar a ver que sucedía entre aquellos dos en aquel despacho, ni siquiera a entregar la comida pudo pasar pues la pidió el propio Renato cuando ella ya se había ido a almorzar.
- ¿Me aceptas una invitación a cenar?- le preguntó el rubio y ella levantó una ceja.- Quiero saber que sucedió con mi secretaria pues ella dice que cuando salió a avisarte para que entraras ya te habías ido.
Danara tuvo una pequeña sonrisa sarcástica.
- ¿Es muy importante para ti lo que yo te diga de ella?- le preguntó sin responder.
- No, pero no quiero malos entendidos y menos que alguien piense que tengo sexo en mi despacho con ella.
- Bueno, todo te lo puedo aclarar en cinco minutos, yo llegué me dijo que no podías atenderme, un rato después ella entró aquí y al salir iba acomodando su ropa para no dejar confusión de cuan ocupado estabas, me miró y sonrió y yo di por terminado mi tiempo de espera, no tengo mucho como para estar desperdiciándolo y no creo que necesites una cena para tener esta conversación, lo menos que quiero si voy a estar contigo es hablar de tu secretaria.
Directa, ya no estaban tratando los negocios, así que podía hablar de lo que se estaba volviendo un tema habitual entre ellos.
- Entonces esta situación fue creada por mi secretaria que hizo algo para que tu creyeras lo que no era y tú le creíste.
- ¿Estás diciendo que soy una ingenua?
- Es eso o que sacas conclusiones anticipadas.
- Lo siento pero tienes que comprender...
- Te aseguro que entre ella y yo no hay nada ni habrá.- la interrumpió para después pensar en porqué le interesaba tanto darle explicaciones y además que ella le creyera. - y de verdad siento mucho que ella te hiciera pensar así, yo tampoco quiero hablar de ella, pero era un buen motivo para ir a cenar.
- ¿Quiere decir que ya no tienes motivo para hacerlo? Puedo hacerte una lista de unos cuantos motivos, por ejemplo el simple hecho de estar a mi lado.
- Sofía, recuerda que somos socios, eso es importante.
- Yo no me olvido de eso, por el contrario, me alegró mucho encontrarte otra vez.- ella le guiñó un ojo y el rubio contuvo la respiración- Entonces ¿En dónde cenamos?
De verdad que está historia estuvo GENIAL!!!!!