Siempre he creído que contaba con una familia unida y llena de amor. Sin embargo, un día la desgracia se presentó en mi vida. Fue en ese momento cuando todo cambió y la tragedia me llevó lejos del amor de mi vida. Este doloroso acontecimiento me abrió los ojos y me hizo darme cuenta de quienes eran realmente mis verdaderos enemigos, aquellos que siempre habían estado a mi alrededor, ocultos tras una falsa fachada de cariño y apoyo.
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Episodio 12
●Inés: Estos despreciables rufianes me llevaron a una cueva oscura y tenebrosa, donde me sometieron y abusaron salbajemente y dandome un trato inhumano. En medio de mi desesperación, suplicaba que me dejaran ir, pero ellos solo se reían de mí, burlándose de mi sufrimiento. Uno de ellos, al que llamaban tuerto, se acercó a mí y, con una sonrisa cruel, me miró fijamente y me dijo que debía disfrutar del regalo que me habían enviado. Después de que terminaron de hacer lo que quisieron conmigo, me arrastraron sin compasión hasta un barco pirata, donde me encadenaron, privándome de toda libertad.
●Felipe:angustiado, recorrí cada rincón en busca de mi pequeña, pero mi esfuerzo fue en vano. Por más que lo intenté, no pude hallar ninguna pista que indicara dónde podría estar. Solo logre encontrar una pulsera que le había regalado en su cumpleaños número 18; un objeto que, en ese momento, parecía estar cargado de recuerdos y nostalgia. La preocupación se apoderaba de mi, y pensamientos oscuros invadían mi mente, llenándome de temor al imaginar que algo terrible le hubiera sucedido a mi adorada hija. La madrugada se desvanecía y la mañana llegaba, pero mi búsqueda seguía sin éxito. Tras horas de desesperación y sin rastro alguno de mi hija, me vi obligado a regresar a San Calletano. Allí, decidí convocar a los sirvientes con la esperanza de que su ayuda pudiera ser la clave para encontrarla. Con el corazón en un puño, me apresure para reunir a todos, decidido a no parar hasta dar con el paradero de mi pequeña, Al llegar, me di cuenta de que Manuel se encontraba en una situación extremadamente grave. Los médicos me informaron que, aunque lograra recuperarse, su vida no volvería a ser la misma, ya que quedaría con una invalidez permanente. Esta noticia fue un duro golpe para su madre, quien, desgarrada por el dolor, no sabía cómo afrontar lo que estaba sucediendo. Además, las desgracias se acumularon de manera abrumadora, puesto que el padre de Manuel había fallecido en un trágico accidente. Regresaba a casa cuando el barco en el que viajaba fue tragado por una feroz tormenta, y lamentablemente, no hubo sobrevivientes. Así pasaron varios días sin recibir ningún tipo de noticias sobre mi hija, hasta que la realidad se tornó tan dolorosa que decidimos considerarla muerta.
●Ofelia:con el corazón roto, me lamento en voz alta: “¿Qué pecado tan inmenso hemos cometido ante Dios para que nos castigue de esta forma tan cruel? Mi querido hijo no ha despertado desde aquel horrible día. Además, su padre ha fallecido y, por si fuera poco, su prometida no ha regresado. Su hermana, Claudia, llegó de nuevo al pueblo tras la muerte de su padre y ahora me ayuda a cuidar de Manuel. Sin embargo, yo no he podido llorar como realmente se debe, por mi difunto esposo. Cuando mi hijo finalmente despierte, no sé qué le diré cuando empiece a preguntar por ellos. Mi pobre hijo, tan destrozado por esta tristeza.”
●Claudia: Estoy ocupada cuidando de mi hermano cuando, de repente, él abre los ojos. Sin pensarlo dos veces, salgo corriendo hacia donde está mi madre. Grito con entusiasmo: ¡Madre, venga rápidamente! ¡Mi hermano ha despertado y está preguntando por usted y por Inés! Luego, regreso a la habitación de mi hermano, sintiendo un profundo agradecimiento en mi corazón. Gracias a Dios por haberle dado la oportunidad de despertar.
●Manuel:miré a mi hermana y, con una voz ronca y algo entrecortada, le pregunté: ¿Qué haces aquí pequeña? ¿Dónde está mi madre? Necesito hablar con ellas, especialmente con Inés. ¿Cuánto tiempo estuve en la cama? Su tono reflejaba una mezcla de preocupación y confusión, mientras buscaba respuestas a sus inquietudes.
●Claudia: No te preocupes, hermano. Nuestra madre está en camino para venir a verte. Pero por favor, no hagas grandes esfuerzos. Ven, déjame ayudarte a acomodarte. Has estado dos semanas en un profundo sueño y es un verdadero milagro que hayas abierto los ojos. No puedes imaginar la felicidad que sentimos en este momento.
●Ofelia: Hijo, mi querido hijo, ¿cómo te sientes? Me lanzo hacia él y le doy un abrazo. Mi pequeño Manuel, no sabes lo feliz que me haces. ¿Tienes hambre, mi amor? Dime qué deseas y haré lo que sea por ti.
●Manuel: Madre, por favor, tranquilícese. ¿Dónde está Inés? Quiero verla, envíela a buscar. ¿Por qué tiene esa expresión en su rostro madre? ¿Qué es lo que está sucediendo? Hable ya, le grito. Con mucho dolor, me siento en la cama e intento ponerme de pie, pero no lo logro.
●Ofelia: Hijo, por favor, cálmate. Aún te encuentras muy mal y no quiero que te esfuerces más de lo necesario. Lamentablemente, no puedo traerte a Inés, porque desde aquel trágico día no hemos logrado localizarla. Sé que esto es muy doloroso y difícil de aceptar, pero su padre ya ha asumido que ha muerta porque todo este tiempo la busco pero nunca tubo resultados positivos. Han pasado dos semanas sin que tengamos noticias de ella; solo se encontró su pulsera. La gente comenta que pudo haber caído al río y que se ahogó. Necesitas ser fuerte, cariño, por favor.
●Manuel: No, por favor, no diga eso madre ,Inés está viva, estoy seguro de ello, ¿por qué no la están buscando todavía? Ella sigue con vida. Siento cómo las lágrimas comienzan a brotar de mis ojos, y un profundo dolor en mi pecho me oprime, dificultando mi respiración. De repente, la presión se vuelve insoportable y caigo desvanecido al suelo.
PRESENTE
●Inés: Llegamos a tierra firme y encontramos una vieja casa abandonada donde Jimena y yo nos estamos quedando. Es muy difícil conseguir trabajo, y cuando nos ven, quieren vendernos como esclavas a esos nobles asquerosos que solo nos quieren para tener sexo y eso nunca lo permitiré. Ya han pasado dos semanas sin poder comunicarme con mi familia seguro que estan sufriendo por no saber de mi. Ahora Jimena está buscando comida para hoy, pero hace bastante tiempo que se fue y no ha regresado. Será mejor ir a buscarla, Entré en el denso sendero lleno de arbustos y la vi a lo lejos, así que le grité: '¡Jimena, amiga, aquí estoy!', pero vi que varios hombres venían a caballo detrás de ella.