La Protagonista Quiere Ser Villana

Ahí estaba Jade frente a la persona que le causaba tanta repulsión. El chico la mira con cierta malicia, pero también le pone incómodo la mirada de la chica, no recordaba que tuviera el valor de mirarle a los ojos.

─¡Oh!, se conocen ─dijo la marquesa emocionada ─Es mejor así… ─se acerca a Jade y le susurra algo ─Trátalo bien.

“Lo trataré como se merece” Pensó Jade.

La mujer se fue dejándolos solos, Jade se acercó al chico, quien permaneció quieto.

─Pensé que jamás lo volvería a ver, príncipe Alejandro ─dice Jade, mirándolo fijamente.

─¿Tantas ganas tenías de estar conmigo otra vez? ─dijo el chico con burla.

Jade sonríe, como si le hubiera contado algo gracioso.

─Pero si usted ya no puede ─dice la chica haciendo una expresión de tristeza ─Creo que se le cayeron los compañeros de su… ─la chica levanta su mano, mostrando su meñique.

─¡Maldita perra! ─dijo molesto el chico.

Pero antes de poder hacer algo, Jade colocó su mano sobre el pecho del chico y poco a poco una sombra se expandió hasta llegar a su boca.

─No me ofende que me llames perra ─la chica ladeó la cabeza ─Y por si fuera poco… debes estar agradecido, fue un grandioso obsequio de mi parte ─el chico abrió los ojos como platos ─Le hice un favor… Ahora sea un buen chico y espere su turno.

La pelirosa, se alejó un poco, dejando libre al chico, se dispuso a irse, pero sintió como era jalada del cabello.

“Estos idiotas nunca entienden por las buenas”

─¡Maldita! ─grito el chico ─¡Te mataré!

Por otra parte, Leonardo se encontraba en la oficina de la marquesa, solo era cuestión de esperar a Niccolò, quien llegaría con los refuerzos, por suerte no le fue difícil quitarle las llaves al mayordomo, después de todo, ya lo quería matar desde el primer día que llegó. El chico estaba tan concentrado en encontrar la evidencia de los negocios sucios de la mujer, que se sorprendió cuando sintió que el suelo se movía.

“¿Qué rayos ocurre?”

Todo en la oficina se movía, libros empezaron a caer de los estantes y una magia salía del piso, Leonardo pudo notar de quien era esa magia, rápido salió de la oficina chocando con alguien.

─¿Qué ocurre, jefe? ─pregunto Dori, pues es con quien había chocado el chico ─Toda la mansión es un caos.

─Dori, quédate aquí, vigila que nadie entre, hasta que llegue Niccolò, yo iré a ver que pasa en el sótano.

Leonardo se apresuró a irse, estaba seguro de que otra vez esa chica está haciendo lo que le dé la gana, corre por los pasillos siguiendo la magia, aunque se le hace extraño que pueda liberar esa cantidad de magia de sombras, siendo una maga de luz.

Cuando llegó al lugar, este parecía sombrío y Jade se encontraba en el centro del salón, a su alrededor había muchas personas tiradas en el piso, algunas se retorcía y en sus ojos se podía ver un terror profundo, junto a la chica había alguien de rodilla y ella le sujetaba de la cabeza. Al darse cuenta, Jade se giró para ver a Leonardo, quien la miraba entre asombrado y un poco molesto.

─No me digas nada ─dijo ella ─Que aún están vivos… y la marquesa se encuentra inconsciente. Así que se puede decir que fue una misión exitosa.

Leonardo no podía creer el descaro de esa chica, podía notar que algunos de los nobles estaban al borde de la muerte.

─¿Qué hay de él? ─preguntó señalando al hombre que estaba sujetando ─No parece un noble… además…

Leonardo se sorprendió al ver mejor a aquel hombre, llevaba un traje de la guardia imperial.

─Bueno… ─la chica observó al hombre, este ya estaba muy malherido ─Se atrevió a atacarme por la espalda e hizo que se me fuera mi presa… así que me desquite con él.

─Dejalo, solo cumplía con su deber, además es de la guardia real, ¿Qué hace aquí?

Leonardo había hablado sin medir sus palabras, mientras que Jade lo observa molesta y suelta al sujeto, camina en dirección a Leonardo y este se sorprende al verla.

─No me importa, si es un guardia imperial o si usted es el príncipe heredero… que quede algo claro, nadie se debe interponer entre yo y mi presa. 

Jade se da vuelta, pues ahora debe liberar al marqués y a los animales que están en las jaulas. Leonardo se había quedado en shock al escuchar las palabras de la chica.

─¿Desde cuándo lo sabes? ─le pregunto al fin.

La chica detuvo sus pasos y sin voltear respondió.

─Desde ahora ─dijo con una sonrisa ─No lo sabía, lo dije hipotéticamente, pero usted me lo acaba de confirmar… Gracias Alteza ─dijo con burla.

La chica siguió su camino, mientras que Leonardo se cubre el rostro con su mano, era un tonto por haber caído en una trampa tan estúpida, pero una sonrisa se dibuja en su rostro.

“Esta me las cobraré, querida Jade”

Leonardo al ver que Jade tenía todo bajo control, decidió retirarse y esperar a Niccolò en la entrada de la mansión.

Mientras que Jade se adentró en la habitación que antes le enseñó la marquesa y ahí estaba aquel lobo blanco, rascando son sus patas una jaula, al escuchar que alguien se acercaba, se puso en guardia y empezó a gruñir, Jade se detuvo y se arrodilló, sentándose sobre sus talones.

─Tranquilo, solo quiero ayudar ─dijo la chica con una sonrisa ─Tal vez no me entiendas, pero puedes sentir mis intenciones… ─el lobo dejó de gruñir y levantó el hocico olfateando el aire, Jade extendió su mano para que este se acerque, sabe que es peligroso, pero si utiliza su magia de sombras estará bien ─Ven acércate, te prometo que no haré nada.

Jade tenía planeado, que si la atacaba, ella lo inmovilizará con magia, pero para su sorpresa el lobo se acercó y la quedo viendo, sus ojos era de un color gris, que a ella le parecieron hermosos, con cuidado se acercó a él y empezó a quitarle la cadena, luego el bozal, el lobo se sacudió cuando al fin se sintió libre, Jade le sonrió y este volvió acercarse a ella.

“Es tan lindo”

Ella no pudo contenerse y le empezó a acariciar la cabeza, frotando todo su pelaje, el animal se quedó quieto y luego salió corriendo, para esconderse detrás de las jaulas y de nuevo le gruñe.

Jade se levanta, alzando las manos con una sonrisa nerviosa.

─Lo siento, pequeño ─se disculpó ─Es un mal hábito… pero ahora veamos que hay en las demás jaulas.

La pelirosa descubre las demás jaulas, observando que había más lobos, pero eran de diferente color, su pelaje era rojizo, café o amarillento, a todos ellos los liberó y enseguida se juntaron junto al blanco, Jade los observo, parecían ser de la misma manada, le alegra que pudieran ser libres al fin. Solo espera que conozcan el camino de regreso a casa.

─Gracias ─se escuchó una voz, proveniente del lobo blanco.

Jade se quedó pasmada, el lobo le estaba hablando, pero antes de salir de su estado y preguntar, los lobos se marcharon.

“Creo que me volví loca… ¿O será que aquí los animales pueden hablar? Tal cual cuentos de hadas”

Ella empezó a divagar, mientras seguía caminando, para ahora liberar al marqués, el pobre hombre se encontraba desmayado en una jaula, pues le habían drogado para mantenerlo tranquilo y no pusiera resistencia.