En el inicio de este oscuro invierno Verónica se encuentra en estado de shock al observar a su novio con una mujer, pero no es cualquier mujer esa mujer es su madre.
- Qué hiciste madre?
- no es lo que crees Verónica, Lucas solo está aquí para hablar contigo quiere que lo perdones por haberte ignorado tanto tiempo.
- Verónica. .
- no digas nada Lucas, llevo más de media hora en la puerta escuchando todo lo que pasa en el interior de esta habitación y me quieren meter los dedos a la boca diciéndome todas esas ridiculeces...
que Lucas la traicionara no le dolía tanto como que esa mujer fuera su madre, pero sin embargo ahí comenzó a entender de Por qué su madre cada rato le insinuaba que terminara esa relación, ahora todas las cosas comenzaron a tener sentido su madre quería ese hombre solo para ella y si así lo quería lo iba a hacer.
- Mira madre si tú tanto quieres a Lucas Quédate con él.
- Verónica, tu madre solo me estaba aconsejnado.
no le importaba las explicaciones de él
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¿Quieres ser mi novia?
Derek no se animó a buscarla en el resto del día, aún sentía rabia de haberla visto al lado de Julián, pero tenía una sorpresa preparada. Así que mandó a su secretaria a que le diera el recado de que a las 6:30 él la esperaba en el parqueadero porque tenían un compromiso, así que no podía comprometerse con nadie.
- Qué raro.
- Sí, es súper raro el recado que te mandó mi jefe, pero sin embargo, yo cumplo con hacer lo que me dicen. Así que recuerda que tienes que esperarlo y no irte sin él.
Eran las 5 de la tarde cuando Derek le mandó el recado, así que solo tenía una hora y media para terminar sus labores y esperar a que su jefe saliera de la oficina. De cierta manera, también se sentía furiosa, pues en todo el día la había ignorado y no la quería recibir en su oficina, pero ahora resulta que tenía que esperarlo. No podía entender a ese hombre, un momento era buena persona y al otro era el mismísimo demonio, o esas eran las palabras de todas las personas que trabajan en la empresa. Aún no le había tocado esa pequeña versión de él.
El hecho de que la ignorara todo el día hizo que despertara más la inseguridad que sentía, pues aún tenía la incógnita de quién era la mujer que lo iba a acompañar a la casa de su madre. Pero prefirió ignorar eso y contenerse a no explotar frente a él. Siendo las seis y veinte, se dirigió al parqueadero.
- Buenos días, señorita Verónica, el señor Derek no se demora en bajar.
- Gracias. Oye, cuéntame, ¿llevas mucho tiempo trabajando para él?
- Sí, señorita.
- Así que lo conoces bien, podrías contarme si él ha tenido alguna pareja que tú digas ¿que él jamás podría olvidar a esa persona?
El conductor estaba a punto de responder, pues jamás había visto a su jefe enamorarse de alguien, pero a lo lejos Derek le hizo señas para que se quedara en silencio.
- Si tú quieres saber algo de mi vida, me lo puedes preguntar personalmente.
Verónica se sintió atrapada, miró fijamente al conductor tratando de pedirle ayuda, pero a él solo le causó gracia.
Te ha tragado la lengua, los ratones.
-No, era solo curiosidad, pero olvídalo.
OK, cuando quieras saber algo de mí, tienes que dirigirte directamente a mi persona para conocer la realidad. Porque por terceras personas, lo único que vas a escuchar son chismes y rumores, no la verdadera versión.
Lo tendré en cuenta.
Se subieron al auto en silencio. Pasó más de media hora para que llegaran al lugar. Verónica ya se sentía impaciente porque se encontraban saliendo de la ciudad. El lugar era muy bello, pero sentía curiosidad por saber a dónde iban. La única respuesta que recibió de Derek era que disfrutara el paisaje. Por más que le insistía que le dijera dónde iba, su única respuesta era que si le decía podría arruinar la sorpresa. Al entender que era un pequeño detalle de él, se quedó en silencio y comenzó a disfrutar del viaje. Pues habían pasado por el campo y pequeños árboles y rosas se encontraban por doquier, haciendo que el paisaje vislumbrara más de lo bello que era. A lo lejos pudo observar una pequeña cascada, cosa que la emocionó y se lo propuso a Derek, que si llegaban a tener tiempo algún día irían a conocer aquella cascada.
- Tal vez mañana en la mañana lo podríamos hacer porque estamos saliendo de la ciudad y no vamos a regresar el día de hoy. Tendremos que hacerlo mañana.
- Perfecto.
Parecía una niña emocionada que se alegraba por cualquier pequeño detalle. Eran las 9 de la noche cuando llegaron a una pequeña cabaña. Derek tomó su mano y la dirigió al interior de la cabaña. Allí se sentía paz y tranquilidad con la brisa de la playa. El lugar era armonioso.
- Divino ese lugar, pero ¿aquí vamos a trabajar?
- En realidad no venimos a trabajar. Te mandé el recado de esa manera para que los empleados no se imaginaran otra cosa, pues ya sabes que todos desconocen que vivimos en la misma casa. Así que podrían despertar rumores.
- Tienes razón, significa que hemos vivido de paseo...
Sin pensarlo, la tomó de la mano y se dirigieron a la playa. En ese instante, sus cuerpos sintieron un escalofrío, pero ninguno se animó a soltar la mano del otro. Se sentían bien con esa sensación.
- Sí.
Ya en la playa, llegaron a un pequeño pícnic que había preparado con anticipación Derek. Se sentaron juntos en la playa a mirar las olas del mar. En su interior, Derek batallaba consigo mismo en qué momento le pediría que se convierta en su novia. Tenía que hacerlo oficial y después de que ella aceptara, lo anunciaría por todos lados para que ningún hombre se le acerque a ella. Entre ellos se encuentra Julián.
- Verónica, sabes que has estado a mi lado durante mucho tiempo y no sé qué hiciste ni cómo, pero desde el primer instante en que te vi en aquel árbol, has invadido mi corazón. Hoy te he traído a este hermoso lugar para pedirte que seas mi novia. No te voy a pedir en este momento que te cases conmigo, porque primero necesitas conocerme y pensar si soy la persona indicada para estar a tu lado por el resto de tu vida. Así que, Verónica, ¿quieres ser mi novia?
Estaba tan emocionada que no podía contenerse. Podía imaginarse muchas cosas, pero nunca pensó que él le pediría que fuera su novia.
- Sí, Derek, en este momento siento que estoy soñando. No me cabe en la cabeza todas las palabras que salieron de tu boca. En realidad, lo mismo me ha sucedido, solo que tenía miedo de decírtelo y llegar a perder la pequeña amistad que estábamos conformando.
Charlaron un poco y entendieron más las cosas de lo que entendían el uno hacia el otro. Cuando Derek le dijo que le iba a presentar a su madre ese día en la tarde, se llenó de emoción, pues aquellas ideas que la estuvieron invadiendo en la cabeza fueron solo miedos que no le dejaban ver más allá.
Derek = Edwin.
Lucas = Derek.