Gabriel Patel y Xavier Hudson son como hermanos desde siempre y cuando ambos hicieron una familia quisieron que sus hijos siguieran la misma línea.
Pero quizás esa no era una muy buena idea.
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Doce
Los días fueron pasando y el tratamiento del padre de Leicy comenzó con todo lo que se debía, a ella le informaron que el hombre había clasificado para una cura experimental que prometía mucho y por la que no tendrían que pagar ni una libra esterlina y las mejorías comenzaron a notarse enseguida, había sido una suerte que acudieran al médico con los primeros síntomas.
Al parecer todo estaba volviendo a la normalidad aunque Xavier seguía mirando a su muñeca de porcelana desde la distancia y lo que sabía de ella era por boca de Ernest que lo mantenía informado de su estado de ánimo.
Para el siguiente mes Gabriel había perdido nuevamente a su hada de ojos azules y tuvo que irse a Italia para recuperar a su amor y a su hijo y Xavier se vio en la obligación de ser otra vez el presidente sustituto de la empresa Patel.
Gracias a eso estaba más cerca de Leicy aunque no llegaba hasta ella y si debía ver algún asunto con su departamento le pedía a la buena de Carmela que se hiciera cargo para no estresar a su demonio teniendo que verlo.
Xavier ya había hablado con su padre y le había contado quien era ella y todo lo que le estaba pasando, no tuvo más remedio pues el pobre hombre casi muere cuando vio un extracto del banco emitido a nombre de la consulta del doctor Samuel y creyó que su hijo estaba enfermo como su pobre madre.
Y allí estaban los dos, padre e hijo hablando dentro de la presidencia Patel pues Henry había venido para ir a almorzar juntos y de paso ver si podía conocer a la chica de los rizos de fuego.
- Señor Hudson- la puerta del despacho se abrió de repente de un tirón y apareció una agitada Carmela, parecía que la mujer había estado corriendo.- Acaban de llevarse a Leicy en una ambulancia.
Xavier se puso de pie y sintió que su mundo se detenía.
- Dice la recepcionista que cuando salía a comer le dio un desmayo y como no volvía en sí llamaron a la ambulancia.
Xavier no decía nada, era como si no comprendiera de lo que hablaba la secretaria.
- ¿Sabes a donde la llevaron?- preguntó Henry pues vio a su hijo ido.
- Me dijo la chica que al St Thomas.
- Vamos hijo.- le dijo tomando su mano para hacerlo reaccionar- Gracias Carmela- habló a la mujer y ambos hombres salieron rápidamente.
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- Señorita quisiera saber de una persona que trajeron aquí hace un momento. - se dirigió Xavier a una chica vestida de enfermera sentada detrás de un ordenador.
- Me dice su nombre.- la chica lo miró deslumbrada y pensó que Xavier era muy hermoso.
- Leicy Scott. - le contestó.
- ¿Es familiar?
- Soy su esposo.- y al contestarle a la enfermera se le marchitaron los deseos escuchando que aquel espécimen tan apetecible estaba casado.
- Aquí está, Leicy Scott, ya salieron algunos de los análisis que le practicaron y no se debe preocupar, según el reporte todo lo que le sucedió es causa de su embarazo.- la mujer quiso congraciarse con el apuesto hombre y le soltó todo el informe aunque esa no fuera su función.
- ¿Voy a ser padre?- la mujer vio a Xavier cambiar de color y como el hombre que estaba a su lado lo sujetaba.
- Hay Dios, ahora si me quedé sin trabajo.- dijo para sí la indiscreta mujer poniéndose de pie para ayudar a sentar a el joven.
- No se preocupe, no va a perder el trabajo, con esa noticia me ha hecho el hombre más feliz del mundo.- le comentó él cuando ya estuvo más repuesto.
Un rato después Xavier entraba en una habitación en la cual estaba acostada en una cama Leicy con una aguja en su brazo.
- ¿Xavier?¿ Qué estás haciendo aquí?- lo interrogó, cuando despertó le preguntaron si quería avisar a alguien y ella dijo que no, no quería preocupar a sus padres y lo último que pasó por su mente fue que aquel hombre se apareciera allí.
- Vine a buscar a mi mujer y a mi hijo para llevarlos a nuestra casa cuando el médico los deje irse.
Le contestó desde la puerta y Leicy abrió los ojos como platos, no necesitó preguntar de que hijo hablaba, hacía unos días que no se sentía bien y su menstruación no había llegado ese mes, pero después de la sorpresa vino el sentimentalismo y los ojos de la chica comenzaron a llenarse de agua.
- No llores por favor, Leicy mi amor, reacciona, vamos a darnos una oportunidad. - él corrió hasta la cama y pegó su frente a la de ella- Por favor mi amor, déjame hacerte feliz, ya verás que todo va a salir bien.
- ¿Y si no es así? ¿Que va a pasar si un día te das cuenta de que no somos iguales?- le preguntó entre lágrimas.
- Te prometo que cada día de mi vida lo voy a dedicar a que creas en mi y en mi amor, tú y yo no seremos nunca diferentes si lo que tenemos aquí dentro.- le dijo tocándose el pecho- Y lo que sentimos el uno por el otro es lo mismo.
Xavier comenzó a dejar pequeños besos por donde iban corriendo las lágrimas de la chica hasta que llegó a su boca, entonces se apoderó de ella como había venido soñando con hacerlo desde hacía muchos días.
- Por favor, no me tortures más, te necesito, no sabes cuanto.- le dijo al separarse de la chica y la vio sonreír, entonces supo que ya nunca podría estar lejos de ella.
me quedo sin palabras
excelente la novela
un ejemplo para las mujeres
saber que pueden reconstruirse siempre. solo es querer hacerlo y tener amor propio
cada quien en su lugar
felicitaciones a la autora