Mi Infierno... En El Infierno...

Willow:

(Escuchen- Adagio Amoroso, Jorge Avendaño)

Maella se fue aparcando en una tienda de vestidos de novia, respiré profundamente, sonreí de manera que sepa que estaba preparada para esto. La camioneta de Massimo con todas las personas de seguridad se fuero bajando, esperé unos segundos más pero la caballerosidad de Massimo no se demostraba en ningún momento. Abrí la puerta bajándome, él se acercó sosteniendo mi rostro entre sus manos.

Massimo: Deseo que tengas el mejor vestido para nuestro día.

Lo empujé sin querer escucharlo, Maella se acercó rodeándome de los hombros.

Maella: es la mejor tienda, escogerás hasta que te decidas.

Caminamos hacia la entrada, las puertas se abrieron cediendo nuestro paso, entré mirando por todos lados.

Asistente: Buenos días, han llegado al mejor lugar. Tendrá el vestido de sus sueños.

Pasé de largo sin prestar atención a las palabras de la mujer, me acerqué donde estaban colgados todos los vestidos los iba extendiendo uno por uno, los soltaba sin sentir esa emoción que cualquier novia pudiera sentir deseando su boda con ansias, sinceramente me daba cuenta que no era mi caso.

Maella: queremos el mejor vestido, no importa el precio.

Asistente: claro, tenemos un catálogo como para personas de su clase.

Willow: ¿Personas de nuestra clase? ¿Qué clase?

Maella y las asistentes que estaban a nuestro alrededor fijaron su mirada hacia mi. La chica sonrió caminando hacia mi, sostuvo mis manos haciendo que soltara el vestido que miraba.

Asistente: Personas con mucho valor capaz de pagar por estos modelos exclusivos. Solo quienes tienen el dinero suficiente para comprar uno de nuestros diseños son merecedoras de estar parados en nuestra tienda.

Arrebaté mis manos, no me gustaba la manera en que decía las cosas, por el contrario, me hacía sentir peor al escucharla. Ella miró hacia Maella que rodó los ojos, bajé la mirada caminando hacia otro lado, mis ojos me ardían en tener que contener las lagrimas. Las esperanzas eran menores y hablamos que mañana sábado estaría sentenciando mi propia vida.

Willow: Nadie es más que nadie solo por no tener el suficiente dinero para entrar a esta tienda.

Miré a la mujer donde mis lagrimas rogaba que no cayera, pero era inevitable, empezaban a caer, la mujer sonrió mirando hacia Maella.

Maella: Lagrimas de emoción, mañana se casa.

Rodé los ojos apartando la mirada, nos hicieron entrar en uno de los salones donde había muchas personas y jovenes que escogían muy felices sus vestidos. Nos sentamos donde varias de las mujeres que nos estaban atendiendo nos trajeron los catálogos. Maella los tomaba con una sonrisa de triunfo, me miraba sin decir nada, espero que sepa lo que estaba sintiendo.

Realmente, nada era igual, desde llegar a este lugar, las personas parecían sin sentimientos donde solo les importaba que se escogiera el vestido más caro.

Maella: Aquí hay muchos mira.

Maella me señalaba algunos vestidos, ella iba pasando página en página, pero no había ese ideal de conexión para decidirme por alguno, no lo iba a negar eran muy bonitos pero nada se comparaba a lo que era yo. Ninguno lograba captar mi esencia ni lo que podía representar.

Asistente: ¿Cuál le llevamos a probarse?

Maella: ¿Willow?

Reposé mis codos en mis piernas sosteniendo mi cabeza, apartaba mis lagrimas que recién salían con mis dedos.

Willow: Cualquiera. Lo puedes escoger Maella.

Maella: Nos permiten un momento.

Las chicas se apartaron, las miraba como me dirigían miradas mientras negaban con la cabeza, en este momento de mi vida solo pensaba que pasara algún milagro y que no hubiera la boda.

Maella: ¿ahora que?

Bajé la miraba jugando con mis pies a chocarlos, me sentía tan decepcionada y lo que anhelaba en este momento nadie me lo podía dar.

Willow: He dicho que puedes escogerlo.

Maella: Es para que lo uses en tu día especial.

Sonreí negando con la cabeza, respiré profundamente, no tenía ganas de hablar y hacer saber lo que estaba pasando por dentro de mi corazón, total para ellos solo tenía que cumplir con lo establecido para obtener los territorios de Massimo.

Maella: Willow, aun nos falta la luna de miel, los días que vas a estar fuera, tenemos que ir hacia el centro de recepción, todo te va encantar. Pero por Dios Santo.. quita esa mirada que nadie se ha muerto.

Levanté la mirada hacia ella, asentí con la cabeza, me acerqué a ella tomando el catálogo.

Maella: Quizá es muy pronto de casarte pero Massimo te quiere.

Rodé los ojos, me hervía la sangre que dijera eso, me puse de pie mirando con desafía, entreabrió sus labios sin apartar la mirada.

Willow: No, él no me quiere, soy su oportunidad maravilla de todos… durante estos días a medida que compartimos nuestro tiempo juntos, no puedo evitar reflexionar sobre nuestro futuro. Compartir nuestra vida es algo que anhelo profundamente, pero entiendo sus sentimientos respecto al matrimonio. Quiero que sepa que respeto su perspectiva y sus razones. “Nuestro amor” (haciendo señas de comillas con los dedos) es lo más importante para mí, más allá de cualquier título o formalidad. Sin embargo, también deseo discutir abiertamente cómo vemos nuestro camino juntos. Me gustaría explorar cómo podemos comprometernos de manera significativa, alineando nuestras expectativas y metas para el futuro. No hemos construido recuerdos maravillosos, y creo firmemente en nuestra capacidad para enfrentar desafíos y celebrar alegrías juntos que nunca llegarán. Mi intención al compartir mi vida con Massimo es fortalecer nuestra relación y encontrar una dirección que nos satisfaga a ambos. Estoy aquí para escucharlo y para compartir mis pensamientos, con el deseo de encontrar un terreno común que nos permita avanzar juntos hacia un futuro en el que ambos nos sintamos felices y realizados. Pero que sucede… que solo es una parte quien ve esa oportunidad.

Maella: Baja la voz…

Willow: NOOOO…. Quiero un hombre que sepa lo que quiera, que comparta, que manifieste amor, complicidad, aceptación y compromiso.

Maella miraba a todos los que se habían quedado atentos al escucharme, las novias que probaban sus vestidos podía ver sus miradas que al menos… al menos ellas eran capaces de comprender por lo que estaba pasando y esperando de la persona que quería.

Willow: quiero tener al hombre correcto que me llene cada uno de los poros de mi piel que signifique para mí más de lo que las palabras pueden expresar. El amor, los brazos que me cuidan y los susurros que me alientan. Para que formamos un gran equipo y porque somos mucho más que eso: que sea mi acompañante en la vida. En nosotros está la pasión de los amantes, la locura de los novios y el compromiso de los futuros casados. Él y yo seremos siempre niños, un poco adolescentes y, a ratos, de esos adultos que pecan de serios. Pero, ante todo, caminamos por el mismo sendero. Que sea el mejor colchón para mis caídas. Mi abrigo para el invierno. Un soplo de aire fresco en los momentos infernales. Mi sol y mis estrellas, las mismas que me llenan de vitalidad. Lo deseo, lo quiero como para invitar a pisar hojas secas una de estas tardes. Lo quiero como para salir a caminar, hablar del amor, mientras pateamos piedritas. Lo quiero como para volvernos chinos de risa, ebrios de nada y pasear sin prisa las calles. Lo quiero como para ir con él a los lugares que más frecuento, y contarle que es ahí donde me siento a pensar en él. Lo quiero como para escuchar su risa toda la noche, sus ruegos para decirme que quiere más en hacer el amor. Lo quiero como para no dejar ir jamás. Lo quiero como se quiere a ciertos amores, a la antigua, con el alma y sin mirar atrás.

Maella se acomodó en el sillón mirando a todos los que nos mantenían la mirada, abrió sus labios en señal que hablaría. Di varios pasos hacia ella quedando de cuclillas, sostuve sus manos cosa que se sorprendió. La miré con lagrimas en los ojos. Aunque sea que tuviera una oportunidad y me ayudara a que esa boda no se cumpliera.

Willow: Necesito casarme con un hombre que pueda contar conmigo. Con mi escudo, con mi espada y con toda mi caballería. Entre él y yo hay un idioma diferente, con palabras y frases especiales, construidas en exclusiva y con reserva especial, exclusivo de aquel que osa llevar el título de acompañante en la vida. Echarlo de menos muchas veces y muy pocas de más. Eso lo hace maravillosamente especial. Con ese hombre pienso, hablo, lloro, río, sueño y bailo al son de cualquier melodía. Somos nuestro pasado, nuestro presente y nuestro futuro. Somos perfectamente imperfectos. Solo él y yo sabemos estar distantemente juntos… Juntos somos perfectamente imperfectos, pero no porque no tengamos problemas sino porque hemos sabido resolverlos. Y es que el amor tiene sus altas y sus bajas temporadas… Por eso hay que disfrutarlo al máximo, trabajando juntos en superar nuestras crisis y nuestros enfrentamientos. Como es natural, no adoro todas sus caras. Ni siquiera adoro las mías, ¡menuda locura sería! Pero hay algo que no cambiaría por nada y es poder vivir a su lado cualquier expresión de la vida. Se enfada, me enfado y, en ocasiones, nos fallamos el uno al otro. A veces no cumplimos nuestras promesas como deberíamos, pero sabemos crecer juntos superando nuestras imperfecciones. Quiero ese hombre que me diga: Amor, tú me sujetas y yo me agarro a ti… Porque cuando me acarició me di cuenta de que había vivido toda mi vida con las manos vacías. Y mi voz y su voz. Y la niñez de mi interior. Esa ternura que solo tengo para él y para nuestros momentos. Los dos sabemos que si algo nos sostiene es la complicidad de los detalles diarios. En eso consiste el amor en pareja. Si su mundo se desmorona, viene al mío y lo reconstruimos. Si mi mundo se desmorona, voy al suyo y lo reformamos. Así es como esto funciona.

Tragó saliva apartando sus manos, le dio unos golpes en el sillón.

Maella: Todo eso lo tendrás con Massimo, él es uno de los mejores amantes que te llenará por completo. El tiempo es oro Willow.

Suspiré con tanto dolor, me puse de pie ya sin importarme nada, como dije, Maella no estaba para escuchar en nada de lo que pudiera hacer o decir, me senté mirando hacia ella, extendió los catálogos sobre mis piernas.

Maella: enfócate en esto.

Sostuve el catálogo, lo miraba empezando a pasar páginas hasta mi corazón dolía por no ser comprendido, apartaba mis lagrimas deteniéndome en una de las muestras, tragué saliva, pasando mis dedos sobre la foto.

Maella: ¿Ese te gusta?

Negué con la cabeza, señalé otro, luego otro marcando como 3, entregué el catalogo a las chicas que se fueron de inmediato para buscar el vestido.

Willow: ¿Te has enamorado Maella?

Maella: Por favor, amo a tu padre.

Willow: Eso no es amor.

Maella: Lo amo por que sé hasta donde llegan sus defectos…

Asentí con la cabeza… le sonreí viendo que hasta sus ojos se llenaron de lagrimas pero al ser una mujer dura, era incapaz de hacer sentir y hablar de lo que estaba sintiendo. Reposé mi espalda en el respaldo del sillón dejando de soporte mis manos.

Willow: ¿sabes? Una verdadera relación tiene ese punto que en psicología llaman aceptación. Es irrepetible y eso lo hace excepcional. Porque si perdiese mi tiempo en hacer juicios paralelos, no podría disfrutar con ese hombre del presente.

(Escuchen- Fuiste Tú, Ricardo Arjona & Gaby Moreno)

Levanté mi mirada hacia el cielo, una sonrisa se formó en mis labios mordiendo mi labio inferior, cerré los ojos soltando lentamente mi labio inferior.

Maella: ¿Qué tienes?

Abrí mis ojos mirándola, ella se sorprendió al mirarme, le sonreí volviendo a mirar hacia el techo.

Willow: No busco mis anhelos ni quiero que llenen mis vacíos. Somos personas completas y plenas. Cambiar y madurar junto al hombre que de verdad pueda amarme… es un placer infinito. No, no lo necesito, pero prefiero y elijo para disfrutar del paisaje. Porque el amor es eso, querer sin depender y sentir amando. Amar sin cárceles emocionales y con los límites que nos impone la casualidad. Por muchas veces que diga ‘te quiero’, siento que nunca son suficientes. Se convierte en una de las personas más importantes: eres mi acompañante en la vida. Eres una de esas prioridades irremediablemente satisfactorias. No voy a decir que antes de que llegaras yo estaba vacía, ni que rellenaras un hueco que faltaba en mí. Pero, lo que sí es cierto, es que me cuesta imaginarme una vida en la que tú no estés.

Maella: ¿De quien hablas?

Sonreí poniéndome de pie… di unas cuantas vueltas disfrutando esa imagen que tenía en mi cabeza, abracé mi cuerpo dando ligeros movimientos de cadera, llevaba un ritmo de deseo, ese ritmo donde mi cuerpo iba elevando de temperatura, extendí mi mano como si estuviera entregando mi mano a una pareja de baile, di vueltas abriendo lo s ojos mirando de abajo hacia arriba.

Willow: Me haces feliz todos los días y tu sonrisa es la fuente de energía más poderosa que he conseguido reunir. Por eso, no te quiero cambiar por nada, ni por nadie.

Maella: Willow…

Willow: Tengo que agradecerte tu paciencia conmigo, porque soy consciente de que a veces puedo llegar a ser una persona muy complicada. Con tu serenidad y tu mano, consigues traerme de nuevo al camino de la calma y de los pasos firmes. Tu apoyo ha sido, es y será vital para que pueda seguir adelante. Eres mi mayor inspiración y quiero que formes parte de mis decisiones y deseos. Dejemos que esto crezca sin límites ni techos, porque así lo concebimos desde el principio. Por eso, aunque a veces se me olvide decírtelo, te quiero. Te amo.

Entreabrí mis labios escuchando un pequeño susurro que llenó todo mi cuerpo sintiendo mi humedad en las bragas.

- “Eres mía, eres mi creación… Me perteneces”

Maella: Willooooow.

Respiré profundamente abriendo los ojos, bajé mis brazos viendo a la mujer con los vestidos en mano, me acerqué a ella tomando el primero. Se lo arrojé hacia Maella, di la media vuelta caminando hacia la salida.

Maella: Pruebatelo.

Willow: Ese será, con ese vestido me veré hermosa. Vamos que el tiempo es oro.

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