Golpes Del Destino

Michael no dejaría espacio para que lastimaran a quienes más amaban.

 Doblega la seguridad de Marcela y papá.

Contrata más y que la vigilen desde lejos.

Te ausentará solo dos días no es conveniente que estés lejos ahora, temo que Octavio planee algo y no confio en nadie más, necesito que seas mis ojos y oídos en casa.

 Investiga a fondo a cada guardaespaldas y pon cámaras y micrófonos en cada habitación de la mansión, incluso en los baños y habitaciones de los empleados.

Sí señor ya llamó a un amigo en la empresa de seguridad y le pido toda la información de los guardaespaldas; también hablaré con el hermano de Priscila él es hacker y tiene una pequeña empresa de tecnología, él nos puede conseguir las cámaras y los micrófonos sin levantar sospechas ya me ha ayudado en otras ocasiones y es de mi entera confianza.

Ok Felipe dejó todo en tus manos, necesito descansar, no he dormido y el cansancio comienza a pasarme factura; además debo resolver un asunto importante esta noche.

 Vaya a descansar señor, lo llamo en un par de horas para almorzar.

 Michael solo asintió y se retiró a su dormitorio, antes de acostarse llamó a un lindo restaurante en las afueras de la ciudad e hizo una reservación a nombre de Elena Murray; no quería dar su nombre falso para que Cintia no pudiera investigar nada de él, mucho menos su verdadero o sería firmar una sentencia de muerte.

Elena por su parte estaba ansiosa por volver a ver a Michael.

 Tenía más de una semana sin verlo y parecía que habían pasado meses lo extrañaba horrores.

Sus dias eran grises, cual día lluvioso desde que había renunciado.

 Su madre la miraba preocupada su mayor temor estaba ocurriendo, su princesa estaba enamorada y posiblemente el amor no era correspondido.

Su hija sufriría cosa que por mucho tiempo trato de evitar.

 No le dijo nada aunque ganas de advertirle nuevamente no les faltaban, pero se me limitó a reconocer que ya su amada bebe había crecido y tenía que experimentar de todo, hasta el dolor de que le rompa el corazón.

 De algo estaba completamente segura y es que pasara lo que pasara siempre estaría para ella, la apoyaría y ayudaría en cualquier circunstancia.

Movió su silla de ruedas a la cocina y tomó un vaso de agua, el cual bebió lentamente, mientras miraba a su hija caminar de un lugar a otro pensativa.

Piensas abrir una zanja exclamó sarcástica, caeremos al piso de abajo si sigues caminando así, le dijo divertida.

Mamita no sé que ropa usar, no tengo nada decente que ponerme, mis pantalones más nuevos tienen un agujero en la rodilla se sentó frustrada.

Para saber que posiblemente nada ocurra entre tú y Mike estás demasiado ansiosa, arqueo una ceja esperando una respuesta verdadera.

Elena suspiró pesadamente sabia que no podía engañar a su madre aunque quisiera, para ella era un libro abierto, la conocía mejor que nadie.

Mama sabes mis sentimientos por él, no voy a negarlo, lo amo con todas mis fuerzas, he deseado desde hace mucho tiempo que algo así pasara, para tener una mínima oportunidad de conquistar su corazón, admitió sus más que obvios sentimientos.

Mi niña no quiero que sufras por un amor no correspondido, pero si conquistar su corazón quieres yo te ayudaré, movió la silla de ruedas en dirección a su dormitorio.

Abrió el closet y busco una caja roja que contenía sus más preciados recuerdos, todo estaba diseñado para que ella pudiera acceder a sus pertenencias.

Con tristeza abrió la caja y miro el contenido de la que sin dudas fue la mejor época de su vida, saco un hermoso vestido color vino, el cual uso el último aniversario de bodas que compartió con su difunto esposo.

Cerro la caja y la devolvió a su lugar, movió nuevamente la silla de ruedas a la sala de estar donde se encontraba Elena y con una sonrisa le entrego el vestido.

Con lágrimas en los ojos Elena abrazo a su madre, sabía el valor sentimental de esa prenda.

Mami estás segura, no quisiera arruinarlo, pregunto con dudas y temor de dañar uno de los pocos recuerdos de su padre.

Nunca he estado más segura mi amor, ve y lávalo pronto o se te hará tarde.

Gracias mamita eres la mejor, beso su mejilla y corrió a lavar el vestido.

Busco en su closet las sandalias que hace tiempo había comprado, pero no había usado jamás.

Juntas prepararon el almuerzo, luego de comer y darles los medicamentos, cada una fue a descansar un poco.

Las horas pasaron y en casa de Felipe, Michael se alistaba para ir por Elena, ansioso se miraba al espejo.

Escogió algo casual, pantalones negros y una camisa celeste la cual no abotono totalmente y unos tenis blancos.

Elena por su parte daba los últimos retoques a su sencillo maquillaje, el vestido le quedo como un guante, su estilo clásico nunca pasa de moda.

Te ves hermosa hija, algunas lágrimas brotaron de sus ojos, fue inevitable no remontar a esa última noche junto a su esposo, donde fueron tan felices sin imaginar que al día siguiente algo malo ocurriría.

No llores se agachó para secar sus lágrimas con ternura, me harás llorar mamita dijo con sus ojos aguados.

Michael condujo y llego a casa de Elena quien lo esperaba con una sonrisa.

Entro a saludar a quien pronto quería llamar suegra, sorprendido miraba embobado a la mujer que robaba sus pensamientos.

Con alegría fue recibido y con un se cuidan se marcharon.

Durante el camino conversaron de todo un poco, dejando a un lado los nervios.

Estas hermosa le dijo sin apartar su mirada una vez estaciono el auto.

Elena no pudo evitar sonrojarse y contesto tu igual, generando que Michael sonriera más.

Bajo del auto y le abrió la puerta como el caballero que es, ingresaron al hermoso y acogedor restaurante.

Los condujeron a la mesa, Michael corrió la silla para Elena.

Después de ordenar y tomar una copa de vino.

Michael se animó y dijo Elena tú me gustas, en realidad no, no es la palabra correcta tú me...

No termino de hablar porque el camarero llego con la orden.