Una Segunda Oportunidad

En ese momento que sentí la puerta que se abría, agarré al emperador y lo tiré encima de mí. Al estar medio agachado, perdió el equilibrio, terminando encima, solo cerré los ojos, sentí como apoyó su frente con la mía y me susurra

-Vas a deberme por varias vidas, niña-

-Perdón, perdón, juró que trabajaré para compensarte-

-Tomo tu palabra niña-

Se escucha detrás de nosotros al príncipe

-¡Tío!-

-Por favor príncipe, le dije que su tío estaba ocupado-

-Perdón tío, necesitaba hablar contigo-

El emperador, sin moverse de encima, teniendo la delicadeza de no tocar donde estaba lastimada, le contesta con una voz aterradora, que me hizo poner los pelos de punta

-Sobrino creo que no eres ciego, tus asuntos pueden esperar. Gabriel sácalo de aquí, si alguien más entra, tú perderás tu cabeza-

-Si su majestad-

Acto seguido se escuchaba como el príncipe era arrastrado fuera. Cuando se cierra la puerta, el hombre pega un salto y se vuelve a parar

-Bien niña, ¿Cómo me vas a pagar?-

-Mmmm.. ¿Qué desea su majestad?-

-Tengo todo ¿Qué puedo querer?-

-Mmmm.. Si pudiera tratar su enfermedad ¿qué haría?-

-¿Eres una charlatana más o quieres aprovecharte por los rumores?-

-No, si me deja comprobar algo, solo necesito su muñeca por unos segundos. ¿Qué tiene que perder? Si acierto, se salva, si no por lo menos esta bella chica pudo tocarle su muñeca-

-¿No tienes miedo a la muerte no?-

-Por favor, hoy es el día más vergonzoso de mi vida, no solo le tape la boca, lo golpeé, lo tiré encima de mí… creo que morí un mínimo de tres veces, no tengo nada que perder-

-La niña loca que está detrás de mi sobrino quiere curarme-

-Uno comete errores en la vida-

-¿Mi sobrino es tu error?-

-Nunca me gustó su sobrino, solo me gusto el título de princesa heredera, pero me di cuenta, que hay cosas más valiosas que un simple título-

-¿Qué es lo que más le importa en esta vida?-

-Mi familia, sin duda alguna-

-Bien, te daré el beneficio de la duda hazlo-

Se sienta a mi lado y extiende su mano, tomo su muñeca por un largo rato. Como pensaba…

-Bien, tengo buenas y malas noticias-

-Dime…-

-La buena que el veneno que tiene en su cuerpo se puede limpiar-

-¿Veneno?-

-Sí, tiene un veneno que se nota que fue suministrado durante mucho tiempo, todavía tendría que hacer un par de pruebas con un poco de su sangre, pero es un veneno que si se lo dan durante muchos años en dosis pequeñas no nota que se intoxica, tiene mareos, náuseas, vómitos, dolores abdominales, muerte temprana y ah problemas allí abajo…-

Señalaba su entrepierna

-¿Cómo te atreves?-

-No se enoje hombre, que tiene solución, ya me preguntaba, cómo no hubo reacción, al tener a semejante mujer en su cama-

-Los rumores no te hacen justicia-

-No sabía, que el emperador escuchaba rumores-

-Todo llega a mis oídos, lo que me hace preguntarme ¿Cómo sabe de medicina?-

-Lo estudié en secreto, soy más lista de lo que parezco-

-¿No me digas?-

-Solo aparentaba… -

-Cuál es la parte mala ¿entonces?-

-El tratamiento va a ser largo y si bien puedo empezar, ya que las hierbas que se necesitan son fáciles de encontrar, la última parte se hace con una mala hierba que solo crece en la montaña… Tengo que investigar en dónde la puedo encontrar… Por esto, tendrás que mantenerme cerca el tiempo necesario, para poder tratarlo…-

-¿Cómo puedo confiar en ti?-

-No puedes, pero me ayudaste sin siquiera dudarlo… sabes que soy solo una dulce dama…-

Me quedó mirando con una ceja levantada, e hizo una mueca burlona

-Bien dulce dama, déjame ver tu abdomen-

-Oye, pervertido-

-Quiero ver que no estés muy lastimada, además sabes que no puedo hacerte nada… si te mueres ¿quién tratará de curarme?-

-Bien, pero dame algo de ropa tuya para taparme, el vestido este es demasiado problemático-

Se dirigió al ropero y me tiró en la cara su ropa, unos pantalones y una camisa

-Cámbiate-

-Sal-

-No puedo, mi sobrino debe estar allí esperando para saltar encima de mí y tratar de ver quién eres-

-Voltéate-

-Bien-

Mientras me quitaba el vestido, lo cual era misión imposible para mí, pues no podía desatar la parte trasera, como demonios lo atan tan bien…

-Oye niña, ¿necesitas ayuda? Me aburro aquí parado-

En el momento que logré desatar esos nudos y levantarlo, pegué un pequeño grito, me dolían mis costillas… en ese instante él se giró y me encontró en mi ropa interior sexi, de encaje negro

-¡No mires!-

-Wuau, sin palabras, simplemente me dejas mudo-

-¡Date vuelta!-

Le revoleé mi vestido, se sintió bien que se quede sin palabras cuando vio mi cuerpo, me sentía feliz, pero no lo iba a demostrarlo.