Cosecha De Pasiones

Alonso y Leonardo compartieron una mañana ocupada trabajando en el campo, supervisando las uvas y ocupándose de las tareas necesarias en el viñedo. A medio día que el sol ascendía en el cielo, su trabajo llegaba a su fin y regresaban a la casa.

Al llegar, se encontraron con la sorpresa de que Emma estaba en la sala de la casona, esperaba a Alonso, algo que los tomo por sorpresa. Leonardo percibió la tensión en el aire, decidió darles privacidad.

- Alonso, voy a revisar los documentos en el despacho. - dijo Leonardo para despedirse y dejar a Alonso y a Emma a solas para hablar.

- Emma, tú no deberías estar aquí - le dijo Alonso con un tono de voz muy serio y frío.

Emma se levantó y camino hacia Alonso. Y con un brillo de emoción en sus ojos se dirigió a él.

- ¿Por qué no?, tenía ganas de platicar contigo.

- ¿Con quién viniste? - le pregunto Alonso mientras su mirada se hacía más fría.

- Sola - le respondió con timidez Emma - en mi casa piensan que salí de compras.

- ¿Quién te dejó entrar?

- El ama de llaves, sabes, es una señora muy dulce. - le dijo con una sonrisa.

- Emma, creo que es mejor que te vayas. Y hagamos de cuenta que nunca estuviste aquí.

- Alonso - dijo mientras se acercaba a él - somos amigos, no tiene nada de malo que te visite.

- Después de lo que ocurrió anoche en casa de Francesco, no creo que podamos ser amigos. Creo que te lo deje claro.

Emma se acercó más a Alonso y puso sus manos en su pecho y con una sonrisa pícara le dijo.

- Si estás incómodo de alguien nos vea, podemos ir a tu habitación y platicar más privadamente.

Alonso tomó las manos de Emma y se las quito de encima, y dio varios pasos para atrás.

- Escúchame bien Emma, yo te estimo y es todos lo que recibirás de mí. Estimación. Pero aquí solo hay cariño, no hay amor. Entiéndelo.

- Pero tú y yo nos besamos anoche.

- No, no, no. Perdón, no te confundas, tú me tomaste por sorpresa y me besaste. Eso es muy diferente a lo que quieres decir. Ya quiero que le pares a este juego Emma.

- ¿De qué juego me estás hablando?

- Emma, no te estás comportando como esa mujer que conocí cuando llegue. Dulce, amable, tierna, tímida. Sé que estás enamorada de mí, pero eso no justifica todo esto que estás haciendo, entiende, que si sigues así lo único que vas a lograr es que te odie.

Emma comienza llorar, le duele escuchar todo lo que le está diciendo Alonso.

- Emma, me estás ocasionando problemas que no quiero. Yo no estoy enamorado de ti, ve y busca un hombre que te corresponda. Entregarle tu amor, tu vida, lo que quieras, Pero entiende que ese hombre no soy yo.

- Seguro que si yo fuera Sofía, no me tratarías así.

- No estamos hablando de Sofía, estamos hablando de ti, y de todas estas locuras que estás cometiendo. Entra en razón por favor.

- No me hables así, por favor - le dijo Emma entre lágrimas.

- Te tengo que hablar así, para que aceptes la realidad tal y como es. No quiero hacerte daño.

- Alonso, yo te amo.

- Pero yo no, y te voy a decir algo que va a ser muy duro para ti, pero a la que amo es a tu hermana, a Sofía. Y tú comportamiento no va hacer que yo cambie de opinión. Y ahora tu eliges, si quieres que convivamos como amigos o enemigos, pero nunca tu y yo seremos algo más.

Alonso, camino hasta la puerta, se volteó y le dijo a Emma.

- Por favor, ya vete de mi casa. No quiero más problemas.

Emma se seco las lágrimas y caminó hasta la puerta antes de salir, volteo y miro a Alonso con una sonrisa para después decirle.

- Hasta luego Alonso. Ha sido maravillosa esta visita y volver a verte.

Se dio la vuelta y se fue. Alonso cerró la puerta y tomo un gran suspiro. Luego llamo a todo el personal.

- Ya estamos todos, díganos para qué nos necesita señor.

Dijo la señora María.

- A partir de hoy está prohibido que la señorita Emma entre a esta casa, y menos si está sola.

- Lo lamento señor. No sabía que la señorita De Luca no podía entrar a la casa.

- No te preocupes María, Pero ya están todos notificados. Gracias y vayan a trabajar.

- Si señor - dijeron todos y se retiraron.

Alonso se fue al despacho donde estaba Leonardo.

- Alonso, ¿Ya terminó la visita?

- Está loca Leo, de verdad. No entiende que no la veo con ojos de amor. Ya les informé que está prohibida su estrada a la casa. No quiero problemas y malos entendidos.

- Bueno amigo, debes cuidarte, porque por lo que veo ella no se va a quedar tranquila así de fácil. Imagínate cuando se entere de que tú y su hermana son novios.

- Ni lo digas.

- Cambiado de tema, Alonso, ¿te molestaría si me quedo por tiempo indefinido?

- Claro que no, tú eres mi hermano. Te puedes quedar todo lo que quieras. Pero, ¿Y ese cambio? ¿Será por lo que pasó en la cena de anoche, esas risas entre Beatriz y el tipo ese?

- Pues si, no lo quiero cerca de ella. - dice con molestia.

- Estás loco, Leo, tú no quieres darle lo que ella tanto desea Pero tampoco quieres que sé lo dé otro.

- No sé que me ocurre, Pero hasta que no aclare mi mente, no quiero irme.

- Está bien, quédate todo el tiempo que quieras.

Terminaron de revisar los documentos y se fueron a almorzar.

En la Casona De Luca, Sofía entra a la habitación de Emma.

- Emma, hermana. ¿Quieres ir a cabalgar conmigo?

Pero no había nadie. Se asomó al baño y tampoco estaba.

Bajo y le pregunto a su papá si sabía dónde estaba Emma.

- Ella salió de compras.

- ¿Con quién?

- Creo que sola hija, ¿Por qué?

- Por nada papá, solo quería invitarla a cabalgar un rato.

Se despidió de su padre y salió.

Sofía se encuentra parada en la ventana del despacho mirando al jardín y perdida en sus pensamientos.

- Sofía, Sofía!!! - la llama Beatriz levantando la voz, ya que Sofía no reacciona.

Sofía sale de sus pensamientos sobresaltada.

- Bet, me asustaste.

- Amiga. Te he llamado varias veces, pero no salias de tu letargo.

- Estaba pensando en Emma y en su obsesión con Alonso.

- Sofía, lamentablemente a algunas personas el amor les roba la cordura. Y tu relación con Alonso, se sabrá tarde o temprano. Y no me quiero ni imaginar como se ponga Emma.