Venciendo El Pasado

Ese consultorio quedó en silencio, solamente se escuchaba el sollozo de Melimar, Mervin y Maried.

Pero la señora bonita tenía necesidad de desahogarse, ya que nunca lo había hecho con nadie desde el momento del suceso.

Continuó: "Esa llamada me tumbó, caí al piso porque las piernas perdieron su fuerza y no me respondían. Allí, comencé a gritar desesperada. Mi esposo y mi hijo salieron desesperados, al escucharme, pero no entendían lo que estaba pasando. A mí no me salían las palabras, únicamente quería gritar, quería que la tierra se abriera para tragarme, quería desaparecer, morir. Mi esposo me quitó el teléfono, que aún lo tenía en la mano y al hablar le respondieron y le informaron también a él, la tragedia de nuestra niña. Él tampoco podía contenerse, pero despidió la llamada y le tocó contarle a mi hijo. Maried, ese día, fue el peor de nuestra vida. Hasta ese instante habíamos sido una familia feliz, pero la tragedia que vivimos por culpa de un borracho que mató con su carro a la luz de nuestros ojos, nos cambió la vida... nos mató".

Ese relato fue demasiado doloroso y Maried pensó rápidamente, que toda su vida, a pesar de lo difícil que era y del hambre, trabajo, esfuerzo y sacrificio que había vivido, no era nada en comparación con el sufrimiento de aquellas personas.

Ella se levantó llorando y le dijo: "señora bonita yo puedo darle un abrazo?" Al escucharla Melimar, extendió sus brazos y se unieron en un abrazo 🫂 interminable. Un abrazo en el que Maried le demostraba su apoyo, a pesar de no conocerla.

Pasados unos minutos, la paciente se sentía un poco más tranquila. Secó sus lágrimas, tomó la mano de su inseparable esposo y le preguntó: "¿Qué años tienes? Cuándo es tu cumpleaños? ¿Tienesfamilia? Con quién vives?

Maried comenzó a responder:

Tengo 20 años, estoy cursando el 3er año de Medicina, me encuentro en la rotación de la materia Clínica en éste hospital, mi cumpleaños es el 15 de agosto, si tengo familia y vivo con ellos: mi papá se llama Eudin, mi mamá es Zaydana. Tengo cinco (5) hermanos que se llaman: Ernesto, Vicente, Santiago, Camila y Bárbara.

Cuando la señora escuchó que la hermana de Maried se llama Camila se sonrió y le dijo, hoy es 12 de agosto, sólo faltan tres (3) días para tu cumpleaños. ¿Tú aceptas un regalo de nosotros ese día?

Ella sonrió y le respondió: "si eso hará que usted se sienta mejor, si, lo acepto".

La paciente le pidió un número telefónico, ella se sonrojó y le respondió que no tenía. El señor le dijo: "no tienes teléfono? Y qué joven de ésta época no tiene uno y mucho más, si es estudiante?

Maried les hizo saber que su condición económica era un poco escasa y que cuando lograban encontrar dinero, siempre había prioridades. "Ya saben, dijo, somos una familia muy grande y todos mis hermanos estudian".

Los esposos se miraron y no dijeron nada. Danos entonces tu dirección, ella respondió: "vivo un poco retirado, en una casa modesta, pero allí siempre serán bien recibidos".

Se despidieron y se fueron.

Esos días fueron como siempre: rotación en el hospital, clases en la universidad y ya era una experta abriendo historias médicas.

Llegó el sábado 15 de agosto. Ese día estaba cumpliendo 20 años, pero ya tenía meses diciendo que los tenía. Como no tenía ni clases, ni rotación hospitalaria, decidió levantarse más tarde para descansar.

A las 8 todos sus hermanos se metieron a su cama para felicitarla. Le cantaban el cumpleaños, la besaban, la abrazaban, se subían encima de ella riendo y jugando. Ella no cabía de la felicidad porque los amaba profundamente a cada uno de ellos. La hicieron levantar para que comiera el desayuno que le habían preparado.

Se levantaron y juntos, fueron al comedor. Allí encontró un plato en el que había pan tostado, mantequilla y queso, ya que no tenían nada más. También había una taza de café sin azúcar, porque se había terminado. Pero a la cumpleañera, el hecho de estar con su familia, era causa suficiente de felicidad.

Al rato llegaron Pili y Wendy y le llevaron regalos. Pili le entregó una bolsa decorada que contenía una blusa y un pantalón. Wendy por su parte le llevó una caja envuelta, al abrirla encontró un par de zapatos deportivos del color del uniforme.

Todos estaban felices. Ellas eran muy sencillas y también se sentaron a la mesa a comer pan tostado, con mantequilla y queso y café sin azúcar. Cuando lo degustaron arrugaron la cara, pero aún así no lo despreciaron, ni hicieron sentir mal a Maried, se lo estaban tomando entre risas y carcajadas y en ese momento, llegó la mosquetera que faltaba: María, la cual llegó acompañada de sus padres. Al verlos quedaron atónitos, imagínense, el Decano de la Facultad de Medicina estaba en la sala de esa humilde vivienda. Igualmente los recibieron con alegría, agradecimiento y mucho amor.

Maried les ofreció pan tostado con mantequilla y queso, ya que era lo único que tenía. Ellos aceptaron, pero inmediatamente, el Decano le dijo, "ya va, traeré del carro, todo lo que queremos compartir contigo y tu familia".

Y así fue. Él se llevó como ayudantes a Ernesto, Vicente y Santiago, los hermanos de Maried. Cuando regresaron traían sandwich con jamón y queso para todos, galletas, bandejas de salami, paella, ensalada, pan, refrescos y por supuesto una hermosa y gigante torta.

¡Todos aplaudían felices y gozosos y Zaydana, la flamante mamá de Maried, lloraba de alegría, al ver cómo todos querían a su hija!

Reían, comían y cuando ya estaban la mamá de Maried y la mamá de María sirviendo el almuerzo para todos, sucedió algo. Alguien estaba llamando a la puerta. Tocaban con mucha insistencia. Camila, la hermana de Maried, corrió a abrir y a que no puedes creer quién estaba allí, afuera de la casa? Y con qué? Camila no entendía, porque no reconocía a nadie, pero no se habían equivocado, era esa casa la que buscaban ese día.

Quién crees que estaba visitando ese humilde y caluroso hogar?