ACELDAMA

La familia de la Vega se dio de cuenta que lo sucedido había sido provocado por sus peores enemigos, no tenían pruebas para culparlos ante la ley así que solo les tocó dejar pasar aquello y volver a levantarse de esa gran pérdida.

Y tal y como Raúl se lo pidió a su hermana, ella le dio esa oportunidad a Beto, todos los días él tenía detalles con ella y eso cada vez iba haciendo que ella dejara su pasado y construyera un futuro con su esposo.

Pasaban los meses y el embarazo era más notable, María pasaba la mayor parte del tiempo en cama, había prometido cuidarse para que su bebé llegara al mundo, no había tenido aún una noche de pasión con Beto, él aunque la deseaba no le tocaba el tema, él también tenía miedo de que si eso ocurría, podría lastimar a su bebé.

Bernardo cada vez estaba metido en el trabajo, no quería estar en casa, Prudencia era cada vez más insoportable, le hacía escenas de celos en la empresa, ella no se cuidaba y aún no salía embarazada, Bernardo deseaba un hijo, tenía la esperanza de que eso cambiara un poco a su mujer.

_ debemos hacernos un chequeo, no sé porque aún no sales embarazada.

_ está bien, agendaré una cita.

Y así fue, fueron y se hicieron los exámenes pertinentes, y resultó ser que Prudencia era estéril, fue un duro golpe para la familia, más que todo para la chica, Bernardo pasaba del trabajo a un bar y de allí a la mansión, la noticia le había afectado mucho, en ocasiones pensaba en María, deseaba que el bebé fuera de él, la extrañaba.

Prudencia, estaba deprimida, pasaba las noches llorando, y por el día no salía a ningún lugar.

_ Vamos mi amor puja,

_ señora González, un poco más, vamos que usted puede. María lo intentó una vez más y de pronto se escuchó un llanto que inundó la habitación,

_ es una niña. Dijo la doctora

_ escuchaste mi amor, es una princesa, nuestra bebé.

_ si mi amor, nuestra, quiero verla

La doctora se la puso en el pecho, y ella besaba a su bebé, las lágrimas salieron de los ojos de ambos padres.

Bernardo fue informado del nacimiento de la pequeña, esa noche como de costumbre se fue a beber, después de varios tragos, se fue a casa, Prudencia estaba sentada junto a la ventana, observada el cielo estrellado, cuando la puerta se abrió, allí estaba su esposo pasado de copas.

_ como siempre bebiendo

_ Cuál es el problema?

_ haz lo que se te pegue la gana, ya ni me importa

_ claro que no te importa, eres una inútil que ni hijos me puedes dar

_ cállate maldito desgraciado,

_ no sirves para nada, me hubiera casado con María ella si pudo darle hijos al maldito de Alberto González, él me la quitó y ahora estoy aquí con una mujer que ni sirve en la cama, ni para dar hijos.

Prudencia se levantó del sillón y le propinó una bofetada a Bernardo, él levantó la mano para pegarle, pero por un momento se detuvo, y se sentó en la cama.

_ no puedo creer lo que escucho, que clase de hombre eres, o sea que tú te metiste con María Mendiola?

_ sí, si eso es lo que quieres saber, si, es toda una mujer, fue mía antes de ser de Alberto, Feliz?

_ no quiero escucharte, te odio maldito.

Prudencia salió de la habitación que compartía con su esposo, fue a otra habitación, se encerró y comenzó a llorar, las palabras de su esposo le habían dolido mucho, quería olvidar, pero esa era la realidad.

El tiempo seguía avanzando y todo seguía igual o peor para Bernardo y Prudencia, ya casi no se hablaban, la familia de la Vega una vez más se recuperó, gracias a la ayuda del gobernador, suegro de Bernardo.

_ y la nena?

_ está con la tía Carmen en el jardín

_ ya han pasado cinco meses desde el nacimiento de nuestra pequeña Aitana, como pasa el tiempo tan rápido. Beto le hablaba muy cerca a María, esto provocaba que la piel de la hermosa María, se erizara.

_ si, muy rápido. dijo con voz temblorosa

_ que te parece si empezamos a hacer un hermanito para nuestra hija. María abrió los ojos de sorpresa.

_ está muy pequeña, quiero disfrutarla un tiempo más

_ eso quiere decir que si podemos practicar, sin hacer el bebé. Ambos rieron, las manos de Beto se tornaron juguetonas, acariciaba el cabello de su esposa, tocaba delicadamente el rostro de la chica, ella al sentir tal contacto serró los ojos, Beto tomó valor y unió sus labios con los de su esposa, ella se dejó llevar.

Él se había ganado su corazón, pero aún no tenían un contacto físico, estaban solos en su habitación, así que aprovecharon el momento, Beto, besaba a su esposa con mucha pasión, la deseaba, necesitaba hacerla suya.

El hombre guapo y sexy, comenzó a desvestir a su esposa con delicadeza, la acostó en la cama, el quitó su ropa ante la atenta mirada de María, ella al verlo sin nada puesto, mordió su labio, lo deseaba tanto, él le había demostrado cuánto la amaba, y ella poco a poco iba dejando el pasado atrás, Bernardo ya no le provocaba nada.

Esa tarde, Beto y María se entregaron por primera vez como esposos.

_ eso fue maravilloso. Dijo María, lo que Beto le había hecho no lo sintió nunca con Bernardo a pesar de que fue el primero.

_ me encantas María, te amo y te voy a amar toda mi vida, sé que no es el momento ni el lugar, pero quiero pedirte que nos casemos por la iglesia, quiero que seas mía ante Dios. María derramó algunas lágrimas, ese hombre sabía cómo hacerla feliz.

_ si, si quiero casarme contigo.

Beto la abrazó y comenzó a darle besos, volvieron hacer el amor, pasaron la mayor parte de la tarde encerrados, entregándose al amor.

Las cosas marchaban muy bien para la familia González Mendiola, cada vez estaban más unidos, Beto cada vez que tenía oportunidad le hacía el amor a su esposa.

Bernardo y Prudencia, trataron de intentar recuperar la relación, tanto que decidieron adoptar, Prudencia había visto a un hermoso bebé de siete meses, era un hermoso rubio, con ojos color miel, ella apenas lo vio se enamoró de él pequeño, Bernardo también sintió el deseo de llevar al bebé a casa, su nombre era Asher de la Vega.