Krasa Y Georgeus

Krasa mira fijamente a Carpio, quiere escaparse del destino que tercamente están empeñados en brindarle, pero ella ya no está dispuesta a que decidan por ella, solo espera que el príncipe de Susumira pueda comprenderla.

- "¿Matarla?, ¿de qué está hablando?, ¿qué hace vistiendo así?, venir a Susumira sola podría ser muy peligroso. Por favor, sígame, hablaremos en otro lugar", dijo Carpio.

Krasa solo podía seguirlo, estaba nerviosa, la ventaja de aprender el idioma de cada reino, es que podía comunicarse en cualquier lugar sin problemas.

Por otro lado, Georgeus está firmando algunos documentos y ha pedido hacer unas refacciones en el ducado de Reviere, piensa vivir ahí con Krasa, al menos por un año.

- "Estás trabajando demasiado, hijo, deberías descansar para guardar energía, por favor prométeme que una vez concretado el compromiso con Lady Krasa, irás a Reviere para que te recuperes", dijo la reina de Fontana.

- "Por supuesto, madre. Soy el más interesado en estar bien, solo quiero que ella se sienta bien, se fue muy nerviosa de acá y sé que teme que su padre la pueda comprometer con alguien más y también tengo miedo, ¿en verdad, debe pasar tanto tiempo para poder casarnos?", preguntó el príncipe.

- "Georgeus, no se va a casar cualquiera, sino el príncipe heredero de Fontana, es una cuestión de estado, la boda debe ser perfecta, además eso es bueno para ella, una boda demasiado sencilla significaría poco aprecio para la novia", expresó la reina tomando a su hijo del brazo y obligándolo a pararse para ir a descansar.

- "Tienes razón, ella merece lo mejor", dijo Georgeus sonriendo.

- "Hombre enamorado, ve a descansar de una vez, nos aseguraremos que la futura reina de Fontana, tenga una boda de ensueño", expresó la reina.

El príncipe Georgeus le dio un beso en la mejilla a su madre, quien se aferra a esa muestra de cariño, para calmar un poco su dolido corazón, solo espera que donde se encuentre su hijo Lurol se encuentre bien, desde que partió con aquella extraña mujer no volvió a saber de él.

Mientras tanto, Krasa estaba en una sala de recibimiento del castillo de Susumira, Carpio había ordenado que le trajeran té y algunos bocadillos.

- "Soy todo oídos, ¿qué la trae por acá, Lady Krasa?", preguntó Carpio.

- "Le recuerdo que terminé el compromiso, no por un error mío sino suyo; podría por favor entenderlo y aceptarlo, ya no siento nada por usted, y aunque me dolió lo que hizo, usted merece a su lado alguien que lo pueda amar, no alguien que lo odiaría toda la vida", respondió Krasa tratando de mantener la calma.

- "Noté perfectamente en el torneo de caballeros que usted está enamorada del príncipe Georgeus, al principio me costó asimilarlo y quería ir sobre él porque sentí que me estaba arrebatando algo que era mío, pero luego pude pensarlo mejor, esa extraña niña salvaje tenía razón, fui yo quien la perdió, Lady Krasa", expresó Carpio sin dejarla de mirar.

- "Entonces, ¿por qué hacen que me obliguen a casarme con usted?, sus palabras dicen una cosa, pero sus acciones dicen otra", manifestó molesta Krasa.

- "Ningún hombre que se respete querrá a su lado una mujer que ama a otro, ¿qué ganaría casándome con usted?, ¿tenerla durmiendo a mi lado, mientras su mente, corazón y alma están al lado de otro?, tal vez no sea tan formal como Georgeus, pero tengo orgullo. No entiendo lo que me dice", dijo Carpio.

- "Mandó nuevamente un pergamino de compromiso matrimonial, que mi padre ha aceptado, ¡no puedo creerle!", exclamó Krasa, pensando que Carpio le estaba mintiendo.

- "Le entregué ese pergamino a su padre antes de participar del torneo, cuando estuve en Susumira volví a mandar otro dejándolo sin efecto, ¿es qué acaso no llegó?, le aseguro que he desistido a casarme con usted", expresó Carpio, para luego llamar a su asistente.

Carpio descubrió que una tormenta desatada había sorprendido la caravana de Susumira que llevaba varias órdenes de diligencias, que supuestamente habían recuperado todos los documentos, los mensajeros estaban tan aturdidos que al parecer entregaron otros documentos al conde de Sharaf en lugar del pergamino de cancelación del compromiso.

El príncipe Carpio iba a castigar a los responsables, pero Lady Krasa le pidió que por favor no lastime a nadie, lo único que necesitaba era que él mismo se encargara de cancelar el compromiso; la mirada suplicante de su ex prometida terminó por convencerlo.

Krasa iba de regreso a Urtesi en el carruaje que el príncipe Carpio había puesto a su disposición, se sorprendió cuando notó que estaban en Fontana, abrió la pequeña ventana y habló con Carpio, que iba en caballo al costado del carruaje.

- "¿Qué hacemos acá?", preguntó Krasa.

- "Georgeus, ¿sabe qué me fue a ver?, ¿sabe lo que ha dicho tu padre?; Lady Krasa temo que la sola cancelación de mi parte del compromiso no la salve; ha huido de casa, deben estar buscándola, ¿su padre no la llevaría al monasterio, ante la cancelación?; Lady Krasa usted ya no es mi responsabilidad, haré lo último que me compete, debe ser el príncipe Georgeus, quien la proteja ahora. Le estoy devolviendo la cortesía que alguna vez él me dio. Cálmese, si él la ama como creo que lo hace, encontrará la manera de ayudarla", respondió Carpio.

Krasa volvió a sentarse en el carruaje, no había aceptado la ropa que le ofrecieron en Susumira, solo pensaba en regresar a Urtesi; le daba pena que Georgeus pudiera verla así, pero luego pensó en las palabras de Carpio, y la imagen de su padre con tijeras en mano, diciéndole que la llevaría al monasterio.

El carruaje llegó a la puerta del Palacio de Fontana, las antorchas alumbraban la pequeña comitiva, Carpio le dijo al oficial de custodia que necesitaba hablar urgentemente con el príncipe Georgeus.

Georgeus había tratado de descansar, pero se la había pasado pensando en Krasa, escuchó un alboroto afuera, miró por la ventana de la habitación, y veía a un oficial corriendo hacia el palacio, llevando un pañuelo color escarlata en sus manos; decidió bajar a ver lo que ocurría.

Cuando Georgeus estuvo abajo, le informaron que el príncipe de Susumira lo buscaba, el pañuelo que le entregaron le confirmaba que se trataba de Carpio, ordenó que lo dejarán ingresar, mientras iba a darle el encuentro.

- "Es una sorpresa tenerlo acá a estas horas", expresó Georgeus después de los saludos protocolares.

- "El honor obliga, hay alguien en el carruaje que necesita su ayuda urgente", comentó Carpio, abriendo la puerta del carruaje, ayudando a Krasa a bajar.

La jovencita apenas pudo ver frente a ella a Georgeus, corrió hacia él, abrazándolo con mucha fuerza, él acariciaba su espalda, pero no entendía porqué ella había venido con Carpio, vestida de hombre y con esa expresión de angustia que se apoderaba de su ser.